135 La gran Roma.

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Jakku era lo único que separaba a Armane del coliseo romano. Se enfrentaría con Delian, y posteriormente con un tal Mirio, eran los favoritos para llegar a convertirse en gladiadores.

Armane había oído algunas cosas de este par sanguinario, eran duros y habían abatido a todos, su pase para la final era ponerle fin a la vida de Delian así que entrenaba bastante tiempo.

Ya que estaban a una ciudad de Roma, Armane conoció al gran amor de su amo, Mirtaga. Era una mujer mayor como su amo, con cabello castaño y bastante amable.

—Es un gusto para mí conocerla.— Respondió Armane con una inclinación cortés.

—El gusto es mío Armane, eres un joven excepcional.— Sonrió.— He seguido su progreso.— Tomó la mano de Rorteo.

El chico sabía que muy probablemente seguía el progreso de el camino del mismo Rorteo, pero sus palabras le alegraron el corazón.

—Tienes todas mis bendiciones para que salgas victorioso de la arena con Delian.— Dijo más seria.— Y debo advertirte que la batalla es con alguien - difícil.—La curiosidad de Armane se disparó.

—¿Por qué?— Preguntó rápidamente Rorteo con el ceño fruncido.

—Es de la familia.— Rorteo dejo escapar un sonido de disgusto y se levantó.

—¿Que- sucede amo?— Armane confundido miró a ambos adultos esperando una explicación.

—Delian es mi sobrino, hijo del César.—Armane abrió los ojos aún confundido y sorprendido por la noticia.

Se levantó lentamente y trato de procesar todo. Su amo no estaba enamorado de cualquier mujer y no debía enfrentarse a cualquier joven en la arena, no sabía cómo sentirse ¿Debía continuar como si nada? Pretender que no era sangre de la mujer que amaba su amo, bueno Armane no lo sabía.

—Tranquilo chico, no debes dejar que el echo de que compartamos sangre te afecte.— Explicó dulcemente.— Él tomó una decisión y el César está al tanto de la posible perdida.— Armane la miró y asintió levemente.

—¿Por qué está ahí? ¿Que trata de probar?— Preguntó Armane confundido.

No entendía como un joven de sangre pura y real estaba metido en tal asunto, Delian ya estaba en Roma era inútil pelear por algo que ya poseía, además de arrebatar el lugar a alguien que verdaderamente lo necesitará.

—Un cuestión familiar, valía y aprobación para casarse.— Respondió.

Vaya, pensó Armane. Era irónico porque era una de las razones que movía a la mayoría de los jóvenes guerreros o así se sentía él porque ahora Maquirla estaba entre sus motivaciones.

—¿Enserio? Eso es ridículo.— Se burló Rorteo.— Él es un sangre pura, puede casarse consigo mismo si quisiera.— Mirtaga negó con la cabeza.

—Cierto, pero el César no accedió rápidamente cuando anunció ante la familia que se casaría con su propia hermana.— Explicó. Armane estaba sorprendido y asqueado.

No había sorprenda con tales uniones dentro de esa gente de lujo pero aún así el tema llegaba a ser algo incómodo.

—Ya veo, bueno Armane, no debes preocuparte por Delian ¿Bien?— Rorteo colocó sus manos sobre sus hombros y él asintió.

El joven promesa camino en el pueblo en busca de algo lindo para Maquirla, no sabía si podía verla acá en Jakku, estaba más retirado. Planeaba volver a plantearle la idea de que ella fuera con el a Roma si ganaba, quería estar con ella y la idea de desposarla le pasó por la cabeza.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora