Estábamos en un mundo bastante alejado, no sé por cuántas horas voló Jorge, pero se que estaba más que cansado, con mucho esfuerzo pudo dejarme con delicadeza en el suelo y luego se desplomó sobre el pasto. Lo arrastré hasta una cueva cercana, limpié su rostro y acomodé sus alas para que no se lastimará más...
Los mundos habían caído bajo las alas de los malignos, o eso fué lo que vimos... Jorge voló por el aire frío, viendo cómo los mundos se llenaban de alas rojas... los gritos y lloriqueos se oían hasta el cielo.
Ninguno de los dos dijo una sola palabra en todo el camino, puedo imaginar porqué... no solo todo lo que yo conocía había desaparecido, también todo lo que Jorge tenía, éramos todo ahora.
Jorge seguía dormido, podía ver su pecho subir y bajar, me senté en la entrada de la cueva después de verificar el lugar, no había casas o señal de vida humana cerca, pero era un lugar donde podríamos refugiarnos, estoy segura.
Volé durante diez horas, mi ala sangraba y mi cuerpo exigía un descanso inmediato, pero no podía dárselo, tenía lo único que me quedaba de la vida que conocía en mis brazos y no podía ceder hasta no verla en un lugar a salvo.
Cuando pude sentir que ella estaba sobre el suelo firme mis rodillas se doblaorn haciéndome caer, no supe más.
Desperté después de bastante tiempo, ya estaba obscuro y yo estaba sobre lo que parecía ser un pedazo de tela, a juzgar por el olor puedo asegurar que es de ella, me enderece poco a poco, aún sentía los músculos cansados y mi ala seguía doliendo, sin embargo ya no sangraba debido a otro pedazo de tela sobre ella sujetando el flujo de sangre.
Mis ojos se acomodaron a luz y comencé a buscar, estaba sentada mirando el cielo estrellando, me levanté y caminé con sigilo hasta ella, me senté a su lado y envolví su mano con la mía, no dije nada y ella tampoco, solo entrelazó sus dedos, necesitaba esto, su toque, sentí un alivio enorme al sentirla y verla en una sola pieza.
Después de un largo momento, tal vez 20 minutos, tal vez más.— Jamás volveremos ¿Cierto?— Me miró, sus ojos estaban un poco húmedos.
—Me temo que no...— Extendí mi ala sala y abracé su cuerpo, ella se movió debajo de mis plumas hasta estar pegada a mí.— Perdóname.— Susurré dejando un beso en su frente.
—¿Por qué debería? Tú no hiciste esto.— Sus grandes ojos me miraron, suspiré profundamente.
—Pudr haber hecho más Ana ¡Soy un ángel! ¡Se supone que nací para ser un guerrero! ¡Para- traer la paz a los mundos! — Me levanté y grite con un nudo en mi garganta, la imágen de todos mis hermanos muertos se me atravesó por la mente y cerré los ojos.— Mírame... Ni siquiera pude salvarlo.— Una lágrima se desprendió.
Ana se acercó a mí y se paró frente a mí, acunó mi mejilla.
—Me salvaste a mi.— Entonces me abrazó.
Los días aquí se volvieron meses, nos acoplamos perfectamente, el mundo nos proveía, había sombra, había sol, agua, fruta y animales pequeños para ser cazados, volvimos a esos antepasados o más bien ellos nos alcanzaron, todo fuera de este mundo era maldad pura guiada por los malignos, pero ella estaba a salvo.
Durante el primer mes le costó un poco de trabajo acoplarse, ella era un reina y yo la tenía aquí en un mundo sin todos esos lujos, pero ells también era fuerte y obstinada, ahora estaba más familiarizada con todo y me hizo más feliz cuando la volví a oír reír, mi Ana está a salvo y eso era por lo único que vivía a hora.
Había una densa capa de nubes al rededor de este mundo extraño que Ana bautizo como "el nuevo comienzo" , lo cual era bastante conveniente para mí y mis alas, a las que les podía dar un ejercicio adecuado, pero una idea rondaba por mi cabeza, arrancarlas de raíz, no podía tener a mi alma gemela, confinada a un planeta aunque rico y vivo en muchas formas, solitario, no era justo para ella... y la única forma era arrancarme a las alas para poder salir de aquí con mi guardía obviamente, tampoco la dejaría sola.
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.