80 Jorge E. Abello.

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Lo que podría ser una gran noticia llena de ánimo y color, en realidad fué y será algo que siempre dolerá.

—¿Acaso no estás feliz?— Mencionó Dora, una anciana adorable que se encargaba de la recepción del orfanato.

—Yo-yo si, si lo estoy... es solo que he hecho un gran amigo aquí...— Obviamente mi mente estaba en Jorge.

—Oh tranquila, tendrás más amigos.— Sonrió y se dió vuelta.

Siempre había querido ser adoptada, tener amor, una familia, alguien que te quisiera, pero me di cuenta que lo tenía con él, era algo bobo o quizás infantil pero él había sido un destello de luz después de estos años aquí... y yo el suyo, no quería dejarlo solo.

Mi mente divagó a la semana pasada, Ricardo, Julián y Mario habían querido venganza y porque no cobrarse conmigo... después de todo la última vez había sido por mi el problema.

Ese día, Jorge era interrogado por una familia y yo estaba desprotegida, lo que fué perfecto para ese trío molestará. Lo que sucedió ese día es algo de lo que no me atrevo a contar, solo hubo daño, dolor y trauma por parte de ellos.

Me encontraba en un rincón llorando, con la cara manchada de mugre y lágrimas, mi pequeño y único vestido estaba roto y el cuerpo me dolía.

—¡¿Que te sucedió?!— Jorge se acercó a mí alarmado tratando de tomarme en sus brazos, pero lo alejé.—¿Ana? Por favor, pequeña...— Se acercó a mí tratando de atrapar mi mirada.

—Por favor Jorge... déjame sola...— Junté mis rodillas a mi pecho y seguí sollozando.

Ese día Jorge era un gran prospecto para la joven pareja que deseaba adoptar, querían ahorrarse los pañales y biberones, querían un varón fuerte y capaz, ese era él, pero se vió arruinado cuando le dije lo ocurrido, no había visto a Jorge tan molesto en todo este tiempo, corrí detrás de él para detenerlo, deter cualquier cosa que pensará hacer.

Jorge no se detuvo antes mis gritos y esa joven pareja lo vio todo...

Jorge tomó a Julián del hombro volteando bruscamente y justo cuando lo tuvo de frente su puño se conectó contra su estómago, Julián se quejo y la perdida de aire lo hizo llorar al instante.

—¡Nunca más, nunca más vuelvas a tocarla!— Golpeó su nariz y este cayó al piso.

Mario lo tomó de la espalda y Julián le propinó un buen golpe en la cara, cuando Julián se disponía a golpearlo de nuevo, Jorge se echó hacía atrás tirándo su cuerpo hacía enfrente bruscamente y safandose de Mario, así fué como tomó a Julián del cuello y lo tiró al suelo... Julián terminó con la nariz rota, Mario se alejó al ver la sangre sobre el piso y Ricardo... bueno, su brazo se trozo en tres partes.

Jorge jamás fue adoptado y en ese momento tenía que decirle que yo... yo sería adoptada.

—Pequeña.— Estaba sentado en una de las bancas del jardín.

—Hola Jorge...—Dije con un poco de desgana.

—¿Que sucede? ¿Ocurrió algo malo?— Se sentó a mi lado.

—Me escogieron...—Susurré y mis lágrimas cayeron.

—¡Pero eso es bueno Ana!, saldrás de este lugar mi pequeña.— Me abrazó y lloré en su hombro.

—No quiero dejarte...—Susurré.— Por mi culpa, no estás con una familia...— Lo miré y el sonrió.

—No lo fué y lo haría de nuevo si tu vida está en juego.— Lo abrace más fuerte.

Esa misma noche debía empacar mis pocas cosas y esperar a que los nuevos padres vinieran por mí... mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho.

Jorge estaba a mi lado, su sonrisa brillante, sus ojos amorosos y su palma cálida contra la mía.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora