140 Mortem.

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¿Con que o quién debes molestarte cuando una persona es arrancada de tu lado?

Conmigo, tal vez. Yo soy el causante del dolor de los demás y a mi deben culpar. En mi defensa, es mi trabajo, en mi consuelo, no tengo opción. Me he movido por el espacio universal desde el inicio de la historia, he hecho mi trabajo sin protesta, hasta ahora.

Por increíble que parezca, me he sentido cansado y abrumado por mi labor. Es lamentable observar como las personas lloran y piden una oportunidad más por sus seres queridos, es agotador cuando las personas no quieren irse y se aferran un poco más a la vida, sin embargo no sirve de nada cuando yo los toco.

Cuando las personas lo desean, pueden verme, parado frente a ellos... su semblante cambia y se dan cuenta que no es lo que querían, pero no hay escapatoria de mi. Sus ojos se abren con temor, el ritmo cardíaco se dispara, el sudor se esparse por su rostro y es ahí donde susurro.

—Tranquilo.— Lo hago de la manera más suave que puedo, pero nunca parece funcionar.

Mi atuendo obscuro y mi tez pálida no los tranquiliza, así que procedo y me muevo hasta ellos y poso mi palma sobre su frente y entonces el pulso se detiene gradualmente y sus rasgos finalmente se suavizan.

He visto muchas cosas a lo largo del tiempo; hay dolor, hay tristeza, hay venganza y obscuridad en este mundo. He tenido que trabajar demasiado durante tantos siglos por disputas y guerras obtusas, pleitos sin sentido, pero también he visto y conocido el amor y la belleza de las cosas, la esperanza y la armonía y puedo estar tranquilo observando que las personas que caminan por ahí son más civilizadas que las anteriores.

Incluso yo he llegado a sentir tristeza y dolor cuando admiro la belleza de las cosas. La primera vez que la conocí fué mientras observaba el pétalo de una flor tan azul como el mar, pero me apresuré a querer sentirla entre mis dedos y la flor se marchito y se desvaneció en mis dedos. Todo lo que toco muere y ese reconocimiento de que es a lo que estoy destinado me dolió. He visto más cosas hermosas, como el amor de la gente, la armonía, las risas de la gente, los atardeceres y animales, he llegado a apreciarlo todo desde lejos.

Hace un par de meses comencé a seguir a una persona que considero el pináculo de la belleza, mi trabajo es tocarla, así de simple, pero no puedo. Me he enamorado de esa mortal.

¿Cómo es que puedo sentir dolor y amor al mismo tiempo? Nunca lo entendí a pesar de vivir tanto.

¿Cómo me enamoré de alguien que no me ve? Es posible. La he observado, veo como se mueve, cómo respira en las noches, cómo contiene una gran dedicación y bondad en su corazón frágil.

Escuché decir a los hombres de blanco que le quedan pocos semanas, pero esas semanas se han alargado debido a mi decisión de no tocarla, de no llevarme su vida. Ella no lo desea, así que no puede verme y no quiero que lo haga... Ahora conozco la envidia de un cuerpo mortal para poder estar a su lado y tocarla sin que signifique que pierda la vida.

Me he desviado de mis tareas por observarla día y noche, la gente se alegra que la tasa de mortandad ha disminuido, mientras yo lloro lágrimas negras por no poder hacer mi trabajo.

Su nombre es Ana, tiene 27 años y es una periodista con una falla congénitas en una de las válvulas del corazón lo que impide el flujo de sangre adecuado, o algo así escuché. Ella tiene sueños, supongo, no tengo derecho de verlos, pero todos lo tienen. También yo.

Hace unos días su estado a cambiado drásticamente, no sé qué hacer. Todos viven y ella debe morir.

—Por favor.— Susurro con voz ronca aunque no pueda oírme.

La gente del televisor comentó aterrorizada que un bosque entero murió de pronto. Me he culpado sin parar por ese arranque de ¿ira?

Hace unas horas su estado se agravó terriblemente, no deja de toser y la respiración se escapa a grandes bocanadas. No tengo escapatoria.

Quisiera tocarla, quiero hacerlo, pero no por las razones que debería.

—Ya no quiero más dolor.— Susurra y levanto la mirada de suelo para poder ver sus ojos, parecieran que me ven.— Por favor.— Susurra de pronto y tiemblo, ella sigue sin desviar la mirada.

—No es lo que quieres.— Digo en voz baja... ojalá me escuchará.

—Entonces llévame.— Quedo paralizado.— Tócame.— Susurra.

Ella me desea, pero no como yo la deseo. La amo, lo hago.

—No.— Digo rotundamente.

—Quiero que lo hagas.— Aún en su estado es fuerte y decidida, es... belleza pura.— No te tengo miedo. Lo suplico.— Tose fuertemente y se queja del dolor.

—Te amo.— Me muevo rápidamente a su lado y dudo por un momento. La amo, lo hago y no quiero que sufra. Tocó su frente tibia y sus ojos se suavizan, su sonrisa se queda ahí mientras su corazón deja de latir y mis lágrimas obscuras caen.

Cuando vuelvo a vagar, ella está ahí, su corazón no duele y su sonrisa sigue ahí.

—¿Puedo tocarte?— Pregunto con vacilación. Me avergüenzo de mi físico.

Ella no responde y entrelaza sus dedos con los míos.




Hello There.

Las necropsias hacen mal a larga, he aquí la prueba.

No sé qué sucedió aquí, pero necesito su opinión jajajajaja))):

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora