77 Houth.

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El joven Jorge se había levantado muy temprano como era habitual, aún no había salido el sol, cuando él ya había limpiado el granero e ido a buscar huevos al corral de las gallinas.

Cuando el sol estaba iluminando los prados, Jorge pastoreaba a las vacas. Jorge era un auténtico soñador; lo hacía despierto, soñaba que salía de este reino tan pobre y obtenía la riqueza necesaria para poder sacar a su familia de este lugar; soñaba con poder tener una pieza de pan para cada integrante de su familia y no tener que compartir uno solo, soñaba con que su madre no tuviera que mendigar las sobras de la gran casa para poder alimentarlo a él y a sus hermanos, soñaba y muchas veces lo amonestaban por ende.

—¡Debes dejar de soñar Jorge y ponerte a trabajar! ¡Un niño como tú no logrará nada!—

Mientras arreaba a las reses, se sentaba en un tronco hueco con un pedazo de papel arrugado y viejo en las manos, lo había tomado del suelo de la gran casa, lo habían desechado y él esperaba poder aprender a leer con ese pedazo, a menudo oía a las mujeres de la gran casa leer, él se sentaba afuera en el río y trataba de aprender algún tema, no sabía mucho hasta ahora; según lo que ellas leían habían grandes cuerpos de agua dulce y salada lejos de aquí, esto hacía que el joven Jorge se preguntará a menudo que tal dulce sería ¿Como el pan de la gente rica? O tal vez como las golosinas empaladas, que no había probado, no lo sabía pero quería averiguarlo y así probar algo dulce para él y sus hermanos pequeños.

Tenía un viejo amigo que lo acompañaba a la mitad del camino de regreso con sus vacas.

—¡Hey! ¡Jorge!— Jorge se acercó tirando de las vacas para llevarlas a pastos más verdes.

—¡Nico! ¿Porqué no estabas aquí ayer?— Preguntó acercándose a él y dándole un fuerte abrazo.

—Mis padres, me llevaron a reino vecino, Losther.— Jorge se maravillo.

A juzgar por la vestimenta de Nicolás, era evidente que pertenecía a una clase social distinta, su camisa estaba ajustada y perfectamente planchada, llevaba un saco limpio y sin parches a diferencia de Jorge.

—¿Estudiarás allá?— Preguntó Jorge con entusiasmo.

—Si, mis padres me llevaron para que observará las nuevas instituciones.— Explicó, se sentaron uno a lado del otro.

La familia de Jorge había servido a la de Nicolás por unos años, se conocían desde niños, al principio la amistad no fué bien vista pero Jorge sabía ganarse el corazón de todos a su paso sin importar su clase.

Ambos chicos estaban cerca de la mayoría de edad y con ellos se abrían oportunidades para los hombres que querían superarse, un poco distintas entre Nicolás y Jorge; Nico se iba de esta ciudad para cumplir las expectativas de sus padres, Jorge en cambio podía abrirse paso en un trabajo de mayor fuerza y con suerte mayor paga, aunque también había un cosa más para los jóvenes de la clase de Jorge y era el ser llevados a otros reino.

No se sabía con certeza que hacían los chicos allá o si alguna vez regresaban, simplemente eran llevados. Las leyendas se esparcían como plaga, muchos decían que eran llevados como soldados reales, otros hablaban que eran parte de la diversión del reino de Houth y otros más hablaban de sacrificios. Houth tenía una mala reputación por su monarquía despiadada y su extraña manera de vivir de la gente de poder.

Cuando el cumpleaños de los chicos llegó, Nico se despidió de su gran amigo con lágrimas en los ojos y un fuerte abrazo.

—Se que hay cosas grandes para ti mi amigo.— Le dijo al oído mientras lo abrazaba.— Y nos volveremos a ver.— Se soltó de él y lo tomó de los hombros.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora