Hoy es un gran día, tenía el honor de presentarme ante el rey y reina como una doncella fiel y obediente.
En el pueblo vivía con mi padre, madre y mi hermano Nicolás, todos trabajamos para poder sobrevivir y nos ha ido bien hasta ahora, pero nunca está demás tener algo extra. Mi padre era un granjero de ganado ovino y proveía carne y leche de cabra, madre hacía quehaceres pequeños con familias más adineradas y Nicolás había optado por mi mismo que padre. Yo había tratado de estudiar, pero mi padre no creía que fuera algo bueno, era un perdida se tiempo según él, ya que ser granjera no era del todo atractivo para mí, decidí aprender a limpiar y hacer cosas manuales como mi madre.
Así es como decidí optar por algo más grande, una doncella en el mismísimo palacio. Podría hacer lo mismo que madre pero con un mejor sueldo y así ayudar a mi familia. Mi padre era un hombre adulto, mayor y ya no podía hacer muchas cosas... era triste observar la decadencia que venía con la edad. Yo era joven, fuerte y decidida a sacar a mi familia adelante.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el sonido de las puertas de la carreta se abrieron. El lugar era sumamente asombroso, aunque no esperaba menos. Todo estaba reluciente, cada persona y objeto fuera de su lugar.
Miré asombrada, por supuesto había visto el palacio antes, de echo se podía ver a kilómetros de distancia, pero nunca han cerca de echo, podía tocarlo... mis dedos estaban a un m del mármol pulido.
—Por aquí señorita.— Me dijo amablemente uno de los guardias del palacio.
Seguí observa absolutamente todo, tomé la nota mental de que todo esto era maravilloso y que tenía el derecho de estar aquí.
Ahora era una doncella, lo que significaba que estaría presente, cerca y pata cualquier necesidad de la familia real. Mi trabajo consistía en obedecer sin quejas o condiciones, las doncellas no teníamos voz, ni voto, simplemente existimos de manera invisible para todos.
Hoy era un día bastante importante e inmediatamente me moví con órdenes y más órdenes de la princesa en arreglar su cabello, sujetar su vestido y añadir las joyas a sus dedos, cuerpo o cabello.
La ceremonia se llevaría a cabo en el gran salón del palacio, todas las doncellas, que éramos seis al menos íbamos detrás de la princesa y con la cabeza gacha, nos colocamos detrás de ella sin molestar a nadie.
°
Las doncellas ajustaron la banda de tela que atravesaba mi pecho con firmeza. Mientras daban los últimos toques al traje de hoy, me miré al espejo y noté lo infeliz que me veía, pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para ser feliz, cualquier cosa para obtener lo que necesitaba y quería.Mi padre era un hombre de noventa años que ya no podía con el peso de la corona y por justo o injusto que fuera, debía anunciar a su sucesor, hoy. El estómago me retumbó amargamente cuando escuché mi anuncio y el de mi hermano.
Normalmente sería fácil encontrar un sucesor cuando el hijo mayor está justo frente a las narices de todos, pero se complicó cuando, hace treinta años la reina tuvo mellizos en vez de una sola criatura. Ambos estamos los mayores aparentemente, mis cinco minutos de delantera no servían de nada.
Ambos caminos entre la multitud de gente y nos miramos de reojo, no había demasiada fraternidad entre ambos y eso no era una novedad. Al llegar a los pies del trono de mi padre nos incamos sobre una rodilla.
—Armando... Daniel... principes de Medellín, pueden levantarse.— Pronunció mi padre.
Hello There.
Es todo lo que pude escribir porque tengo como cuatro tareas que hacer hoy, una disculpa, además como bien saben, necesito su opinión antes de seguir o no seguir.
Sip, aquí Daniel y Armando son hermanos ¿Por qué? Porque puedo y quiero. Ya verán el desmadre que se arma acá.
ESTÁS LEYENDO
One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.