121 Poco ortodoxo.

137 25 27
                                    

Había sido un tonto error creer que él me besaría. Era un hombre cariñoso, respetuoso y amable conmigo pero eso no quería decir que sintiera algo por mí y me sentí bastante avergonzada de mis pensamientos.

Él había especificado que éramos una simple pareja platónica y yo había aceptado. Pero es un hombre bastante guapo y me sentí muy atraída por él, por su voz, y estar tan cerca de él fué... abrumador y obviamente la gentileza y su caballerosidad no ayudaba en nada.

Pero-... necesitaba deja de pensar en eso.

A la mañana siguiente él estaba en casa, habíamos compartido pocos desayunos. Se veía un poco tenso y me pregunté si estaba molesto por el acercamiento de anoche.

—Buenos días.— Pronunció suavemente.

—Buenos días coronel.— Dije entrando a la cocina.

Ambos tomamos asiento e Ivana se acercó con la tetera caliente y una caja con una gran variedad de tés. El coronel siempre escogía una mezcla de canela con manzana y yo, higo y miel. Unte mantequilla en mi pan tostado y comencé a comer, el coronel me veía y por un momento me sentí bastante incómoda.

—Mmm mi familia habló a casa antes de que usted despertará.— Comenzó a hablar entre sorbos de té.— Y me han invitado a una reunión familiar... me- me preguntaba si- ¿Le gustaría acompañarme?— ¿Esto era por lo que estaba tenso? ¡Ni siquiera supo de mis crecientes ganas de besarlo! Bueno, eso había sido un enorme alivio.

—Por supuesto coronel, iré con gusto.— Sonrió bastante aliviado y le dió una mordida a su propio pan, limpiando sus comisuras.

—Me alegro de que sea así, señorita Pinzón. Partiremos de aquí a las 5 ¿Está bien?— Asentí con una sonrisa.

Creí que la señorita Pinzón estaría molesta conmigo, ella me había mirando distinto la noche antes y no sabía que hacer. Entendí que mi atracción hacía ella pudo ser bastante obvia, bastante obvio que quería besarla y aparentemente ella se incómodo, merecía su rechazo ciertamente.

¡Había sido demasiado grosero! Yo mismo había puesto las condiciones de nuestra interacción y relación en esta casa y me había deslizado al verla tan cerca de mí... ¡Estoy bastante avergonzado!

Cuando mamá habló para pedir que fuera a casa, me puse un poco nerviosa y si- ¿La señorita Pinzón no quisiera ir conmigo? Admito que me aterraba un poco ser rechazado, llevamos un mes bastante lindo como para arruinarlo tan rápido.

Pero no fué así, ella acepto gustosa y sentí un alivio bastante grande al verla sonreír. Este era un sentimiento bastante nuevo en mi pecho.

Cuando llegó la hora de partir llegué a casa del trabajo y le pedí a Eduardo, nuestro capataz, que arreglará la carreta y a los caballos para ir a casa de mamá.

Al entrar a casa, pregunté por la señorita Pinzón y me dijeron que estaba en el salón. Entre ahí y la encontré peinando su crespo cabello, me quedé ahí por unos segundos obsevando sus dedos delgados trenzar ágilmente, fué - entretenido.

—¡Oh, coronel!— Se sobresalto al verme.— No lo había visto, ya estoy lista.— Se levantó y parpadeé para concentrarme.

—Se ve maravillosa, señorita Pinzón.— Dije suavemente.

—Gracias.— Sonrió y metió su mano en el hueco de mi brazo.

El camino fué silencioso, pero no fué incómodo. El sol era suave y el contraste de el paisaje con la señorita Pinzón justo ahí, quise pellizcarme más de una vez.

Estaba un poco inquieta en el camino, había sido fácil que sus colegas o vecinos nos creyeran el asunto de ser marido y mujer- pero ¿Su familia?.
Sabía poco de ellos, su mamá estaba sola y tenía dos hermanos.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora