92 Regresa a mí.

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Él estaba sentado del otro lado de la habitación con un libro en sus manos, "La vuelta al mundo en 80 días" me parece que es ese, estaba bastante concentrado, humedecia su dedo para poder pasar las páginas, mordía sus labios cuando lo hacía...

Lo conocí en la universidad, en el primer año, había tomado clase de francés en la misma clase y se volvió una especie de tutor para mí en esa clase. Nuestra amistad creció rápidamente y cuando nos percatamos ya éramos más que solo amigos.

Me enamoré, nos enamoramos profundamente uno del otro y al terminar el colegio ya estábamos casados. Hubo bastantes comentarios poco positivos al respecto, pues decían que éramos bastante jóvenes e inmaduros.

Adquirimos un departamento como parte del "inicio" de nuestras vidas juntos, íbamos juntos al trabajo ya que somos maestros en la misma universidad, cada domingo acudíamos al boliche con nuestros viejos amigos de la fraternidad.

Demostramos ser capaces de llevar un buen matrimonio por todos estos años, pero ahora que veo a esa persona sentada al otro lado de la habitación, no la reconozco.

Todo cambió, todo se esfumó, tal vez si éramos muy jóvenes. Ahora viajamos en autos separados al trabajo, las cenas en casa son en total silencio, apenas nos saludamos por la mañana y mucho peor un toque o una caricia; las salidas al boliche han Sido canceladas en su mayoría o actuamos como dos perfectos extraños, él duerme en otra habitación y ya no lo soporto, no soporto su indiferencia, su mirada fría, su voz tan seria.

¿Dónde está el hombre del que me enamoré? ¿Dónde está mi Jorge?

Ocurrió hace exactamente diez meses, una noche corría hacía la habitación con la confirmación que estábamos esperando.

—¡No puede ser!— Me tomó en sus brazos y me besó todo el rostro.

—Lo es amor, lo es.— Lo abracé fuertemente.

La felicidad se desbordaba en su sonrisa, sus caricias suaves hacía mí vientre y sus besos en la piel. Todos estábamos muy emocionados, nuestros amigos y familiares.

Me habían organizado una fiesta al respecto cuando tenía cuatro meses de embarazo, pero para el quinto mes, todo se había venido abajo.

Un dolor abdominal me había recorrido haciéndome despertar con un grito, Jorge despertó a mi lado igualmente exaltado y salió corriendo hacia el armario cuando vió toda la sangre sobre las sábanas blancas.

No pudieron hacer nada, y no volvimos a ser los mismos.

Esa misma tarde después de llegar del hospital, Jorge se encerró durante días en la habitación de huéspedes, no nos vimos por semanas y cuando finalmente salimos, tenía esa mirada fría y esa voz seria...

Me acerque a él, traté de entender su dolor tanto como entendía el mío, pero rechazo cada uno de mis acercamientos y terminó haciéndome daño.

Se ha rehusado durante todo este tiempo y lo he dejado pasar, por amor a él y respeto, pero ya no puedo más.

—Jorge.— Dije con determinación. Él alzó la vista por encima de su libro pero no lo ví muy entusiasmado.

—Mmmmh.— Esa fué su contestación.

—Necesitamos hablar... por favor.— Lo miré fijamente.

—¿Sobre qué? Ya saqué las cosas de la cochera que me pediste hace unas semanas, también reparé la cerca trasera y la chimenea funciona bien.— Explicó sin apartar la vista de sus páginas.

—No, no.— Negué con la cabeza.— Es sobre Isabella...— Si habíamos escogido el nombre mucho antes de enterarme que la esperábamos.

Bajó su libro y bufó, se dió vuelta y comenzó a huir del tema.

—Sera mejor que te sientes y lo hablemos o de lo contrario... no me volverás a ver en esta casa.— Guardé un sollozo y él se detuvo por un rato antes de volver a sentarse.

—¿Por qué harías eso? ¡Estamos casados!— Gritó exasperado.—

—Mírame a los ojos, y dime qué esto es un matrimonio.— Alcé mis brazos señalando el lugar.— Házlo.— Lo miré directamente a los ojos y él miró hacía otro lado.— Jorge, por favor... no podemos seguir así, ni siquiera comemos en la misma mesa.— Supliqué.

—Es solo una mal momento, todas las parejas los tienen.— Explicó.— No tenemos porque dejarnos... no tienes porque dejarme, Ana.— Alzó la vista.

—Entonces hablemos, tengamos una charla y arreglemos este mal momento.— Continúe.— Sé que eso que nos ocurrió, nos dolió y nos rompió.— Él comenzó a negar con la cabeza y a moverse de un lado a otro.

—¿Dolor? ¡Fué más que eso! — Me miró y sus ojos se cristalizaron.— ¡No trates de minimizar lo que sentí! ¡Ni siquiera lo sabes!— Se acercó a mí, acusando con su dedo índice.

—¡Por favor! ¡Yo la llevé en mi vientre Jorge! —Toqué mi cuerpo.— ¡Ella estaba viva dentro de mí!— Y con eso ambos comenzamos a llorar.

Me acerque a él poco a poco y tomé su rostro entre mis manos, se sentía tan extraño tocar su piel después de tanto tiempo.

—Déjala ir...— Susurré.

—N-no puedo...— Sus sollozos continuaron.— Era mi pequeña-- mi hija, mi Isabella...— Se arrojó a mí y me abrazó con mucha fuerza.— Yo debía- protegerla...— Moví mis manos suavemente sobre su espalda.

—Ella está bien ahora, ella está aquí.— Moví mi mano hacía su pecho.

—No me dejes Ana-— Se apretó más a mi cuerpo.— Y-o no puedo s-olo.— Me alejé de él y tomé su rostro colocando su frente con la mía.

—Regresa a mí, no te dejaré solo.— Me incliné hacía arriba y lo besé.— Te amo Jorge, estoy aquí.— Susurré.

—Y yo te amo... gracias.— Susurró aún con lágrimas en los ojos.

Fué como volver al inicio, como aquel primer beso, este era el primer pasa para traer de vuelta a mi amor, a mi Jorge.

Hello There 🤍

Debería llamarme, andreosquillaSADfics, perdón no me salió lo navideño está vez xP

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora