Nunca había tenido compañía femenina en casa, bueno a excepción de la ama de llaves, pero apenas la veía o hablábamos más allá de la ropa que lavar. Admito que estaba algo nervioso, parecía que el cuello de mi camisa se cerraba más a mi cuello y el calor había aumentado en casa.
La señorita Pinzón llegaría en cualquier momento y eso, era el causante de mis extraños nervios, me consideraba alguien amable pero en realidad no sabía cómo relacionarme con las mujeres...
El timbre sonó y tomé aire expulsandolo por la boca suave, es solo una persona no hay porque enloquecer.
Aclaré mi garganta y abrí la puerta, ahí estaba la señorita Pinzón con un bolso en mano y un sombrero que la cubría del sol, es una mujer atractiva me di cuenta.
—Buenos días, señorita Pinzón.— Sonreí.— Por favor pase.— Dejé el paso libre y ella entró retirándose el sombrero.— Espero que no haya tenido problema para llegar.— Tomé sus maletas y las acerqué hacía dentro.
—Oh no, no se preocupe coronel fué un buen viaje.— Ella sonrió y me miró.— Es un lindo lugar coronel, lo reconozco.— Sonreí ante su comentario.
—Bueno, Ivana hace la mayor parte... en verdad ya no puedo ayudar tanto como antes.— Masajee inconscientemente mi muslo dolorido.— Soy demasiado grosero, por favor vayamos a la sala ¿Le gustaría algo de beber?— Señale la habitación y ella sonrió y asintió.
—Oh no sé moleste, estoy bien.— Tomó asiento y no sabía que decir ahora, me sentía atascado.— ¿Le parece bien la ubicación de la casa? Cerca de aquí está el pueblo y el capataz puede traer absolutamente todo lo que guste... o puede llevarla si lo prefiere.— Expliqué mientras señalaba afuera donde estaba el capataz y hacía ademanes, estaba muy nervioso.
—Oh, ya veo muchas gracias coronel lo tomaré en cuenta y puedo preguntar ¿Por qué no puede acompañarme usted?— Abrí los ojos y ¡Eso no me lo esperaba!
—A veces no estoy en casa.— Contesté rápidamente luchando con la inseguridad creciente de que tal vez ella no quisiera que la acompañará.
—Oh, es una lastima.— Sonrió suavemente.
—¿Le gustaría ver su habitación?— Pregunté y ella asintió.
La llevé por la casa mostrándole dónde se encontraba cada cosa, sala, baños, cocina, el granero, dónde estaba la casa de la ama de casa y el capataz, dónde estaban los carruajes y finalmente las habitaciones en la planta alta, la mía y la suya que estaban una enfrente de la otra.
—Me tomé la libertad de escojer la ropa de cama... espero no le moleste, si el color no es de su agrado puedo hacer una devolución.— Expliqué mientras entrabamos a la habitación, ella la observó y pasó sus dedos por el colchón.
—Es un color precioso.— Señalo la ropa de cama.— Gracias coronel.— Sonrió cálidamente y me alivio.
—Bueno, en ese caso dejaré que se acomode y- la cena estará servida en dos horas por si gusta reunirse conmigo señorita Pinzón.— Sonreí y cerré la puerta con cuidado suspirando para mí, creo que no había salido tan mal después de todo, ahora solo debíamos vivir juntos...
∆
Los primeros días en casa del coronel Abello fueron bastantes rígidos, él apenas aparecía por la casa, aunque siempre llegaba a la cena, decía que era el tiempo que guardaba para poder estar conmigo antes de despedirnos e ir a la cama.
Disfrute los desayunos y las cenas con él, hablamos poco a poco de nuestros días y tal vez algún problema en la militar dónde impartía clases.
Después de un mes, las pláticas comenzaron a profundizar.
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.