11 Ciegas.

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El día de hoy me encontraba sumamente nerviosa, las palmas me sudaban, arreglamos mi cabello, más de una vez cada dos minuticos y el corazón me latía muy, muy rápido. Lorna, mi amiga de la infancia me había preparado una “cita a ciegas” a lo cual me había negado durante los últimos tres meses, ella había tenido suerte y ahora estaba comprometida con su cita a ciegas... pero Lorna es Lorna, y todo le sale bien y yo solo soy yo, Ana... simple y llena de mala suerte, o eso decía Lorna ya que es muy supersticiosa...

La cita era en el “café 80's” el hombre con quién contacté, me dijo que estaría sentado en la mesa número tres, la cafetería estaba en la calle tres... ah sí, el nombre de mi cita es Julián Arango, no sabía nada de él, ni siquiera su rostro, obviamente de ahí el término "a ciegas”.

Entre y en la mesa número tres había un hombre de cabello negro, nariz puntiaguda, ojos color avellana, así que me arme de valor y me acerque a él.

—Hola...— Lo toqué del hombro.— ¿Tú eres Julián, Julián Arango?— El tenía un libro en la mano y lo bajo para hacer contacto visual.

—Si, mucho gusto...— Se levantó y me dió un beso en la mejilla, wow eso fue magnífico.— Ana, yo soy Ana, bueno aunque creo que ya lo sabías... es lo único que podemos dar en estas citas futuristas.— Comencé a balbucear, era claro que eso ya lo sabía.

—Si Ana.— Se rió de mi... estoy segura.— Por favor toma asiento.— Me señaló la silla del frente y lo hice.—¿Gustas tomar algo? — Hizo una seña al mesero.

—Muy buenos días ¿Que desean tomar? — Un chico se acercó a nosotros con una libreta en las manos.

—Si, yo un café exprés y una de estas galletas de avena por favor.— Dije cerrando el menú.

—Yo quiero.— Julián era bastante atractivo en verdad, para ser mi primer cita no estaba mal, se subía los lentes por el puente de la nariz, un gesto lindo.— Un capuchino con este panqué de acá.— Señaló algo en el menú y se lo entrego al joven.

—De inmediato les traigo sus órdenes.— Se fue con una sonrisa, Julián y yo, nos miramos sin saber que decir, así que una sonrisa apareció en ambos.

—¿Y a qué te dedicas Julián?— Se debía romper el hielo.

—Soy agente de bienes raíces, ya sabes comprar y vender ¿Y tú?— El chico llegó con nuestra orden.— Gracias.—

—Gracias.—El chico asintió y se fué.— Yo soy ilustradora, si quieres que ilustre un cartel, estampa o lo que tengas en mente, lo haré.— Tomé un sorbo de mi expreso.

—¡Vaya! ¿Que tal un vaso? — Rió divertido.

—Aunque no lo creas, también lo he hecho.— Ambos reímos.

Aproximadamente paso una hora, Julián era genial, sabía de música, libros, cine, teatro, etc, además de que era increíblemente divertido.

—¿Que es lo más raro que te ha ocurrido en el trabajo?— Pregunté dando el último mordisco a mi galleta.

—Una vez un hombre me pidió que le mostrará un departamento y fué con su esposa, me la presentó y todo; se lo mostré un día de la semana, entre semana si no mal recuerdo, después ese mismo sujeto me pidió que le volviera a mostrar el departamento, eso fue un par de días después, creí que no volvería porqué a la esposa no le había gustado, el punto es que, lo esperé y llegó con otra mujer y me la presentó como si novia... y me quedé así de “ok... sigamos” al término de la visita, me dió si tarjeta y dijo “Si no le gusta a una, tal vez a la otra si.” — Explicó.

—¡Wow! Pero que hombre tan más desagradable.— Dije indignada.

—¡Así es! Lo peor es que si se mudo la mujer...— Bebió su último sorbo.

—¿A ti? Lo más raro.— Sonrió.

—Pues...mmm una vez, me hablaron de una tienda con un nombre extraño, no sabía de qué era no había mucha información al respecto, entonces decidí ir, trabajo es trabajo.— Julián me miraba atentó a lo que fuera que iba a decir.— Llegué al lugar, tenía un letrero neón con el nombre extraño, ya dentro me enteré que era una sex shop y querían una ilustración para su nueva línea de juguetes...— Julián estalló en risa, se tocaba la barriga y tapaba la boca, fue contagioso así que también comencé a reír.

—¿Lo hiciste? — Se limpio las lágrimas.

—Trabajo es trabajo.— Levanté las manos resignada.

—¡Oh por Dios! ¿Y que eran? — Se acercó a la mesa divertido.

—No lo diré...— Crucé los brazos.

—¡Oh, Vamos! ¡Dilo, por favor! — Claramente esto le divertía demasiado.

—¡No!— Reí.

—¡Por favor! — Sus ojitos eran tiernos.

—Bien... varios, para auto complacer y uno que otro condón...—Los dos estallamos en risas, llorabamos.— Espera, debo ir al sanitario.— Dije entre jadeos y risitas, él asintió y también se limpio sus lágrimas.

Wow, era un hombre guapo, inteligente, interesante y divertido ¿Cómo es que él está aquí, en una cita a ciegas, conmigo?

Mi celular brincó mientras me secaba las manos.

Lamento tanto no poder llegar a la cita Ana, también lamento no poder avisarte antes... entiendo que no quieras ya nada conmigo, pero permíteme recompensarlo... Piénsalo por favor, Ana. Espero tu repuesta, Julián.”

Mi estúpida sonrisa se borró ¿Con quién había estado esta última hora? Salí rápidamente del baño, pero ese impostor ya no estaba. ¡Falso!

Me acerque a la mesa y no había nada.

—¿Necesita algo más señorita? — El joven que nos atendió se acercó.

—No, no gracias... ¡Espera! ¿A dónde fue el hombre con el que estaba? — Dije antes de que se fuera.

—El acaba de salir señorita, dejo todo pagado y esto también.— Me entregó una nota y se fue.

Fue una mañana espectacular, lo siento. J.E.A.”

—Y la mía también...— Susurré y me fuí.





Los one shot, no tiene continuación o siguen un orden uwu.

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