116 Culpa.

170 17 33
                                    

Martínez siente que la ropa que trae puesta la estrangula hasta ponerla azul, parece que el lugar se hace más pequeño cuando las palabras se su cliente salen de forma tan común y tranquila, como si no hubiera luchado contra las crisis en su mente durante esas semanas.

—Inocente.— Es como Armando se declara y Martínez quiere tomarlo del saco y arrastrarlo fuera para hacerlo entrar en razón...

Lo único que le queda es tratar de seguir con su plan establecido para mostrar a Armando como inestable.

Y la batalla comienza.

—¿Cómo es que conoce al señor Mendoza?— Preguntó Martínez.

—Lo conozco desde hace bastante tiempo, sus padres y los míos habían sigo amigos desde que nosotros éramos pequeños... con el tiempo él y yo comenzamos una relación romántica.— Explicó suavemente tratando de controlar su voz al hablar de él.

—¿Podría decir que el señor Mendoza tiene un carácter inestable?— Continuo.

—Si, Armando siempre fué algo explosivo.— Bajo la mirada.

—Ya veo, pero que me dice de la profunda tristeza que sentía ¿Usted estaba al tanto de ello?— Marcela Valencia frunció el ceño y torció la boca con desaprobación.

—¿Tristeza?— Cuestionó ella de vuelta.

—Conteste la pregunta señora Valencia.— Exigió el juez en voz firme.

Marcela miró en dirección a Armando y se le hizo un nudo en la garganta por el desprecio tan grande que ahora sentía por él, parecía que no estaba mentalmente aquí, su mirada estaba perdida en el suelo de la cámara, sus esposas estaban atadas sobre el escritorio y su cuerpo estaba encorvado, no se había movido desde que los guardias lo trajeron.

Trató de hacer un retroceso en sus momentos con él y si alguna vez notó su desespero en realidad no le interesó y eso le hizo doler el estómago.

—No, nunca lo noté.— Bajó la mirada una vez más.

—Eso es todo su señoria.— Martínez tomó asiento mientras el abogado de los Valencia se ponía de pie.

—Señora Valencia, ¿Puede decirme que ocurrió hace un mes exactamente?— Preguntó al acercarse a ella.

—Mmm fuimos convocados a la junta directiva por Roberto Mendoza.— El nombre del que pudo haber sido su suegro salió con dolor en la voz.

—¿Por qué? ¿Que había ocurrido?— El abogado se movía de un lado a otro mirando al jurado y a Valencia de regreso.

— Un día antes se había descubierto que había un fraude con la empresa de Terramoda... y se había decidido retirar a Armando de la presidencia.— Sus dientes se apretaron y se acomodó en el estrado.— Se discutiría cuál sería el rumbo de la empresa en ese momento.— Finalizó conteniendo las lágrimas.

—¿Que hacía el acusado en cuestión en ese momento?— Preguntó vagamente.

—Él estaba sentado detrás de su padre, no había dicho nada después de que anunciaron que Beatríz Pinzón no llegaría a la junta por estar fuera de Bogotá.— Los recuerdos llegaron a ella y los ojos comenzaron eel proceso de las lágrimas.

—¿Cómo tomó la notícia? Sobre la destitución.— Continuo.

—Bueno, lo aceptó, acepto que había cometido un error y que eso sería el castigo. Estaba más preocupado por dónde estaba Beatríz.— Marcela volvió a mirarlo pero él no reaccionó, ni siquiera al nombre de la mujer que amó.

—Ya veo ¿Que ocurrió después? ¿Por qué Mendoza perdió el control?— Marcela se miró los dedos, no había nada allí pero pretendía no tener que revivir los echos en su mente.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora