93 Luna perdida.

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Abrí los ojos lentamente y me encontré con un paisaje un poco ¿Tropical? Sentía el ambiente bochornoso y el sudor recorrer mi rostro, pero donde estaba realmente.

Me sobé las sienes y me senté abruptamente sobre el suelo duro.— ¡Art!— Grité al recordar los eventos anteriores.

—Finalmente despiertas, holgazán.— La voz de Art me hizo levantarme pero me tambaleé de regreso al suelo por el dolor de la pierna.— No hagas eso, tienes una horrible herida ahí.— Señaló mi pierna vendada.

—¿Dónde estamos?— Pregunté.

—No tengo idea, hermano.— Se encogió de hombros.— Tal vez podamos preguntarle a la señorita que nos arrastró hasta aquí.— Dijo animadamente.

—¿Qu- quién?— Arqueé las cejas.

—Pues la que- ¡En un rato vendrá!— Dijo exasperado.— ¿Te golpeaste la cabeza?— Se burló.

—¿Y tú estás mejor?— Señalé el vendaje sucio en su cabeza.

—Como sea ¿Cómo vamos a salir de aquí? Capitán.— Cruzó los brazos.

—No lo sé.— Bajé la mirada.— No creo que recuperemos la baliza desde los escombros.— Art negó con la cabeza.— Además estoy lesionado.— Bufé.

Observé el lugar, era una cueva bastante bien iluminada, debajo de mi había una piel de algún animal, y hacía la entrada estaba la mochila de provisiones, quería observar el lugar pero de nuevo, la pierna me lo impedía.

De pronto apareció, la mujer de los ojos hermosos, su cabello era largo y negro, se ondulaba sobre sus hombros desudos, portaba unos pantaloncillos cortos e iba descalza.

Me intrigaba demasido, claramente es una humana pero ¿Que hace aquí? Y aparentemente sola.

Me miró y sonrió, ella me- ¿Sonrió?

—Necesitan comer.— Su voz era delgada pero tosca en pronunciación.

—Te dije que vendría.— Guiñó Art.

—Mmm gracias.— Dije, moviéndome lentamente hacía lo que parecía ser fruta.

Comí la fruta y no era nada que hubiese probado antes, fué exquisito y fresco al paladar.

—¡Wow! ¡Esto es asombroso!— Gritó Art. Por lo visto el tampoco lo conocía.

—Fruta de globo.— Señaló la mujer, lo que me hizo darme cuenta de lo descortés que fuí.

—Soy Jorge.— Extendí mi mano y ella la miró con una arruga en su frente.— Te agradezco mucho por ayudarnos.— Ella siguió mirando mi mano y la golpeó deliberadamente.

—Yo soy Art.— Él alzó su mano y la mujer hizo lo mismo, Art rió.— Me gusta tu saludo.— Puse los ojos en blanco.

—Ana.— Pronunció con firmeza colocando su mano en su pecho.

Aproximadamente había pasado semana y medía desde que caímos aquí, la movilidad de mi pierna era cada vez mejor, así que pronto podría ir en busca de algo útil hacía los restos de la nave. Se supone que la NASA debería estar la buscando, pero con la nave destruida será un trabajo bastante difícil, además de que el planeta en dónde estamos es un extraño.

Ana nos sacó de la cueva y nos llevó a un nave delta-4 lo cual me hizo preguntarme muchas cosas... aquellas naves están descontinuadas, pero Ana es un mujer joven... ¿Cómo es posible que haya llegado aquí en ella? Imposible diría yo.

Es bastante reservada en cuanto que hace aquí y porqué, no he podido revisar la nave como yo quisiera por la  pierna misma, además Art se a convertido en una especie de salvaje súbdito que sigue a Ana a todos lados, me hace exasperar demasiado.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora