158. Armetty a la antigua.

188 23 12
                                    

Jamás había su dicho su nombre con tanta... confianza, con tanto cuidado y me asusté un poco cuando sus labios se posaron en los míos.

Estaba tan asustada, pero respondí para no hacerlo enfadar, aunque la finalidad de mi beso se esfumó en el primer segundo que sus manos me sujetaron firmemente a él.

Pronto me encontré debajo de su fuerte cuerpo. Nunca había visto un cuerpo desnudo, menos de un hombre como él, pero no fué desagradable a mi mirada. Había pecas en sus hombros y sus músculos se tensaban y marcaban mientras flotaba sobre mi. Estando en esa posición, sus ojos se enfocaron sobre mi y no pude evitar sonrojarme.

Los nervios de lo que iba a ocurrir comenzaría a filtrarse y no pude evitar comenzar a temblar por lo que iba a pasar de todos modos.

—¿Estas bien? Estas temblando Aurora.— Su voz era como la de otro hombre, no es el que le había servido todo este tiempo, no es él que se paseaba por los pasillos con la mirada severa.

No confíe en mi prioias voz para contestarle, asi que solo asentí un poco, pero él no pareció satisfecho. —Yo- su alteza-— Miré hacía otro lado avergonzada.

Él tomó mi barbilla entre sus dedos y sus ojos eran tan cálidos.— Puedes decirme.— Susurró en la obscuridad.

Las lágrimas comenzaron a brotar cuando lo miré y me sentí peor que al inicio. Esto no debía ser así. —Yo jamás había hecho- esto antes, su alteza.— Sus ojos cambiaron en el momento en el que le confesé mi dolor y entonces me abrazó.

Me abrazó como si me conociera toda la vida, como si me quisiera, como si tratará de sanarme. Como si me amará...

Sus manos se movieron de arriba a abajo, en mi espalda, colocándome a un lado de él, cubriendo mi cuerpo casi por completo con sus brazos. —No te lastimaré... lo prometo Aurora.— Su voz sonaba tan sincera, pero aún no podía controlar el temblor de mi cuerpo.

Sus labios volvieron a bajar a los míos, se movieron rítmicamente junto con los míos. Respondí obediente y dejé sus manos vagaran por mis costados encontrando las ataduras de la tela que me cubría.

×

La guié lentamente hacia la cama, tomando suavemente sus dedos con mi mano. Inusualmente sentí el latido de mi corazón más fuerte, el zumbido subía por toda mi caja torácica hasta mis oídos. Cuando ella llegó a la cama, tomo asiento y me miró con esos grandes ojos obscuros que había llegado a anhelar en este poco tiempo.

—Su- alteza.— Su voz era baja y tímida cuando habló, apenas un susurro en la tenue luz de las velas.

—Hace un momento era solo Armando.— Sonreí y tomé sus manos entre las mías, tratando de aminorar su nerviosismo.

—Lo siento.— Susurró suavemente.

No podía dejar de mirar sus lindos labios así que me incliné hacía ella y la besé una vez más. Eran tan suaves y dulces que quería más, entonces la empujé poco a poco hasta que estaba ligeramente sobre ella.

Ella respondió mi beso con recato. Sus dedos apenas tocaban mi pecho. Y la voz de María resonó en mi cabeza.

—¿Estas bien? Estas temblando Aurora.— La miré y un rubor se extendió por sus mejillas.

Ella asintio lentamente con su cabeza, pero no creí que eso fuera todo. —Yo- su alteza-— Giro bruscamente apartando la mirada de mi.

Tomé su barbilla y la guié de regreso a mis ojos.— Puedes decirme.— Susurré tratando de ganarme su confianza.

Sus lágrimas comenzaron a salir y me alarmé al verla asi. Esto no debía ser así. —Yo jamás había hecho- esto antes, su alteza.— Su confesión me tomó con la guardia baja... ella era una jovencita en mis brazos justo ahora... Y la idea de tenerla me enloqueció.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora