130 La gran Roma.

104 15 16
                                    

Cuando Armane despertó una delicada mano estaba sobre su pecho y no hace falta imaginarse, siente el frío golpear en su piel desnuda, y el pensamiento se registra en su mente: se acostó con esta hermosa mujer.

Se levantó lentamente sin despertarla y cogió la túnica que descansaba en los clavos oxidados de su choza. Había sido increíble, pensó nervioso, nunca antes había estado con ninguna otra mujer, ni siquiera había besado a alguien.
En la zona de esclavos normalmente no había niñas, eran las que se iban primero y en realidad él nunca hablo con nadie.

Volteó y la vio dormitar, si cabello estaba perfectamente acomodado, su piel desnuda se asomaba un poco de la manta que la cubría, se sintió afortunado por primera vez en mucho tiempo y sonrió. El sol comenzó a salir y con eso Maquirla se movió en el suelo para finalmente despertar.

-Buenos días, Armane.- Sonrió y se cubrió su desnudez al sentarse.

-Buenos días.- Sonrió nervioso.- ¿Pues preguntar - porqué es que llegaste a mi choza?- Se movió y caminó para sentarse en el suelo frente a ella.

-Bueno, solo soy una admiradora Armane... llamaste mi atención desde que te ví en tu segunda lucha, soy de Mapuzo.- Explicó entre sonrisas, su mano se había deslizado a la de Armane y la apretó ligeramente.

-Tengo una admiradora muy bonita, entonces.- Él se sonrojó y la chica rió para entonces ponerse de pie y buscar su ropa y calzas.

-Gracias, debo irme... es bastante tarde ya y debo regresar a Mapuzo.- Sonrió y beso sus labios.

Armane suspiró, aún le quedaban otras dos peleas más para poder llegar al gran coliseo de Roma y tener a esta nueva admiradora entre su público le hizo sentir un chispazo de felicidad.

-¿Irás a la siguiente pelea?- El tomó su mano cuando ella se terminó de vestir y la miro directamente a los ojos.

-No hago promesas.- Se soltó de su agarré y salió de la choza.

Armane se vistió rápidamente y salió para encontrarse a Rorteo con los brazos cruzados sobre el pecho y una mirada dura.

-¿Que sucede amo? ¿No dormiste bien?- El joven bromeó.

-Tienes suerte que la pelea no sea hoy o mañana, chico.- Lo señaló.

-¿Por qué dices eso, amo?- Preguntó Armane colocando su espada en la funda.

-El sexo, arruina las piernas.- Señaló sus piernas y Armane se sonrojo terriblemente.

-¡Amo- yo- no estaba-- Rorteo comenzó a reír por la vergüenza del chico y le dió un golpe en la espalda.

-En estás chozas solo se meten prostitutas y no para solo charlas, no nací ayer.- Armane bajo la mirada y por el rabillo.

-No- lo haré mientras tenga arenas que ganar.- Prometió.

-Bien, ahora muévete. Tenemos que llegar a Jabiim en dos días.- Señaló la caravana que seovia entre la arena.

Armane buscó por una gran parte del trayecto si había señales de Maquirla antes de salir de Chommel, pero no encontró a nadie con ese rostro por ahí. Estaba confundido, no quería creer que ella era solo una prostituta pasándose de lista con él.

-¿Amo?- Rorteo alzó la vista cansada.-¿Por qué quieres llegar a Roma?- Rorteo se rascó la barbilla y bajo la mirada un momento.

-Extraño a alguien de mi pasado.- Dijo con una sonrisa nostálgica.

-¿A quién?- Armane se acerco y lo miró a los ojos.

Rorteo sopesó sus pensamientos mientras miraba al chico. No debía hablar de su pasado porque daba paso a la confianza y eso mismo daba comienzo al cariño y no necesitaba querer a este joven, pero los ojos obscuros del chico y esa mirada de curiosidad mezclada con el anhelo de poder conectar con él, de tener un amigo lo hizo olvidarse de su importante regla.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora