113 Deja vu.

198 22 64
                                    

Ambos miraba sus pies mientras la terapeuta de grandes anteojos hablaba sobre ellos y sobre lo que habían hecho o no hecho, dicho o no dicho. Los sofás donde los hizo sentar estaban justo a lado del otro, pero se sentían a kilómetros de distancia.

La culpa sobre sus rostros, el dolor en su voz y la furia en sus ojos, no importa de quién, estaba aquí en la habitación.

Se ha dicho mucho, pero no entre ellos, él se niega a dirigir su voz a ella una vez más.

De camino, ella se sentía inusualmente pesada, los hombros hacía abajo y la mirada por los suelos, se fueron como llegaron, en traspostes separados como si no se conocieran, como si no hubieran compartido una casa de ensueño durante veintisiete años... como si no hubieran visto a sus hijos crecer en las habitaciones de esa casa, como si nunca se hubieran amado.

Los autos iban casi a la par, pero nunca se miraron ni siquiera por el retrovisor.

Él se hacía las mismas preguntas de hace dos semanas. ¿En verdad nos amamos? ¿Éramos demasiado jóvenes? ¿Aún me ama? ¿Y yo lo hago? Sus puños se apretaban cuando recordaba la discusión de hace dos semanas y las pláticas con la terapeuta que empezaron hace una sola semana atrás, se apretaron cuando recordó el dolor nauseabundo que se apoderó de él al escucharla, al escuchar el descaro con el que confesó su sucia mentira.

Su corazón siguió el curso de hace días, haciéndose trizas con cada sollozo que escapó de sus labios y con cada lágrima que cayó por su rostro lastimoso.

Al entrar a lo que llegaron a llamar hogar, sus ojos no se miraron, sus labios no pronunciaron nada, aunque ella quería hacerlo, quería Incluso gritarle que se detuviera, que parará con esta tortura, pero en el fondo sabía que era pedir demasiado.

La terapeuta había sugerido un viaje, pero uno donde estuvieran juntos, no solo en el mismo avión o en la misma habitación, juntos. Hablando interactuando de nuevo.

—¿Y bien?— Las palabras salen de él por encima del susurro haciendo que ella se sorprenda demasido.— ¿A dónde iremos?— Continúa son mirarla, moviendo los ingredientes que hay en su plato.

—Yo- pensaba en Escocia...—Pronuncia en voz baja, sabe que es demasiado ambicioso pero no por la cuestión material.

— Está bien.— Contesta con esa misma aura de desinterés.

Ella reprime las lágrimas que luchan por salir de entre sus párpados y forza una sonrisa aunque sabe que él no la mirará, no lo ha hecho en un mes y no ha habido progreso. Guarda su desesperación por conseguir una nueva emoción de su esposo, pero ya ha fracasado y sabe que este viaje es su última oportunidad de traerlo de vuelta, también sabe que es un arma de doble filo el jugar con un lugar que significó y significa algo importante en esu vida, en su unión.

×

Las noches son largas en especial cuando la pareja que ahora duerme en habitaciones diferentes, recuerda lo sucedido.

El recuerdo es tan vívido como aquél día, entra a la casa con una sonrisa en busca de la persona que ha extrañado durante el último mes. Las escaleras guía sus pies inquietos hasta la segunda planta.

Hay un ruido y abre sin anunciarse, después de todo es su casa y busca a a su amada esposa.

La escena posterior hace que él se paralice con la boca entre abierta y con lágrimas inmediatas en las mejillas, su esposa, su mujer, su amada en brazos de otro... su cabello es un desastre, sus mejillas están sonrojadas por el esfuerzo y no puede distinguir si es la vergüenza o el placer que estaba experimentando a causa de otro hombre.

Ella repite que lo siente, una y otra vez con lágrimas en sus mejillas, corré hacía él con las sábanas cubriendo su desnudez y él no puede con todo esto, se tambalea y camina fuera de la habitación con fuerza e ira.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora