52 Mensajea indecentes.

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Después de aquella vez, las palabras "te amo" fueron más espontáneas en salir de sus bocas, cada vez se sentía más el compromiso en la relación, aunque como siempre estaba implícito.

El departamento de Jorge era ligeramente más grande por lo que cada noche que se quedaba, que ocurría más amenudo, Jorge insistía en que dejará la muda de ropa ahí en su armario, Ana olvida siempre recogerla por lo que el espacio que Jorge intencionalmente había dejado para ella se iba llenando a paso lento.

Las vacaciones de Ana se acercaban y las de Jorge también, estaban en la recta final para aprovechar dos semanas libres de ajetreos.

Además, los 'mensajes indecentes' ya eran parte de la rutina. Jorge gustaba de sonrojar a su novia a través de la pantalla, mencionandole cosas sucias pero tiernas al mismo tiempo, Ana siempre se maravillaba por el don que tenía él, para juntar ambos conceptos.

Amooor. ¿Estás vacaciones no te vas despegar de mi cierto? *-* Pretendo amarrarte a la cama si declinas...

Amenos... que quieras que yo sea el que esté privado de su libertad. ;)

Eran las cuatro de la tarde un martes, lo que significaba que Jorge ya estaba en casa, pero Ana tenía un día más estresado y él sabía cómo animarla.

Mmm interesante maestro, pero creo que necesitaré de tu cuidado hoy. :'(

El día de hoy no solo era más estresante por lo largo que era, si no por que algo no había salido bien en el laboratorio.

Iré por ti en cuando salgas, te amo. Tengo una llamada, besos amor. <3

Te amo también. <3

Lo necesitaba desesperadamente así que cuando leyó que iría a recogerla se sentió conmovida, ese tipo de cosas no ocurrían a menudo. Casi la mayor parte del tiempo estaban ocupados y Jorge se sentía estúpido al querer preguntarle si podía ir a recogerla, simplemente no podía hacerlo sin preguntar, pero en situación donde ella no se sentía bien, decía simplemente hacerlo.

Cuando finalmente llegó la hora de salida, Ana salió con una sonrisa enorme al encontrar a Jorge junto a la parada de autobuses, llevaba un café en cada mano, eso o un chocolate, Jorge lo prefería; bufanda y gorro de felpa, eran días fríos y locos, a veces llovía, a veces hacia calor o simplemente el aire era demasiado frío para respirar.

Se acercó a él e inmediatamente la rodeo con sus brazos con cuidado de no derramar el café caliente.

—Café cargado sin azúcar para ti, amor.— Le entregó el café cuando se separaron.— Y también te traje esto.— Ana tomó su café con ambas manos, calentandolas. Jorge dejó su bebida sobre una estructura de metal y le colocó un gorro en su cabeza.— Hermosa gatito.— Se acercó y besó su frente.

—Gracias amor, definitivamente necesitaba esto.— Ana sonrió sujetando su brazo para comenzar a caminar.

—¿Un café caliente?— Jorge sonrió bebiendo un sorbo del suyo, chocolate de moca.

—A ti.— Dijo dando un apretón a su brazo, Jorge sonrió y beso su sien.

Ese día sin duda alguna la cuidó, no solo la escucho con su garganta apretada y los ojos llorosos, el laboratorio había sido un desastre no por su culpa, claro pero una cualidad o defecto de Ana era : asumir toda la culpa.

Jorge la llevó hasta la cama mullida, encendió la calefacción y la sentó sobre su regazo, retiró las capas de ropa y el gorro alisando su cabello, Ana no prestó atención en dónde estaba sentada, simplemente descargó toda su frustración en ese momento.

La escucho atentamente, tomando una de sus manos y con la otra sosteniendola de la espalda baja, dando un ligero masaje.

—Y eso fué lo que ocurrió... Ya sé que me vas a decir 'no fue tu culpa Ana'— Imitó su voz gruesa ganándose una risa de Jorge y un beso en la nariz.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora