El despertador había sonado como todas las mañanas a las 7:00 AM en punto, me removí en las sábanas y sentí el cuerpo de mi mujer, sonreí aún con los ojos cerrados y levanté la mano para golpear el despertador.
Tomé una ducha, me despedí de mi hija y mis suegros para poder continuar con lo habitual.
¿Y que era lo habitual? Despertar feliz a un lado de mi Betty, besar a mi hija en la frente y pasar por una serie de saludos y despedidas con los Pinzón, llegar a la empresa para poder escuchar los tacones del cuartel golpear el suelo, gritos y risas tontas provenientes del mismo sitio.
Besé a Betty una vez más antes de ir a nuestras respectivas oficinas. Había un pequeño montón de papeles en mi escritorio, me desabotoné el saco y tomé asiento revisando cada papel detenidamente.
Pasaron unas horas tal vez o eso sentí y mi teléfono fijo comenzó a sonar.
—¿Aló? —
—Armando.— Mi mamá estaba al otro lado del televisor.
—¡Hola mamá! ¿Cómo está?— Sonreí.
—Necesito que vengas acá...— La voz de mi mamá sonava extraña, así que fruncí el entrecejo y me recliné para escucharla mejor.
Mencionó lo que debía de mencionar, el estómago me dolió y mi corazón se aceleró, mis lágrimas amenazaron con salir y apreté los puños...
El eco del bullicio natural de ecomoda se hizo distante y más distante, hasta que lo único que escuché fué un pitido en mis oídos, me sentía pesado, anclado a la silla de mi escritorio, incapaz de procesar lo que mi mamá me acaba de decir...
¿Por qué no podía moverme? ¿Por qué lo podía hablar? ¡Debía reaccionar! Pero era como si mi cerebro no entendiera de órdenes, necesitaba desesperadamente hacer algo.
De pronto Betty entró a mi oficina, llevaba unos papeles en las manos y los presionaba contra su pecho, algo estaba diciendo y señalando cifras en esos papeles, pero seguía sin poder enfocar.
—¿Armando?— Su mano pasó por mis ojos y cuando la miré mis lágrimas se derramaron rápidamente.—¿Amor? ¿Que ocurrió?— Se acercó a mí con urgencia y me tomó del rostro.
—N-no lo sé...—Pronuncié con debilidad y ella me acarició, podía ver la preocupación en sus ojos, pero simplemente no podía decirlo, no podía...
—¿Amor? Me estás asustando ¿Que pasó? ¿Te sientes mal?— Me tomó de la frente y me inspeccionó rápidamente.— Levántate, iremos al hospital ya mismo Armando.— Corrió y salió por la puerta para aparacer de nuevo con su bolso, tenía el celular en la oreja y decía algo sobre, no saber que hacer y que estaba preocupada.
Mis lágrimas cayeron nuevamente y con ellos mi garganta se abrió con dolor, dejando salir mi sollozo doloroso, Betty me miró y corrió hacía mí, me tomó de las manos y volvió a preguntar.
—E-sta — Tragué saliva y la miré.—Él- él está muerto, Betty.— Ella comenzó a llorar y apretó mis manos.
—¿Quién, Armando?— Su voz era paciente con mi posible shock.
—Mi papá...—
No recuerdo perfectamente el camino, no recuerdo cómo llegué a casa de mis papás o como es que toda la ceremonía comenzó.
Infarto fulminante, eso fué lo que escuché.
Betty estaba a un lado mío con su mano enredada a la mía al igual que Camila, me había abrazado con fuerza y me hacía dicho que lo sentía.
Me sentí como un niño nuevamente, me sentí tan indefenso y vulnerable otra vez, tan impotente, tan necesitado de cariño...
Me encontraba en el jardín, pensando en todo lo ocurrido y mis lágrimas volvieron a caer con desesperación, no hace mucho había hablado con él, él estaba bien, él no tenía un problema grave... él había hablado conmigo...
Mi papá no había sido el hombre más cariñoso o paciente conmigo, pero lo amaba... es más, había sido objeto de su vergüenza más de una vez... había luchado básicamente, toda mi vida por su aprobación... y ahora ya no estaba aquí ¿De quién obtendría esa aprobación? ¿Dónde está esa palmada en el hombro? ¿Dónde están esas palabras de aliento? ¿Porqué me dejó ahora? Ahora estoy haciendo las cosas bien.
—¡Mírame ahora!— Grité.—Estoy haciendo las cosas bien papá... Tengo a Betty y a Camila... Papá...— Un sollozo se ahogó en mi garganta.— Dime que estás orgulloso de mí, dime que te agrada lo que hago... Dime qué me quieres... ¿Porqué no lo hiciste?— Sentí la hierva fría en mis rodillas, había atravesado la tela del pantalón, tapé mis ojos tratando de parar las lágrimas pero fué inútil.
—Armando...— Y mi boca se abrió con asombro y dolor al mismo tiempo, Camila mi hermana se acercaba a mí.
Me levanté del suelo y caminé hasta ella, nos abrazamos con fuerza. Yo era su hombro para llorar y ella era el mío.
—Lo siento tanto... — Apreté su cuerpo y ella arrulló.
Se separó de mi después de un rato y me tomó del rostro, limpio mis lágrimas como lo había hecho en el pasado cuando aún éramos unos niños pequeños, siempre protegiéndome...
—¿Por qué?— Le dije mirándola a los ojos.
—No lo sé hermanito...— Susurró.
—Lo necesito acá, y-yo necesito saber si lo hago bien, Camila ¿Y si lo arruinó de nuevo?— Dije con urgencia y ella negó con la cabeza.
Me tomó de los hombros y me calló.— Armando escúchame.—La miré, ahí estaba de nuevo... esto era tan reconocible, este recuerdo, casi podía sentirlo como un deja vu.— No necesitas su aprobación.— Interrumpí.
—¡Cómo dices eso!— Grité.
—¡Escúchame!— Apretó mis hombros.— Armando, todos cometemos errores y papá no estaba exento de ellos, él no siempre tuvo la razón y debes dejar ir esa mentalidad tuya Armando.— La miré con dolor.— No lo dijo, no te lo dijo... pero estoy segura de que estaba y está orgulloso de ti.— Sonrió y sus lágrimas se desplazaron hacía abajo.
—Como lo sabes...— Susurré.
— Mírate hermanito.— Subió mi barbilla.— Eres esposo, eres un padre... seguiste tu corazón Armando.— Colocó una manos sobre mi pecho.— Aprendiste de tus errores, eres un hombre hecho y derecho, con responsabilidades y obligaciones ¡Mírate! ¡Eres el orgullo de mis padres! ¡Y lo fuiste de él! No necesitas su palabras, porque tienes tus acciones que lo acompañan.— Me lancé y la abracé de nuevo con tanta fuerza que temi lastimarla.
—Gracias...— Susurré.
Ver a mi hermana hablar con Betty, ver a Camila convivir con mi hija e interactuar con mi mamá de nuevo, fué un bálsamo para mí dolor.
Tenía razón, la prueba de que era un hombre mejor estaba aquí, justo ahí sentadas en la sala de casa. Mi Betty, mi Camila, mi familia...
Si esperaba que dónde quiera que papá estuviera, me siguiera viendo con orgullo.
Hello There.
Llevo dos meses tratando de terminar este OS y creo que lo quedo tan malo.
Creo que apesar de todo Armando siempre tendrá esa espina clavada en cuanto al tema con su papá, después de todo casi toda su vida trato de darle gusto y Roberto no siempre fué muy expresivo con él al parecer l eso recuerdo jaja.
Iba hacer un momento de Margarita con él, pero decido que Camila con él sería mejor, ya que fué su apoyo antes (basándome un poco en "Me siento solo")
¿Que les pareció?
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.