96 Recuerdos inestables.

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Sus pasos apresurados sonaban demasido fuerte en sus cabezas, así mismo sus respiraciones y el latido del corazón les hacía creer que sería el delator de su ubicación.

Jorge tenía apretada su mano contra la de ella, sujeta a sus dedos mientras la guiaba fuera del peligro.

-¿Crees que lo perdimos?- Susurró Ana entre jadeos.

-No, no lo sé...- Contestó con la misma falta de aire.- Saldremos de esta, lo prometo amor.- Apretó su mano y le dió un pequeño tirón para dar la vuelta a una esquina rocosa.

Siguieron corriendo con el frío llegando le a los huesos y el aire faltando en sus pulmones, hasta que no pudieron más, necesitaban desesperadamente un lugar para poder descansar y tomar un poco de agua.

Se recostaron contra un tronco, uno contra el otro para poder generar algo de calor.

-¿Nunca se detendrá?- Preguntó Ana suavemente contra el oído de él. Sus dientes castañeaban y su cuerpo temblaba ligeramente, Jorge la acercó más a él y frotó su espalda con sus manos.

-Sé que lo hará, debe de hacerlo.- Eso espero. Pensó para si mismo.

-Todo estaría mejor si me hubieras dejado ahí con él.- Dijo con pena y Jorge se tensó, como podía ella si quiera pensar en eso.

La tomó de los hombros y la alejó para poder mirarla a los ojos.- No te atrevas a tan solo sugerirlo, lo haría una y mil veces.- Ella asintió con lágrimas en los ojos y se recargo nuevamente en su pecho.

No les tomó tanto tiempo poder dormir a pesar de lo incómodo que podría ser dormir en medio del bosque. El sol intenso de la mañana los hizo retorcer sobre las hojas secas y obligándolos a abrir sus párpados.

-Dormimos demasido, es hora de moverse.- Jorge le extendió su mano para ayudarla a levantarse y ella aceptó.

Caminaron tomados de la mano, todo estaba mortalmente silencioso después de unos treinta minutos caminando, Jorge se detuvo abruptamente enmedio del lugar mirando en distintas direcciones.

-¿Que ocurre?- Pregunto Ana mirándolo a los ojos.

-Esta silencioso.- Dijo son mirarla.

-¿Y eso no es bueno? Significa que no hay moros en la costa.- Respondió tirando de él para que se moviera.

-No, es distinto. El bosque tiene un sonido aún cuando no hay nadie... a menos que algo o alguien lo haya silenciado.- Ana lo miró confundida.- No hay ruido de aves o insectos, hay que movernos más rápido.- Tiró de su mano.

-Desearía poder hacerlo.- Replicó Ana tratando de tomar el mismo pasó que él.

Antes de que él pudiera responder, partículas de el tronco de a un lado de su cabeza, volaron por los aires.

-¡Corre!- Tomó su mano y corrió con ella lo más rápido que se podía.

Cuando llegaron a un risco, Jorge la miró preocupado, su cabello se pegaba a su frente por el sudor y su pecho subía salvajemente. Esto no podía seguir ocurriendo... miró hacía atrás escuchando las voces cada vez más cerca.

-Debes irte y esconderte, iré por ti.- Dijo rotundamente y con urgencia en la voz.

-¿Que? ¡No voy a dejarte aquí!- Replicó ella sujetando su chaqueta.

-No te lo pregunté, me quiere a mí y si es lo alejará de ti... Me tendrá, se dónde buscarte. ¡Ahora, vete!- Gritó exasperado al ver que sus lágrimas comenzarían a resbalar.

Besó sus labios tan rápido como pudo y lo abrazo.- Prométeme que volverás a nosotros.- Jorge bajó la mirada, la mano de Ana se acarició el estómago gestante.

-Lo prometo.- Agachó la cabeza y beso su abdomen.- Por favor, huye.- Ella se giró y comenzó a bajar por el risco.

Jorge observando mientras ella se alejaba y se dirigió en sentido contrario para enfrentar a los perseguidores. No contaba con que fueran cuatro hombres armados.

-Me rindo.- Alzó los brazos enfrente de ellos y se tiró de rodillas.

Los perseguidores se quedaron inmóviles y entonces pudo verlo emerguer de entre los árboles.

-¿Dónde está ella?- Escuchó su voz con una ligera decepción en el tono.

-No necesitas nada con ella, me tienes a mí. Toma tu venganza.- Contestó rápidamente.

-Mmmm ya veo, poco inteligente de tu parte.- Hizo una seña con su mano a uno de sus perseguidores.- Vámonos.- El hombre se acercó a él y todo se volvió negro.

Cuando despertó, se talló los ojos y se levantó de la impecable cama blanca, se acercó a lo que parecía ser el sanitario y se miró el rostro, tenía un gran golpé en el ojo derecho y trató de recordar que había sucedido pero los recuerdos se disolvieron en su mente.

Después de un rato, escuchó la puerta de esa habitación abrirse para verse a si mismo pero con ojos distintos en el marco de la puerta, lo desconcertó un poco antes de recordar quién era él.

-¿Joseph?- Preguntó vacilante.

-¡Hermano!- Se acercó a él y lo abrazo.- Creí que nunca despertarías, ¿Cómo te sientes?- Pregunto haciéndolo sentar en la cama.

-Bien, bueno algo confundido, no recuerdo que ocurrió... recuerdo a Ana pero-- Trato de enfocar su mente pero fué inútil.-¿Que fué lo que ocurrió?- Lo miró.

-Bueno, lo que debes saber por ahora es que esa mujer te utilizó y luego te hirió, pero por suerte pude encontrarte antes de que algo peor te hubiese hecho.- Joseph explicó con suma preocupación.- La encontraremos y la haremos pagar hermano.- Replicó con fuerza.

-Estoy seguro de que sí...- puedes- decirme ¿Dónde estamos exactamente? Perdón, el golpe fué fuerte.- Sonrió apenado.

- En casa.- Se levantó y caminó a la entrada.- Ven a desayunar.- Sonrió y salió.

Jorge sonrió a medias, algo no estaba bien, algo en su cabeza le decía que algo más ocurría pero no sabía que, así que supuso que fué el golpe.

Asomó la cabeza por su habitación y todo el lugar era de un blanco tan resplandeciente que juró que el dolor de cabeza había regresado, había muchas personas caminado de aquí allá sin prestarle atención realmente, los rostros eran idénticos y portaban un uniforme azul con un gafete que decía J-U10

Observó el lugar con detenimiento, el edificio era gigantesco, había puertas por todo lados, ascensores y escaleras, además de enormes ventanas que daban hacía afuera y vió a más J-U10 caminando de un lugar a otro, llevando cosas. Al parecer todo era como lo recordaba o hasta cierto punto, debido a su reciente perdida de memoria.

Los clones caminaban por la ciudad siendo de utilidad para él mundo y- ¿Que hacía exactamente él aquí? Sabía perfectamente que no era un clon... ¿o lo era? ¿Joseph? Imposible, tenía recuerdos de jugar con su hermano gemelo.

-Es solo el dolor de cabeza.- Rió con ironía.

Pero ahora algo más lo molestaba, Ana. Recordaba a Ana de la infancia, pequeños destellos de ella jugando con él, pero era era todo.

-Recuerdos inestables.- Maldijo y caminó hacia donde creía que era el comedor.

Hello There.

Estoy combinando muchas trampas e ideas raras aquí, espero seguir el ritmo.

I know, dije que actualizaría espectro y lo haré, pero decidí que el siguiente OS de esa historia será el último así que debe tener un buen cierre, una disculpa.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora