Había llegado a la gran ciudad hace unos días junto con mi familia. El lugar era perfecto, había árboles a dónde mirara y grandes montañas que colindaban con el pueblo.
Green City, estaba prosperando rápidamente como decía el telegrama del alcalde. Al llegar pude notar esa prosperidad, estaba la construcción de las vías de la locomotora que estaba a unos kilómetros al este, además también estaban las construcciones de nuevos locales y negocios para la gente de G.C.
La nueva casa era pequeña a comparación con la que teníamos en la gran ciudad, pero me gustaba todo lo que podía ver por mi ventana, antes solo veía contaminación debido a los barcos de vapor y los nuevos transportes a motor, aquí era verde, aves a dónde mirará, azul y un lindo aire fresco, es perfecto para mí.
Mamá al principio estaba un poco necia cuando papá dió las noticias de la mudanza a este pueblo, ella siempre había estado acostumbrada a vivir en la ciudad llena de gente, humo y calles llenas de gente sin mencionar los lujos de toda su vida, pero finalmente papá lo convenció y me alegro por eso.
Él día de hoy irá al pueblo para visitar las tiendas de abarrotes, decían que había cosas orgánicas y totalmente del propio pueblo ¡Asombroso!. Había muchas miradas sobre mi y me sentí bastante nerviosa, tal vez no estaba vestida para este nuevo pueblo o les incomodaba mi presencia, comencé a cuestionarme bastante.
—Buenos días.— Saludé lo más amable que pude.
—Buenos días señorita.— El anciano que estaba detrás me respondió de la misma manera. Se ajusto las gafas de aumento y me miró extendiendo su mano.— ¿Usted es la hija del nuevo abogado? ¡Oh, permítame presentarme, soy August!— Tomé su mano con una sonrisa.
—Asi es. Es un gusto para mí conocerlo, puede llamarme Aurora.— El apretó mi mano suavemente en su saludo.
Parecía que después de todo, solo era una nueva sensación aquí.
—Espero que encuentre agradable está ciudad señorita Aurora, GreenCity es hermoso en esta época.— Rió alegremente mientras limpiaba su barra de madera.
—Ciertamente lo es. Estoy maravillada.— Me moví entre los estantes en busca de provisiones para comer.
—Es grato oírlo aunque debo advertirle de algo señorita, debido, si me permite decirlo, su clara belleza debe cuidarse de los bandidos rojos.— Alcé la mirada de uno de los estantes con mis grandes ojos abiertos ¡Nadie había dicho nada de 'bandidos'!
—¿Bandidos rojos? ¿Que eso que hacen ellos- August?— Me acerque rápidamente dejando los frascos de conserva en su barra.
—El jefe de ellos toma lo que quiere cuando quiere señorita, incluso mujeres...— Me llevé la mano a la boca ¡Esto era horrible!— Andan a caballo aparecen como demonios de pronto en el pueblo, nadie puede detenerlos señorita.— Me imagine lo peor, debía decirle a mi padre cuánto antes.
—¿Cómo puedo reconocer a uno de esos?— ¿Cómo eran ellos? ¿Que debía hacer si me escogían? ¡Tenía muchas preguntas ahora!
—Portan un clavel rojo en el saco, señorita.— Explicó.
Después de desaparecer casi abruptamente de la tienda de abarrotes llegué a casa rápidamente observando los sacos de cada hombre que me encontrará, aunque no había muchos, tal vez un par. La mayoría portaba solo sus camisas con los tirantes encima o un chaleco simple, así que traté de controlarme.
×
Me levanté más tarde lo usual está vez, me había movido mucho en la cama la noche anterior y no pude dormir adecuadamente. Me coloqué la ropa , no son antes lavar mi rostro y pecho con el agua que estaba sobre la mesa.
—Buenos días joven.— La anciana que alimentaba a toda saludó.
—Buenos días Inés.— Respondí tomando el periódico de la mesa.
Inés colocó los platos sobre la mesa y comenzó a servir huevos, tocino y algo de jugo, mi favorito.
—¿Quiere que llame a los demás?— Preguntó y miré por encima de papel.
—Por favor.— Mencioné al bajar mi mirada a la sección de las noticias del sheriff.
Habían capturado a un pez gordo del sur, un indio que daba problemas según el encabezado. ¡Era una maldita mierda!
Todos los chicos comenzaron a acomodarse en la mesa y comenzaron a querer devorar la comida hasta que alce una de mis manos y se detuvieron abruptamente.
—Nadie puede comer hasta que Inés se siente e inicié la oración matutina.— Baje el periódico y algunos tragaron sus bocados con esfuerzo.
—¿Porqué es Inés la de las oraciones?— Preguntó el jóven Freddy con desacuerdo.
—Por que dudo que Dios nos escuché a nosotros, Freddy.— Dije seriamente.— Además ¿Sabes alguna oración decente?— Todos guardaron silencio y Freddy negó con la cabeza.— No. Eso supuse.— Me levanté y lo tomé del sacó levantandolo sobre el suelo, nadie se movió excepto nosotros.— Así que Freddy, no vuelvas a poner de esta sagrada comida que Inés elabora con sus propias manos en tu sucia boca hasta que ella terminé su oración. No me importa si tarda una hora y tus huevos estén fríos ¡Entiendes!— Lo arroje contra su silla y el chico se arregló el saco rápidamente.
—¡S-si jefe!— Contestó frenéticamente, tomé asiento.
—Inés, por favor.— Sonreí solo a ella y obedecido.
—Si joven Sáenz.— Contestó.
Pronunció las palabras y cuando ella terminó los chicos me miraron, les hice una seña y comenzaron a tragar sin piedad. La mayoría de las mañanas pasaba sin problemas, era la hora feliz en nuestra casa, pero habían algo que no toleraba y era la falta de respeto a Inés y cada uno de estos mal nacidos lo sabía.
Cuando terminamos, les ordené arreglar a los caballos hoy tenía asuntos que atender, así que miré al espejo arreglando el sacó y el sombrero sobre mi cabello poco peinado y coloqué el clavel rojo en el bolsillo de mi saco.
Hello There.
Jejejejeje, nueva historia ops :v
Opinión por favor. 💌
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.