18 Ciegas

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¿Había sido demasiado fingir ser ese tal Julián Arango...? la verdad es que no me arrepiento, jamás había hecho algo así, no me importó en el momento, esa mujer en verdad es una diosa y no me puede resistir a estar con ella, ví la oportunidad y la usé.

Fue una mañana agradable, tenía demasiado tiempo en el que no salía con alguien o me daba el lujo de relajarme; no esperaba nada de ese desayuno con “Ana, la ilustradora.” pero superó cualquier cosa, es una chica increíblemente agradable sin mencionar su físico embriagante, por eso me fuí, lo cual fue sumamente cobarde, lo sé... pero no podía ver esos ojos lindos y decirle “Oye, te me hiciste muy linda y mentí sobre mi identidad para pasar un rato agradable contigo.” no, mala idea en uso de palabras... supongo que jamás querrá saber de mí, solo tiene mis iniciales, no creo que me vuelva a ver... Vaya, eche todo a perder incluso antes de comenzar, maravilloso Jorge.

Habían pasado tres meses desde que ví a aquella chica y había ocurrido algo,  cada vez que veía una agencia de ilustración... me detenía por un tiempo a leer quien era miembro, nunca he encontrado a ninguna Ana, lo cual es decepcionante.

—¿Buscaba algo en particular señor? — Una joven se acercó a mi mientras leía la publicidad.

—Mmm no, gracias.— No algo, pero si alguien en particular.— Oh, bueno una pregunta.— Finalmente decido.

—Por su puesto.— La joven se da vuelta esperando a que yo pueda formular una pregunta coherente... cosa que no sé si pueda.

—Me preguntaba, em ¿Hay alguna ilustradora aquí, que se llame Ana? — Los nervios me traicionan cuando la joven me lanza una mirada rara y siento que quiero desaparecer ¿Lo dije mal? ¿Soné como un pervertido?

—De echo si, hay una. Me extraña el detalle.— Contesto, ¡Mierda!

—Me dió su tarjeta hace unos meses pero lamentablemente la extravié y solo recuerdo su nombre de pila.— Soy un mentiroso de mierda...

—Pase por acá, por favor.— La joven me señala el camino y mi corazón se agita, esto no lo pensé ¿Que demonios le diré? ¡Mierda, mierda, mierda!

La oficina se abre y la silla me da la espalda, me frotó las palmas en los costados y suspiró.

—Buenos días...— Musito, la silla se da vuelta para ver su rostro y...

—Buenos días ¿En qué puedo ayudarle? — No es esa Ana...

Me safé de esa incómoda reunión, fingiendo buscar una ilustración para... ni siquiera recuerdo que dije, no era esa Ana, así que no me interesa.

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Sin duda ese “falso Julián” me había agradado demasiado, incluso después de mi coraje momentáneo al saber que no era el Julián con el que se suponía debía estar desayunando, deseé que no se hubiese ido, no lo sé, tal vez había una explicación graciosa de todo eso, tal vez solo quería volverlo a ver, tal vez trato de justificar su acto tan tonto...

Solo tenía sus estúpidas iniciales... y el hecho de que era un agente de bienes raíces, no estaba interesada en un departamento ahora... quizás... No, Ana, no vayas en su búsqueda, por algo se fué, posiblemente fuiste un desastre en aquello que consideré maravilloso, mierda.

Después de esa gran “decepción” le conté a Lorna de lo ocurrido, ella me juró que todo era obra de la suerte y el destino, acto seguido me burlé en su cara, y si fuese así ¿Porqué destino?

Acepte salir con el verdadero Julián Arango, era un hombre agradable y bien parecido pero la sombra del falso Julián era inevitable, me la había pasado mejor, si ya lo dije, Julián era lindo y gracioso, pero algo le hacía falta, aceptamos ser buenos amigos después de todo. Jamás volvimos a hablar.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora