16 Desierto.

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Oskar vivía en un pueblo desértico tan literal como metafóricamente, el lugar que había conseguido para vivir era una choza en un área sin más personas, la civilización y el área de comercio estaban por lo menos a media hora de ahí, Oskar se había metido en este hueco por dolor y por según aliviar todo, pero muy en el fondo se sentía culpable de todo lo que había ocurrido unos años atrás, para él todo estaba fresco, todo estaba a flor de piel y ardía.

Oskar caminaba por los pasillos del mercado de chatarra, buscando piezas para la ducha, debido al clima árido la dicha está un lujo, Oskar era habilidoso con las manos, podía deshacer y volver a armar las cosas la quería, así era como se ganaba el poco dinero que alcanzaba para satisfacer su hambre día con día.

Seguía vagando por la arena, le hacía falta solo una pieza y podía irse a meter a ese hueco de nuevo, cuando vió una cara conocida, piel blanca cabello hermoso de color castaño, bajaba en cascadas rizadas, parpadeó un par de veces y talló los ojos.

—Un golpe de calor.— Pensó.

Siguió buscando hasta que la pieza apreció, iba a tomarla cuando una delicada mano de piel blanca la tomó, Oskar alzó la vista y era la mujer de hace un momento.

—Esta b-bien tomela.—Dijo Oskar sin mirarla, se sentía bastante alterado.

—No, veo que has estado buscando, por favor tómala tú.— Dijo la mujer con sus hermosos ojos marrones observandolo.

—Gracias.— Tomó la pieza con cuidado y se dirigió a pagar o en su defecto efectuar un trueque.

Oskar hizo lo debido para obtener la pieza y se fué, miró a todos lados y la mujer no estaba, no pudo ser una alucinación, ella le habló...

—Es solo el maldito calor.— Volvió a decirse y partió a su hogar.

Al llegar allí, reparó la ducha, y tomo una fresca y muy rápida, no podía darse el gusto de gastar demasiada agua, preparo un poco de verduras, con un poco de carne que también era un lujo, preparo té y se fué a recostar en su cama.

Se relajo y trato de no pensar en la mujer de la tarde, es que era increíblemente hermosa y parecida. Sacudió su cabeza y comenzó a dormitar.

Despertó siendo un manojo de sudor y taquicardia, todas las noches soñaba con sus dos mejores amigos, ambos habían perdido la vida y Oskar se culpaba por todo, por eso se había auto impuesto esta manera tan deprimente de vivir, no tenía ningún contacto con nadie y todos lo conocían por el loco del lugar.

Oskar era un joven apuesto en aquella época, con el cabello recortado, rubio y ojos azules que cautivaban a cualquiera, excepto a Pamela... la mujer de la que se enamoró del instante en el que la vió y una de sus mejores amigas, Pamela había escogido entre los dos amigos, hermanos de diferente madre, tomando como esposo a Angus, Oskar jamás palideció a la noticia, él nunca había tenido el valor de confesar sus sentimientos, que por el otro lado Angus gritaba cada vez que la veía, estuvo ahí para ellos todo el tiempo, amándola en secreto pero también a su hermano, jamás sobrepasando la línea; de ese Oskar ya no quedaba nada, ahora el cabello hecho un desastre, la barba crecida y mal cuidada, ojos tristes ya ni siquiera tenía lágrimas para llorarles, a ella y a Angus.

La puerta sonó y se vio obligado a levantarse, al abrir se sorprendió demasiado, casi pierde el equilibrio.

—Buenos días, lamento molestarte.— Dijo la mujer del día anterior.

—¿Necesita algo? — Dijo Oskar con calma.

—Se acerca una tormenta de arena... y no creo poder protegerme.— Dijo la mujer con vergüenza.

—Oh... por favor, pasa.— Oskar le cedió el paso y le ofreció sentarse, se dirigió a la cocina y colocó un sobre de té enr la agua caliente, se tocó la frente y respiro profundamente... ¿Oskar se estaba volviendo loco?

—¿Te gusta el té de menta? — Dijo a sus espaldas.

—Me encantaría muchas gracias y de verdad lamento molestarte.— Oskar no podía si quiera mirarla, incluso la voz era igual.

Oskar sirvió los té en unos cuencos de barro, tomó un trozo de pan sin levadura y se acercó a ella en el sofá, había una pequeña mesa en el centro donde colocó todo.

—Por favor, coma.—Dijo Oskar tomando un sorbo a su té.— ¿Puedo preguntar, tu nombre? — Tomó otro sorbo escudándose con el cuenco, la mujer lo miró y sonrió, Oskar se congeló.

—Tú sabes mi nombre...— Rió divertida y tomo un sorbo.

—Me temo que no, señorita... pero entiendo si no me lo quiere decir yo soy O-

—Oskar.— Interrumpió y Oskar puso el cuenco en el mesa rápidamente y se levantó y del sofá.— Lo sé, por favor no te alteres.— La mujer se levantó y se acercó a él con cuidado, Oskar retrocedió cada vez más hasta que su espalda golpeó la puerta.

—¿Que es lo que quiere? — Oskar comenzó a sudar y alzó la vista, no quería ver sus hermosos ojos.

—Solo quiero ayudarte...— Tomó su cara entre sus manos.

—¿Quién ere-es? — Miró sus ojos aterrado.

—Sabes quién soy.— Se inclinó y besó sus labios, las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Oskar.

—Pamela...— Susurró al mirarla nuevamente a los ojos, separando sus labios y ella asintió con una sonrisa.


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Quise ocupar nuevos personajes, espero les guste. ಥ_ಥ

Que no se noté, que ando sad :'v

Dime qué te pareció. ಥ╭╮ಥ

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora