Inecita me hizo saber que una vez más que está era mi última oportunidad para poder detener el curso de mis anteriores actos.
Respiré profundo, muy profundo y me concentré en a dónde quería ir, de echo no había hecho más que errores durante... toda mi vida o mi entrada a ecomoda así que era algo difícil esclarecer a dónde quería ir, había arruinado vidas más de una vez, había lastimado a muchos en el proceso incluyendome.
Respiré una vez más y me concentré en Betty, mis papás, Marcela, Camila y yo... pensé en Ecomoda en general y contuve la respiración. La habitación se volvió blanca cegandome por completo, caí en picada con velocidad por una nubosidad demasiado blanco y entonces abrí los ojos.
Me arregle como era debido y me fuí a la empresa, todo se veía tan normal, me saludaron y yo saludé con gusto, recordé que mi Camila, mi hermana, decía que yo podía hacerlo, que solo debía creer en mí. ¿En qué momento perdí ese buen consejo? En qué momento me desprecié tanto como para no creer en mi, no lo sé y no estaba aquí para averiguarlo, estaba aquí para arreglar todo.
Caminé hasta la nueva oficina y ahí estaba papá, sentí un nudo en la garganta y el aire salió por mi boca lentamente, en el tiempo pasado podía identificar su duda al darme la presidencia y ahora a sabiendas de todo lo que pasaría... yo lo pude culparlo, caminé hacía él y lo abrace fuertemente.
Se quedó paralizado por un momento antes de que sus brazos subieran y sintiera las palmadas en mi espalda alta, quería decirle que lo sentía ¿Tenía sentido? Tal vez si.
-Perdón papá.- Las palabras salieron rápido y me tensé pensando que posiblemente ya había arruinado mi oportunidad una vez más, pero no sucedió nada, solo mi papá abrazándome como siempre quise.
-¿Por qué Armando?- Se separó de mí y me miró confundido.
-Lamento haberme apresurado con la propuesta, sé que es demasiado ambiciosa, trataré de no defraudarte.- Me miró por más tiempo del que quería, era vergonzoso admitirlo pero estaba asustado, no sabía cómo reaccionaría y eso me hacía sentir mal.
-Tú lo puedes arreglar.- Me dijo con una sonrisa.- No pretendo ponerme en tu contra Armando si eso es lo que crees, pretendo sacar lo mejor de ti.- Sentí las lágrimas que querían caer pero me contuve con éxito.- Te quiero Armando.- Me miró con una sonrisa y salió de la oficina.
Suspiré profundamente y me relaje, me sentía bien, muy bien.
Posteriormente me encontré con Marcela y no sabía cómo proceder ya la había lastimado, eso no era justo.
Me sonrió cuando me vió y me rodeó con sus brazos, besé sus mejillas dulcemente y la miré. Ella era muy linda, era cariñosa conmigo, algo molesta a veces pero alguna vez la quise por todo eso y más, era fuerte, era decidida e independiente y nuevamente me di cuenta demasido tarde de la mujer que tenía en enfrente, pero ella no era para mí y yo no era para ella. Ella no podía amarme sin lastimarse y yo no podía amarla de la misma manera, ya estaba profundamente enamorado de alguien más y llegaría en cualquier momento.
-¿Estás bien?- Me dijo.
-Si, solo estaba pensando...- Esto sería duro y mi corazón golpeaba muy fuerte en mi pecho.
-¿En qué mi amor?- Sonrió, me dolió por un segundo pero sabía que era necesario por el bien de ella y el mío.
-En nosotros y- mira, creo que debemos considerar las cosas.- Su rostro se desvaneció y se desenredó de mi fe inmediato.
-¿Quién es? ¿Otra de tus modelos?- Susurró con molestia e ira y me estremecí, había hecho mucho daño ya.
-No, no hay nadie, ni habrá.- Hablé firmemente.- Y sé que posiblemente no me crees y lo entiendo Marcela, he arruinado la confianza que tenías en mí... pero solo te pido que me escuches.- Ella negó con la cabeza y me miró con los ojos húmedos.
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.