Mis pupilas se dilataron y sentí como una emoción desconocida recorría todo mi cuerpo; comenzaba en la boca del estómago y subía por mi pecho, mi respiración se detuvo por unos largos segundos, el corazón bombeó la sangre más rápido y fuerte de lo normal, podía escucharme a mi mismo con la respiración errática y temblorosa.
La observé, sus ojos grandes, obscuros y dilatados, su sonrisa de pronto pareció más brillante, su respiración era igual de errática que la mía, su cuerpo brillaba con el sol que entraba por la ventana.
Me sentí tan hipnotizado por su mirada, su ser, sus movimientos que me acerqué a ella hasta besarla, la besé con cuidado, lentamente con suavidad y ella hizo lo mismo, su manos recorriendo mi espalda desnuda, mis brazos y se detuvieron en mi nuca acercándome más a ella, avivando el besó más y más.
Había cariño en su mirada cuando se apartó del besó y sentí la necesidad de pronunciar lo que estaba sintiendo, esa sensación que inundó mi cuerpo, mi mente y alma.
—Te amo.— Dijimos al mismo tiempo.
Me besó con más urgencia, hasta que llegamos a unirnos y ser uno solo, en ese cuarto, las palabras que habían salido a la par, fueron repetidas por todo ese tiempo y me sentí plenamente feliz, me sentí agradecido, la estaba amando con todo mi ser y ella me estaba amando también.
Abrí los ojos y estiré el cuerpo, observé a mi al rededor y reconocí el cuarto, pero no recordé que hacía allí exactamente, moví mis ojos y observé a aquella mujer del bar ¿Cuál era su nombre? Bueno no importa, cerraba sus pantalones cuando se dió cuenta de mi mirada.
—Un gusto, Jorge.— Guiñó el ojo y salió de la habitación sin que pudiera decir más.
Me percaté de mi estado de desnudez y me sentí un poco incómodo al recordar lo que había ocurrido la noche anterior... me había acostado con ella... ¿En qué carajo estaba pensando?
Lo que más me impacto de mis recuerdos, fué el hecho de los sentimientos que estaban involucrados, se sentía tan real.
Al mirar el buró, observé la caja vacía de Benysol, ahora todo tenía sentido. Recogí mis cosas y salí del hotel.
El uso de Benysol se volvió tan común, cada vez había más personas usándolo, se sentaban en lugares públicos y era tan fácil como venderse por un poco de afecto.
Me encontré usándolo más de una vez a la semana, con cualquier mujer que aceptará pasar la noche conmigo.
El propósito del Benysol, según Cole Ainsley, es brindar la sensación de los primeros sentimientos de enamoramiento a las parejas con años y años de casados, revivir ese amor a primera vista, pero para los solitarios como nosotros que comenzamos a distribuir esta droga, era sentirse amado por unas horas, sentir amor por alguien y sentirse amado por un completo extraño y porque no, sentirse feliz.
Era tan triste como eso.
Al terminar, mirabas al extraño sin emoción, sin culpa o resentimiento, sin amor. Regresaba a mi vida de solitario desdichado de nuevo, pero se volvió adictivo, se volvió tan embriagador el sentimiento, el destello de felicidad en mi pecho, se volvió adictivo sentirse amado por primera vez...
Me encontraba sentado en uno de los parques donde se acostumbraba buscar una pareja interesada para disfrutar de hacer y sentir el amor artificial.
Miré a las mujeres hasta que me topé con sus ojos obscuros de nuevo, ella sonrió y me hizo una seña con la mano para que la siguiera.
Ambos cargabamos una caja de Benysol en nuestras chaquetas, no dijimos nada por cinco o diez minutos, más o menos.
—¿Cómo haz estado?— Dije finalmente.
—No lo hagas importante, Jorge.— Respondió sin mirarme.
—¿Qué? Solo quise ser amable.— Me detuve en seco.
—No fingas que te importa, eso es todo.— Me miró.
Si mirada me era tan familiar que me dolió, era la misma mirada que yo tengo todo el tiempo al verme al espejo, sin emoción, sin esperanza, dolor, desprecio y más, así que solo asentí y la seguí hasta la habitación.
Al pasar los dos minutos de espera que decía en las instrucciones, la sensación en la boca del estómago regreso, inundado mis sentidos, mi corazón se incho al verla con esa misma mirada.
Hicimos el amor una y otra vez, hasta que el cuerpo no pudo más o el Benysol se acabará, lo que ocurriera primero.
Me encontré más frecuentemente con ella específicamente, casi nunca hablábamos de algo que no fuera la factura del hotel o cuántas píldoras llevábamos con nosotros y caí en cuenta de que llevaba acabo una constancia, sin embargo no era la que esperaba para nada.
Hasta que una vez ocurrió sin aviso.
—Sabes, me gusta estar contigo.— Ella lo soltó así, mientras colocabamos nuestros pantalones de regreso.
—A mi también.— Sonreí internamente.
Esa fué la primera vez.
Con el tiempo que transcurrió demasido rápido, en ocasiones nos sentamos a entablar conversaciones por horas olvidando completamente el Benysol.
—No lo sé, solo las encontré en la basura y en las instrucciones decía que debía usarlas con alguien, así que use a un extraño... y entonces lo supe.— Ella estaba sobre la cama con sus rodillas en el pecho.
—... ¿Por qué decidiste seguir con esto?— Continúe.
—Tú mismo lo dijiste, afecto.— Sonrió sin ganas.— Había pasado por un terrible divorcio, no lo tome nada bien y la soledad es abrumadora a la larga.— Explicó.
—Oh, créeme, lo sé.— Sonreí y tomé su mano.
—¿Tú? ¿Que te hizo adicto al Benysol?— Se acercó y me miró con esos grandes ojos.
—Afecto, supongo que como todos. No soy muy bueno socializando, me congelo, yo quería cumplir un sueño... tonto si gustas llamarlo... una familia, un hogar orgánico algo simple y constante... pero no fué fácil con todo esto. Ya nadie sabe amar como se debe, no hay respeto, no hay amor o cariño verdadero, todo es tan artificial, tan simple, tan tecnológico... es tan falso.— Ella me miró y apretó mi mano.
—Cumplirás tu sueño Jorge.— Sonrió.
—¿Cuál es el tuyo?—
—Solo quiero ser feliz.—Nos miramos por un largo momento.
Aquella noche no tomamos el Benysol, solo ocurrió, solo la besé y ocurrió pero de una manera distinta.
—Hola.— Besó mi mejilla.
La había invitado a cenar y ella, afortunadamente acepto.
—Hola.— Tomé su mano y la entrelace.
La sensación de la boca del estómago regreso, mi cuerpo se sentía casi electrificado, sonreí al verla y ella me sonrió de la misma manera, mi corazón martilleaba en mi pecho, me sentía tan intoxicado pero esa vez no había Benysol en mi sistema, simplemente estaba enamorado.
Al término de la velada ella me me miró.
—¿Que se hace cuando se cumple un sueño?— Sus ojos se iluminaron.
—Solo se disfruta, amor.— Besé sus labios.
Hello There 🤍
Wenos días ahh.Que ocurrió, bueno.
Finalmente ellos se enamoran, ellos encuentran ese afecto que tanto estaban buscando de una manera real y orgánica por así decirlo, no se dan cuenta que lo único que necesitan es conocerse, es ceder a abrir parte de ellos al otro y finalmente sentirse amados o con afectoLlegó a su fin jsjs. No sé, a veces siento que no estamos tan alejado de cosas que suenas tan descabelladas ahora y que panic.
Está historia no es del todo mía, básicamente tomé a Ana y a Jorge y los metí en el universo de "Zoe" una película sobre esto, los sintéticos, la película se basa más en ellos y en una relación extraña que se crea ahí (que no te voy a contar, porque spoilers) jaja pero le pareció adecuado darle más vista al Benysol.
En fin espero que te haya gustado este raro experimento xP, no me salió del todo como esperaba :'v
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One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.