—¿Qué?— Me miró con la mandíbula aflojada.
—No quiero irme.— Repetí.— ¿Por qué debería? Es una vida agradable aquí en el mar.— Alcé los brazos.
Él negó con la cabeza y rió entre dientes.— Tú niña, eres todo un caso. Debes irte, no quiero problemas con el reino.— Contestó serio de nuevo.
—¿Quieres que me vaya?— Lo miré.
—Como dije, no quiero problemas con el reino.— Su voz era sería, su rostro estaba fruncido, él había tomado una decisión.
Iba a protestar pero ¿Que caso tenía? ¿Tenía que rechazarme un pirata? para poder desistir.
—Atracaremos en una taberna... Mmm por si quiere bajar, su alteza.— Se inclinó y se fué.
¿Que fué todo eso? Hace unos momentos era 'niña' tan solo y ahora ¿Su alteza? Una taberna no suena tan mal después de todo... iba a volver al reino, debía sentirme feliz, mis padres deseaban que gobernará... la pregunta ahora era ¿Yo también lo quería? ¿Alguna vez se le pregunta a las princesas que quieres hacer? ¡Por supuesto que no!
Caminé por la borda de un lado a otro en cuanto el Rebecca había atracado, mis botas goloeban la madera con firmeza, ella había dicho ¿Que no quiere irse? Eso sin duda me tomó con la guardía baja... quién de la realeza, en su sano juicio pronunciaría esas palabras... ¡Nadie! Estoy seguro, de alguna manera me sentí conmovido y feliz cuando lo dijo, quería abrazarla y besarla, pero- no es solo algún capricho tonto de princesa adolescente, eso es todo.
Quería bajar a la taberna y alcoholizarme, el pretexto perfecto era una celebración por la gran recompensa que adquiriría junto con mis hombres, pero en realidad su partida era por lo que quería adquirir un buen vaso de ajenjo, ¿Que me sucedía? La había observando desde que me golpeó en su habitación el día que la extraje del reino, hasta ahora y me sorprendió desde el primer momento.
No es una mujer cualquiera como las que encuentras en los burdeles o en las tabernas dispuestas a susurrar mentiras con tal de una noche de pasión intoxicante, no, es distinta, desde el primer momento no fué esa chica asustada, princesa en apuros, se defendió, hay pasión en ella y eso me atrae, sin mencionar su lindo rostro. ¡Bruja! Ese era un mejor título, me había hechizado sin siquiera tocarme.
—Capitán, ¿Viene?— Calderón estaba parado ahí señalando al bullicio de la tripulación bajando a la taberna, hace mucho no celebrabamos, sonreí y asentí, di un último vistazo hacía la habitación donde se encontraba... supongo que no vendrá.
El ajenjo y este corazón roto no son buena combinación... de echo comencé a ver doble y cantar terribles canciones de marineros con Calderón a lado mío, sentía que pronto vomitaria.
Caminé de aquí allá, me senté en la cama y me levanté por loebos cinco veces ¡Al diablo! Me dije, bajaría y vería por mi misma una taberna, además de beber ¡Lo merezco he estado secuestrada por dos semanas!
Al llegar ahí el lugar era un desastre, todos los tripulantes chocaban sus copas con otras, gritaban, reían escandalosamente y cantaban con una afinación inexistente.
Mis ojos rápidamente se movieron en busca del capitán, por supuesto... Ahí estaba él, su cabello estaba despeinado, su camisa ligeramente abierta y gritaba o cantaba, cualquiera de las dos, sonreía y reía a carcajadas, mi corazón dió un vuelco ¿Que era esto?
Se veían todos tan en confianza, tan felices, tan, tan acompañados, de pronto sentí un vacío bastante grande, aunque no nuevo. La familia real no es igual a esto, no hay compañerismo, solo hay órdenes que seguir, protocolos, enseñanzas y aislamientos... ¡Ni siquiera paso tiempo con mis padres! Y aquí, aquí junto a todos estos desconocidos de barba y cicatrices, me sentía tan querida.
—Necesito tu ayuda.— Después de un par de horas un joven se acercó a mí. Grillo.
—¿Si? — Respondí.
—El capitán se rehúsa a subir a la nave sin ver a la princesa... está muy ebrio y me preguntaba si tú...— Sonreí ante la vergüenza del chico.
—Yo iré por él.— Sonreí y caminé a dónde el capitán estaba.
Su cuerpo estaba sobre la barra aún con una copa en su mano.
—¿Capitán?— Sacudí su hombro ligeramente, pero no hubo respuesta.— ¿Capitán?— Volví a sacudir un poco más, pero seguía inconsciente.—¡Jorge!— Grité y se levantó de golpé.
—¡Yo-¡ ¡¿Que sucede?!— Reí al ver su rostro enrojecido y sus ojos nublados por el alcohol.
—Vamos al barco, debes de descansar.— Murmuró algo inaudible y pasé su brazo por mis hombros caminando lentamente hacía el barco.
Murmuraba 'princesa' o 'niña' mientras entrabamos a su habitación, quería verme decía, al parecer estaba demasiado ebrio. Entramos a su habitación y cerré la puerta, la acompañe hasta su cama, merecía dormír ahí, yo podría arreglarmelas en la amaca; lo recosté y quité las botas.
—Princesa...— Continúo murmurando, he había cansado de decirle que era yo.— Mi hermosa princesa...— Levanté la mirada de los cordones de sus botas de piel y abrí los ojos ¿Lo había escuchado bien?
—¿Capitán--?— Me detuve de tocarlo, no quería que se callará.
—No quiero que se vaya... mi princesa...— Entonces se quedó dormido. Él los dijo y yo era la más feliz.
Hello There 🤍
Bueno, bueno, en el siguiente capítulo agarrense de sus traseros que le voy a dar un giro a la historia jajaja
Dos shots, OMG! xD
¿Que va a pasar? Las leeeooo.
ESTÁS LEYENDO
One Shot's los que guste y mande.
FanfictionSon historias cortas, variadas de cualquier categoría. Ninguna tiene continuación u orden en específico. A darnos vuelo.