99 Recuerdos inestables.

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Jorge salió de la habitación y camino por el interior del edificio blanco con curiosidad, veía a los clones pasar de aquí allá sin mirarlo, esquivando su cuerpo. Sus rostros idénticos e inexpresivos eran espeluznantes hasta cierto punto, volvió a mirar afuera y podía ver a más pero con el gafete distinto. J-U14N, N4T-414, 10R-N4 y RKR-D0

Trató de ignorarlos deliberadamente, apoderarse de su memoria de pronto no era bueno y menos en esta realidad tan- tecnológica.

Encontró a Joseph sentado sobre la mesa, un J-U10 servía café y un 10R-N4 llevaba platos con huevos revueltos. Extraño, se dijo nuevamente.

—¿Mejor?— Preguntó Joseph alzando su mirada por encima del periódico virtual.

—¿Perdón?— Jorge seguía perdido observando el rostro de los clones.

—Tu cabeza ¿Está mejor?— Preguntó con una sonrisa.

—Oh, si, si mejor. Gracias.— Tomó el vaso y bebió un poco.— Mmm podrías decirme... exactamente ¿Que es lo que nosotros hacemos aquí?— Dijo con cuidado.

—Bueno, somos dueños de Twin-shop®.— Sonrió.—Trataré de refrescarte un poco.— Hizo a un lado su comida y entrelazó los dedos sobre la mesa.—La industria de los droides surgió hace bastante tiempo, pero nosotros la reinventamos y no solo eso, los hicimos obsoletos, dando paso a estos.— Señaló a los clones a un lado.— ¡Clones! ¿No te parece genial?— Rió y siguió comiendo.

—¿Y que tiene que ver Ana en todo esto?— Preguntó nuevamente.

—Bueno, ella es una de esas activistas molestas a favor de los estúpidos derechos para los clones ¡Una estupidez!— Recalcó mordiendo su pan de manera exagerada.— Obviamente no estaba contenta con esto, así que nos alejamos después de, pues... esto.— Suspiró y lo miró a los ojos.— Y si te preguntas porque te hizo daño, bueno ... ella robó algo de nosotros, un lote en perfecto estado de nuestra última colección y la arruinó, tú quisiste hacerte cargo y no salió nada bien.— Rió.

Jorge frunció el ceño, demasiado información para asimilar... sacudió su cabeza y miró a su hermano frente a él.

—Ya veo.— Sonrió.

—¿Estás bien?— Preguntó Joseph.

—Si, si, es decir- ¡Wow! Es solo que, es mucha información pero ahora lo entiendo.— Sonrió y bebió su jugo.

—Solo necesitas tiempo, te acostumbrarás.— Jorge asintió.

El resto del día caminó de aquí allá observando el lugar hasta que encontró en laboratorio, vaciló por al  menos diez minutos antes de entrar, había cables por todos lados, el lugar está húmedo y lleno de baldosas, así como sangre y pantallas, fué demasiado para él así que salió abruptamente del lugar. Se recargo sobre la puerta cerrada tratando de estabilizar su ritmo cardíaco, sin duda el laboratorio no era lo suyo, eso esperaba.

Se topo con un droide, se le hizo extraño que hubiera uno por aquí, pero ya que está era su vida, se acostumbraría a ella.

—¡Hey!— Alzó la voz llamando la atención del droide.—¿Puedes decirme dónde está la salida?— Se sentía tonto, pero en realidad no la encontraba.

El droide siguió limpiando el suelo, sin prestar atención a lo que él me decía.

—¿Droide? ¿Hojalata?— Aún sin respuesta. Jorge bufó frustrado y de dió medía vuelta.

No había visto a su hermano desde el desayuno, había fotografías colgadas en la pared que llamaron su atención, en cada una de ellas aparecían lo dos sonriendo de oreja a oreja, jugando o corriendo de un lado a otro. Al parecer había tenido una buena niñez, o eso le decían las fotos y los pocos destellos de memoria.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora