108 Erótico.

289 26 9
                                    

Aquí estabamos en la misma habitación, a la misma hora, pero con sentimientos distintos.

El sol estaba escondiéndose y desde la habitación alquilada podíamos observar como los colores del cielo iban cambiando poco a poco conforme el tiempo avanzaba.

Durante el primer par de veces que estuvimos aquí, el cielo parecía cambiar del azul, al naranja demasiado rápido, demasiado fugaz, la rapidez combinaba a la perfección con nuestras propias acciones, rápidas y sin sentido, pero está vez era distinto, pude distinguir muchas cosas que no había hecho antes, como había rojos y rosas mezclados cuando el atardecer desendia, como los últimos rayos de luz se pegaban a su piel y la hacían brillar como algún metal precioso y valioso, finalmente me di cuenta que en realidad siempre fué tan preciosa y valiosa.

Pude ver cómo sus dedos delgados se movían rítmicamente como si la música sonará en su cabeza, y como gustaba más de desprenderse de la prenda inferior.

Su voz sonaba distinta cuando me llamó al centro de la habitación, su ojos brillaban como nunca antes lo había visto y de pronto me di cuenta de que tan mal estaba esto.

¿Podía negarme? ¿Podía pedirle a mi corazón que dejará de latir como lo estaba haciendo últimamente?

Fallé inútilmente. Mis labios bajaron a los suyos y apenas los roce, solo un toque para que el estómago se me retorciera y mi corazón saltará con dolor, pero no pude parar ahí, tal vez soy masoquista en realidad y como consecuencia de ello... la besé una vez más profundizando el beso, ella tomó mis hombros y subió sus frias manos hasta mi cuello donde me acerco más ella.

Era una tarde de destapar secretos y encontrar pistas. Se aferró a mi tan desesperadamente como yo a ella, ella lo sabía, ella sentía lo mismo y eso me animó a tomarla en mis brazos sin dejar de acariciarla con mi boca.

La llevé a la cama donde la dejé delicadamente y la miré con detenimiento, su piel era suave ante el toque de mis manos y era tan receptiva, con cada toque un sonido de satisfacción y placer salía de sus labios, mi creciente deseo por ella también era distinto el día de hoy.

Me despojé de mis prendas poco a poco, sin perder el contacto visual con ella, hasta quedar igual de desnudo que ella. Algo aún me decía que parará, que debía avergonzarme de mis acciones pero mi corazón gritaba que continuará, que está sería probablemente el último de nuestros encuentros.

Bajé hacía ella, acariciándo las marcas de sus costillas, su abdomen, sus muslos y el vértice de ellos, necesitaba sentirla y ver la reacción de mis cuidados en su cuerpo y rostro.

-Bésame.- Susurró en mi oído y yo obedecí con rapidez.

Los besos fueron distintos, sus manos acariciaron mi rostro y mi pecho, fué dulce, sin prisa, sin culpa.

Jugué con las puntas de sus senos y el sabor de la piel en su cuello, jugué con su sensibilidad en la cadera y en sus hermosas piernas al rededor mío hasta que no éramos más que unos cuerpos desesperados.

-Ana-- Silencio mi voz con un beso que me hizo deshacerme en sus brazos.

-No lo digas ahora.- Colocó su mejilla sobre la mía.- Solo adorame una vez más.- Su voz está tenue pero fuerte en determinación y yo no estaba dispuesto a ponerme en su contra.

Tomé su pierna y la acomode en mi cadera, me alinee perfectamente y la miré, no podía apartar mi mirada de ella y aún menos al ver la reacción en sus ojos cuando finalmente me deslicé lentamente. Fué demasiado abrumador estar abrazado por ella y el sentimiento que se deslizaba por mi pecho con cada caricia de sus manos, demasiado.

Traté de prolongar el tiempo, no quería que esto terminará.

-Sé lo que estás haciendo.- Me dijo entre jadeos.

La tensión en mi abdomen se hizo más fuerte y culminé con un grito ahogado de ambos, por alguna razón me desplome sobre ella y me quedé ahí por unos largos minutos, no quería irme, no quería soltarla, no ahora.

Ella acarició mi cabeza que descansaba sobre su abdomen y luche por no dormir, debíamos irnos.

- Quédate.- Sin embargo, eso fué lo que salió de mis labios.

Dejo de acariciarme y levanté la vista lentamente, tenía miedo de su respuesta...

-Sabes que no puedo.- Susurró, había lágrimas en sus ojos.

-Entonces dime qué está ni es la última vez.- sabía que lo que decía era injusto, era pedir demasiado pero mi dolor era el que hablaba.

-Jorge...- Negó con la cabeza, se desenredó de mis brazos y se levantó de la cama buscando su ropa aquí y allá.

-Dime.- Exijí, sentandome en la cama aún desnudo.

-No puedo, no podemos, no más.- Contestó sin mirarme, seguía levantando ropa del suelo.

-¿No puedes o no quieres? Solo dime lo que quieres y me iré tranquilo.- Supliqué. Ella se detuvo, sus hombros temblaban ligeramente.

-No puedo.- Comenzó a vestirse y entonces decidí buscar mis pantalones en algún lado.

Fué un deja-vu el que me golpeó, uno extraño, la primera vez que entramos aquí las copas demás reinaban en nuestro sistema, la ropa salió disparada en todas las direcciones y cuando el encuentro llegó a su fin ella me daba la espalda, sus hombros temblaban pero por las rosas juguetonas y ebrias que emitían sus labios... ahora podía oírla sollozar, no estábamos felices, no estábamos satisfechos y nuestros cinco sentidos estaban sanos y así fué peor...

-Te quiero a ti.- Finalmente dijo.- Te amo a ti, pero no voy a estar contigo.- Terminó la frase y me detuve de abotonar mi camisa.- No quiero volver a verte de esta manera y de ni de ninguna otra... Jorge.- Jamás creí que alguna vez derramaría una lágrima por una mujer, pero aquí estaba yo, apunto de suplicar por qué me eligiera a mi por encima de todos, pero nuevamente eso no estaba bien, era egoísta.-Julian no se merece nada de esto y lo sabes.- Su mirada Finalmente me encontró y estaba enrojecida y húmeda.

¿Así era todo? El que se enamora pierde, el que se enamora de alguien que no puede tener sufre.

-Respeto tu decisión entonces...- dije con tranquilidad.- Te amo.- Susurré y salí de la habitación.

Alguna vez recordé el amargo trago de esa experiencia, lo culpable que me sentí y lo posesivo también, alguna vez supe de ella pero jamás me acerque demasiado.

La última vez que la vi, fué en una reunión, la saludé de lejos con una copa al aire y una sonrisa, y nuestrss miradas eran las mismas de hace cinco años... Sin embargo está vez, mantuve mi distancia sobre la mujer que amé y que amo hasta el día de hoy.


Hello There.

No sé qué pasó aquí.

Lamento mucho no haber podido actualizar ABSOLUTAMENTE nada y traer está cochinadita pero he estado ocupada, espero estar más relax la semana que viene y actualizar los fics y algunos shots, gracias por su paciencia gente.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora