112 Juego de palabras.

129 26 15
                                    

Después de un juego de tenis en las canchas del norte, Ana y Jorge regresaron al pequeño departamento que compartían.

Había un balcón que daba a las calles frías de Bogotá. El lugar estaba adornado con las plantas y flores favoritas de Ana; Jorge sabía que cada que ella salía de mercado regresaba con una maseta nueva entre sus manos y no era para menos si es la mejor florista del lugar, según su amado Jorge.

Dentro del lugar, se encuentra la sala donde hay un escritorio a un lado, Jorge trabaja ahí, se sienta por bastantes horas redactando publicidad atractiva para distintas empresas, cuando Jorge mantiene los ojos fijos en la computadora, Ana toma una tasa de su propia manzanilla cultivada y lo mira, observa los pequeños cambios corporales que indican que el cansancio es demasiado , entonces ella se levanta y vacia el agua caliente en otra taza, una para él.

El día de hoy es su día libre, no hay mensajes o llamadas que atender, no hay computadora que encender o departamento que limpiar, simplemente son ellos dos y Luigi el gato amarillo que duerme todo el día.

—¿Sopa de letras?— Ana levantó los cuadernillos hacía su novio.

—Mmm no, tal vez otro día.— Dijo antes de tomar un sorbo de té y entregar una taza caliente a ella.

—Que tal mmm ¿Crucigrama?— Preguntó con una sonrisa.

—No, no, jugamos eso la semana pasada.— Tomó asiento en el suelo junto con ella.

—¿Scrabble?— Jorge sonrió y asintió.— Muy bien, toma tu lugar de aquel lado.— Señaló el lugar frente a ella.

—¿Crees que pueda hacer trampa?— Le dió un beso corto y se arrastró hacía el lugar.

—Puede ser, amor. Pretendo ganarte hoy.— Le guiñó un ojo.

—Tenemos la misma misión, entonces.— Ambos rieron mientras Ana sacaba el juego de su caja.

Ellos se habían conocido hace muchos años, eran vecinos de la infancia, alguna vez jugaron juntos en la calle con las bicicletas y fueron al colegio juntos, nunca fueron grandes amigos, simplemente se conocían. Llegada su adolescencia Ana se mudo con su familia y su desaparición no importó mucho.

—Mmmm bien, A-N-D-R-O-M-E-D-A.— Colocó Ana con una sonrisa.

—Muy bien.— Jorge se colocó las gafas y tomó desde la D en vertical.— Tengo la "D" y... así.— Colocó sus fichas y Ana se inclinó.

—Dromedario, me gusta.— Le guiñó un ojo.

Posteriormente, Ana regreso al vecindario con una idea en mente, una florería ¿Por qué? Simplemente le gustaban las flores, los tamaños, colores, aromas, formas y usos. Cómo el ado crisantemo, puede significar: amor, belleza, pasión, pero también dolor y muerte.

Una tarde Jorge llegó al establecimiento que llevaba una semana desde su inauguración, se veía ligeramente abatido y Ana no lo reconoció al instante, sin embargo buscaba una flor en particular: Crisantemo, pero no por las razones alegres que ella creía.

—Si pongo estás acá... bueno tenemos ¡Corazón!— Bebió un sorbo de su té y sonrió.

—Bien jugado señorita mmm, tomaré una fácil A-M-O-R. No puedo negar que me diste una idea.— Guiñó su ojo y Ana se sonroja.

Una cosa llevó a la otra y terminaron recordando con alegría la infancia que habían compartido parcialmente, Jorge confesó que necesitaba las flores para tumba de su madre, por lo que Ana siempre tenía preparado un lindo arreglo cada dos semanas y media para ir juntos a dejarlas en su apoyo.

—Bien, si esas tenemos amor,  R-O-M-A-N-T-I-C-O.— Sonríe ampliamente. Tomando desde la R.

Jorge se rasca la barbilla y sonríe dulcemente antes de poner sus fichas justo atravesando la "E"— P-R-O-M-E-S-A ¡El amor reina hoy en día, Ana!— La hace reír.

Salieron aproximadamente un mes antes de que Jorge diera el paso y besará a Ana. Todo con ella siempre era transparente, dulce y colorido, simplemente se enamoró de ella de inmediato.

Después de un par de años saliendo, Jorge le propuso mudarse con él.

Ana encontró en Jorge alguien serio pero amable, lindo, cariñoso y centrado en lo que en verdad quiere. Él la ayuda cuando tiene una idea loca rondando en la cabeza y ella lo invita a probar algo nuevo, como aquellos pantalones cortos que lo hizo usar en un picnic, son fichas que encajan.

—Veo que no quieres tocar la "M" pero te daré en beneficio de la duda, amor.— Sonrió pícara.

—Te agradezco mucho mi vida.— Dijo sin apartar sus ojos del tablero.

—Esto será vergonzoso para ti, pero lo vale.— Rió colocando las fichas atravesando por la "D". —C-A-N-D-Y-B-A-B-Y ¡Y terminé mis fichas!— Rió y besó a un Jorge totalmente rojo.

—Eso no es válido...— El viejo apodo siempre lo hacía sonrojar terriblemente.

—Lo es si lo pongo yo.— Sonrió.

—Bueno, bueno ... ¿Puedo poner mis últimas fichas?— Sonrió.

—Claro amor, amas hacerlo.— Se movió para tomar su taza mientras Jorge tomaba desde la "M"

Suspiró profundamente y la miró.— Listo cariño.— Ana se movió y miró la palabra escrita y luego a los ojos de él.— Es más fácil escribirlo en inglés.

M-A-R-R-Y-M-E leyó Ana con lágrimas en los ojos, quería arrojarse a sus brazos pero se contuvo tomando un puñado de piezas y tomando la "A"

—A-C-E-P-T-O ¡Acepto!— Ambos se levantaron rápidamente, Jorge envolvió sus brazos al rededor suyo y besó a su novia suavemente.

—Te amo tanto.— Susurró.

—Y yo a ti, candy baby.— Sonrió y volvió a besarlo.

:B no me salió.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora