54 Siempre ha estado ahí.

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Caminé unos pasos y salí por la puerta de mi habitación con la tela el mano derecha.

—¿Estás listo?— Preguntó mi madre colocándose el labial, lo hacía sin espejo ¡Wow!

—Solo si puedes ayudarme con esto.— Sonreí y alcé el moño deshecho en mi mano.

—Ven aquí.— Me acerqué a alle y le entregué esa prenda del mal.— Llegaremos tarde.

Hoy era la boda de mis dos mejores amigos, nos conocimos hace ya bastantes años, en el colegio. Ella llegó un verano y ambos quedamos embeselados con ella, como cualquier adolescente precoz hicimos una apuesta en quien lograba invitarla a salir primero, lo cual no fué del todo justo porqué, esa misma semana enferme de varicela y fuí el perdedor, me vi obligado a cortar toda atracción hacía ella después de que ellos se hicieran novios y bueno... aquí estábamos ahora, padrino de mi mejor amigo.

Entre a la iglesia, todo se veía perfectamente bien, las flores, la gente, las damas de honor, todo bien, estaba nervioso y ni siquiera era mi boda, Dios mío... ¿Cómo estaré en la mía? Muerto yo creo.

Me dirigí al cuarto dónde debía asegurarme de que el novio estuviera dale todo bien y calmado.

—Hermano.— Entre fin una sonrisa.

—Hola Jorge.— Algo no estaba bien, lo conozco desde que estábamos en pañales básicamente.

—¿Que sucede? ¿Estás bien?— Me acerqué a él.

—No puedo hacer esto...— Lo tomé de los hombros y lo miré a los ojos.

—Julián ¿Amas a Ana?— Dije con firmeza.

—Si... pero- Lo interrumpí sacudiendo sus hombros.

—¡No hay pero que valga, hombre! ¡Ella está justo ahora feliz y con una sonrisa porque sabe lo que va a suceder hoy! ¡Tú serás su esposo y la amarás tanto como ella se merece! — Me miró por un momento tratando de digerir todo.— Solo son nervios de hombre.— El asintió y me sonrió.

Resulta, que no fué así... Julián estaba muy decidido, todos estábamos en posición, peor Julián nunca apareció. Un nudo se me hizo en la boca del estómago ¿Cómo podía hacerle esto? Me disculpé con los invitados y me dirigí a buscarlo, no había rastro de él, ni una nota, ningún indicio ¡Nada!

Entonces golpearon la puerta.

—Ella te necesita.— La hermana de Ana entró con una expresión dura y fría, asentí y salí de ahí...

Jamás la había visto tan triste en mi vida... estaba sobre una silla, su maquillaje corrido, su lágrimas manchaban su vestido, se detuvo por un momento cuando me vió entrar.

—¿Por qué? — Se acercó a mí con una expresión más dura.

—Ana yo- — Entonces sentí sus puños contra mi pecho.

—¿Por qué? ¡Por qué, Jorge!— Seguía golpeándome y llorando descontroladamente, no me opuse a sus golpes ella debía de sacar todo esto.

—Ojalá tuviera una repuesta...— Se dejó caer al piso y la seguí para tomarla en mis brazos y acercarla a mí.— Llora todo lo que tengas que llorar, pero no te permitas que esto te apagué ana.— Alzó sus ojos llorosos y sentí mucho dolor de verla así.

—¿Que va a decir la gente Jorge? ¡Seré la tonta que dejaron plantada el día de su boda! — ...

—No, él fué el tonto ¡Él es el tonto en no darse cuenta de con quién se iba a casar! — Debo callarme ahora...— Ana por favor... Saldremos adelante de esto, estoy aquí para ti.— Entonces me abrazo con fuerza.

Fué sorpresivo para todos los invitados el echo de la cancelación de la boda, personalmente me encargue de decir que Julián no se sentía bien físicamente, no podía dejar en boca de todos a Ana, no, ya me las arreglaría después para decir porque cojones Julián no estaba en el hospital donde metafóricamente lo mandé, aunque si quiera hacerlo.

Al día siguiente me levanté muy temprano y fuí al departamento de Ana, estaba bastante cerca del mío, así que fuí con sus cosas favoritas, palomitas con caramelo, chocolates, una pizza, leche de coco, pan de nuez y café, si, si, mucho café.

Ella abrió la puerta y tenía ojeras, su cabello era un desastre, aún había rimel mal pintado en su rostro y su pijama seguía puesta, aún así se veía hermosa.

—Hola, hermosa.— Le he dicho así desde que somos jóvenes.

—Jorge, soy todo menos hermosa ahora.— Estaba algo mormada de la nariz.

—¿Dónde están tus gafas? — Dije sin mirarla sacando todos los víveres de las bolsas.

—No uso gafas Jorge...— Se sentó sobre uno de sus bancos altos dejando la cabeza sobre la barra.

—¡Exacto! Entonces no puedes verte como yo lo hago.— Señale mis propios anteojos y vi su débil sonrisa, muy bien poco a poco.

—Tonto. ¿Que tienes ahí? — Se levantó un poco al ver sus chocolates favoritos sobre la barra.

—Algo que le gusta a una joven que yo admiro mucho ¿Quieres desayunar? — Sonreí ampliamente y ella sonrió un poco más y asintió.

Coloqué la cafetera, saque tazas y platos para el pan, le di la espalda por unos momentos mientras maniobraba en su cocina, había una foto de ellos pegada en el refrigerador, suspiré con pesadez.

No había pistas de él. No contestalla llamadas, mails, mensajes, lo busque en múltiples lugares y nada, solo desapareció, tenía un amargo sabor en mi boca, tan solo quería decirle lo imbécil que era y cuán enojado estoy...

—¿Haz sabido de él?— Su voz ronca me saco de estos pensamientos.

—No.— Me acerqué a ella y besé su frente.

—No lo quiero de vuelta.— Susurró con voz entrecortada.

—Eso está bien.— La tomé de las mejillas y la miré suavemente.— Todo lo que tú quieras hacer y deshacer está bien Ana, te apoyo incondicionalmente.— Ella sonrió y bajo la mirada.

—Estoy asustada Jorge... hay algo que no creo que pueda hacer sola, yo-yo- no quisiera que tener que recurrir a ti, pero...–

— Apoyo incondicional ¿Ya lo olvidaste?— Sonreí, pero ella no siguió está vez.

—Estoy embarazada.— Mis ojos se abrieron más de lo que deberían, me hice para atrás y me deje caer sobre su sofá...— Por eso me dolió tanto... ¿Cómo pudo abandonar a su hijo?— Sus lágrimas cayeron de nuevo.

También estaba asustado, pero mi mejor amiga me necesitaba.

—Serás una mamá estupenda.— Sonreí y ella me miró con un brillo natural y bello en ella.

Hello There. ❤️

Cortito porqué si, hay segunda parte jsjsjs.

One Shot's los que guste y mande.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora