Espanto

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Capítulo 5:

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Capítulo 5:

Desperté con un terrible dolor de cabeza, me taladraba hasta los sesos, la cabeza me daba vueltas y tarde en reaccionar para observar a mi al rededor.

—¡Este sitio no es el lugar donde alquile!. Gire la cabeza y a un costado de la cama esta un hombre de cabellera platinada, con el dorso descubierto profundamente dormido. «cogí con un extraño». Fue lo primero que llegó a mi pensamiento pero después me observé y me percaté que traía puesto el "Kimono de mi boda".
Sentí un alivio, por mucho que esté dolida por aquello que hizo mi novio, no merezco "fornicar con cualquiera porque estoy dolida". Aún así tengo mis dudas y ni siquiera recuerdo que hice para llegar hasta aquí, recostada al lado de un extraño. Mi nerviosismo era evidente y empecé a palmar mis palmas y fue entonces cuando lo ví... "Un anillo"  puesto en mi dedo anular pero no era cualquier anillo, Era un "anillo de bodas". Claramente se veía ostentoso llevaba oro blanco con una piedra amatista en forma de media luna.

Di un grito como aquellos que hacen las damiselas en peligro en las películas. El susodicho dió un salto y se cayó de la cama.

Se levantó del suelo sin sobarse, a pesar que el golpe sería algo doloroso. Se veía más disgustado por mi actitud de espanto.

¡Qué escandalosa eres!

—¿Quién eres?

Me miró con desdén, me sentía intimidada. —¿Me secuestráste?

—¡Jamás secuestraría a una ruidosa como tú!. ¿Cómo entraste aquí?

Estaba algo desorientada.

¡Contéstame!

¿Podrías cubrirte?

—¿Por qué estás en mi mansión? Y tú eres una intrusa. O una clara broma de Naraku.

Quería huir, ese hombre me daba algo de miedo podría matarme.

Sus ojos dorados se fijaron en mi mano.
—¿Intentas robarme?

Ni siquiera tenía idea de cómo había llegado esa cosa a mi dedo. —¿Quién te dió el anillo de mi madre?

—¡No lo sé!

—¡Dámelo sino quieres que llame a la policía!

Entonces se me ocurrió la gran idea de negarme a su petición con la posibilidad de que me dejara en libertad.

El desconocido extendió la mano esperaba a que yo obedezca de inmediato.

—¡No te lo daré!— grite con todas mis fuerzas.

Fijé profundamente la mirada con aquel desconocido "apuesto pero peligroso". La verdad estaba jugando con el demonio con el riesgo a morir, la verdad ya no me importa quizás la muerte me libere del dolor, cómo soy muy cobarde en intentarlo por mi propia voluntad, la ayuda de un desconocido sería perfecto. La mirada se volvió sombría y tenebrosa —¡Vas a tener que dármelo sino te costará caro tu insolencia zorrita!.

El insulto me calo hasta los huesos.

—Podré ser todo, menos una zorra. 

Arqueó levemente las cejas sin dejar de mirarme.

¿Una ladrona?

—Menos.

El desconocido perdió la paciencia.

Se lanzó sobre mi, presionando mi débil cuerpo mi pecho era apretado por sus piernas y el peso de su cuerpo me debilita la respiración, intentaba alejarlo, e inclusive gritarle pero hasta el más fino aliento de mi ser era obstruido, unos ojos dorados satisfechos se fijaron en mi. Me había convertido en su prisionera y detestaba esa mirada burlona y llena de triunfo, cerré con fuerza en forma de puño mi mano para que no pudiera sacar el dichoso anillo. Pero él era demasiado fuerte, la fuerza que introducía en mis muñecas era mayor a la que yo podría crear, además si seguía así ese tipo me rompería la muñeca y al parecer disfruta verme sufrir, libere mi puño y dejé paso para que él me quitara del dedo ese artefacto que tanto anhela.

La presión de mi mano desapareció pero no dudo que termine con algún moretón.

Estaba a punto de hablar cuando el sonido de una puerta abriéndose retumba mis oídos.

—¡Por fin despertaron los recién casados!— dijo alegre. ¡Creo que los interrumpí iban a tener sexo.
El desconocido y yo nos miramos incrédulos. —¿Casados?. Eso es imposible— dijo con arrogancia.
—Yo jamás me fijaría en una zorrita cómo ella.

Eso sí me incomodaba y era un golpe bajo, bastante había experimentado el dolor envuelto con infidelidad para que ahora un desconocido diga que no soy su tipo.

—Eso no decías ayer— dijo riéndose.

Alcance a notar un ligero enrojecimiento en rostro. —¡Eso es imposible yo jamás me casaría!.

—¡Lo dice tu orgullo de macho alfa herido, Sesshomaru!.

«Vaya hasta tiene nombre de mafioso», pensé en el gran lío que me había metido sin buscarlo.

¡Esa tiene que ser una maldita broma!— dije abrumada por la noticia. —Yo no tengo malos gustos, jamás me fijaría en un hombre tan presumido y mamón.

—Eres la primera que lo dice, pero todas caen bajo sus encantos, sólo que tú tuviste la suerte de casarte con él.

—¡Saca a esta mujer de mi casa!

La verdad era lo que más anhelaba ser libre y no volveré a cometer  el error de embriagarme hasta perder la razón.

—No puedo, es tu esposa.

—¡Mientes!. Es una broma de muy mal gusto.

—Obviamente no— saco de un folder un papel con varias firmas. Es totalmente legal, hasta fui tu testigo.

Me quedé helada con la noticia pero al parecer el más espantado es él.

—Pero... Existe el divorcio— concluí algo aliviada.

 Existe el divorcio— concluí algo aliviada

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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora