El Karma

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Capítulo 128:

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Capítulo 128:

Ha llegado la hora de regresar con mi sobrina Kagome a Las Vegas, no sin antes de recoger la prueba existente de su saliva y guardar la evidencia de ADN y después utilizarla en beneficio de Kagome.

No tengo remordimiento.

Conduje a aquél sitio donde están mis secuaces. Abro la puerta y me llevo una gran sorpresa.

Bakotsu sigue atado, como un perro mal educado, ensangrentado y débil. Pero eso no fue lo que me causo novedad.

Fue como lo encontré...

«Bien dicen que el Karma llega cuando menos te lo esperas..., Te lo cobra con lo que más duele».

Lo están violando...

No me asusta la escena, pero no esperaba tanto por parte de mis cómplices.

Escucho sus alaridos, sus quejas y ese jodido e inmenso dolor lleno de miedo, es algo placentero. Y que desafortunadamente lo sintió mi sobrina en carne propia.

—¡Basta!— doy un grito escuchándose como un fuerte eco.

Ellos se sorprendieron pero ignoraron la petición. Seguían sus burlas y sus juegos sucios, utilizando a Bakotsu como un trapo viejo, para ser desechado en cualquier momento.

Bakotsu levanto la mirada débilmente. Me acerco a él e inclino la cara para estar de frente a su rostro desfigurado.

—Botan, por favor ayúdame— sus súplicas son arte para mis oídos.
—¿Qué se siente el Karma? Ser devorado por tus propias acciones.

Uno de mis secuaces aún permanece follandolo por el culo y el pito se ve que le hicieron quemaduras con un cigarrillo. Al parecer hubo turnos, la verdad no me interesa, porque los demás ahora sólo están de espectadores.

«Sino vengo a tiempo, moriría», pensé en todos los líos qué podría meterme.

—¡Tú te lo buscaste!

Dirijo la mirada de mi secuaz que se veía algo exahusto pero satisfecho. Es gay creo que se la paso de maravilla. —¿Terminaste?

—No— clavo más a fondo el pito el trasero adolorido de Bakotsu berreaba fuertemente.

—¡Date prisa!.

Era una escena algo incómoda de mirar para alguien heterosexual, así que decido apartarme del lugar. Podría ser algo homofóbico. Mis demás compañeros de trabajos sucios no apartan la vista se burlan a carcajadas, graban la escena y otros más se masturban.

Detrás del otro cuarto escucho el llanto de Bakotsu y los gemidos de mi secuaz, hace que se me revuelva el estómago. Y la cabeza me duela. «¡Qué termine pronto!» era lo único que podía pensar porque detestaria ver esa escena por segunda ocasión.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora