Capítulo 9
Ese hijo de puta es un cabron, me trata como basura sabiendo que él tiene la culpa de todo.
Insultando mi cuerpo. Y luego está este vestido tan atrevido y nefasto que me rosa por todas partes, no sé cómo hay mujeres que aprecian estás cosas. Si me siento se me ven mis bragas, si me agacho también.
Es exasperante estar aquí, preferí quedarme encerrada todo el día en esta habitación, no me quejo es amplia y bonita, pero muy fría, como su propietario.
Muero de hambre, no he consumido más que unas galletas que ni siquiera sé cómo las conseguí desde mi borrachera y eso me hace sentir algo cansada cuando de repente llegó un pequeño hombrecito con un cóctel de camarón.
—Es hora de cenar, señorita.
—No me gusta el camarón.
El pequeño ignoró mi respuesta y lo dejo sobre el tocador.
—Debe comer, es una orden de mi amo.
—Él no me puede obligar.
—Mi amo puede todo, le sugiero que coma sino quiere que la obligue por la fuerza.
Me sentía anonadada que casi podría desmayarme. Mi mente me reprochaba diciendo: «¿Qué clase de hombre te encontraste?». Sinceramente no tenía la respuesta pero tampoco quería quedarme a descubrirlo.
El duendecillo me observa obligando a mi mente salir de su propio trance, es como si él supiera leer mis pensamientos
—Mi amo no es un villano de película, simplemente es un hombre con gustos un poco peculiares.
Eso me inquieta.
—Defíname esos gustos.
El hombre no dijo nada, era algo extraño, al parecer conoce muy bien a ese tipo pero no piensa descubrirlo ante una extraña como yo. El matrimonio es un juego de dos ebrios y no es nada serio.
—Coma, por favor porque no ha probado ni un sólo bocado.
Miro con desdén el cóctel, el olor me da náuseas.
—Inténtelo.
Al parecer no piensa irse hasta que lo pruebe, me sentía como una niña pequeña que tenían que vigilar para que comiera sus brócolis. Me lleve el bocado a la boca intentando no olfatear su despreciable hedor y me lo trague con dificultad. El hombre no apartaba la vista de mi boca. Llevaba tres camarones comidos como supositorios. Sentía que ya no podía más. Pero él hombre me impulsaba a comer más.
—¡Eso!— aplaude felicitándome.
Cómo si eso fuese una gran azaña.
—¡Prosiga!.
—¡Ya no puedo más!— dejé caer la cuchara, moviendo las manos de un lado a otro. —¡Por favor ya no!.
—¡Necesita tener fuerzas!.
Ese comentario era algo confuso, entiendo que tengo piernas flacas pero eso no significa que tenga anemia o este tan desnutrida y sea un costal de huesos.
—¡Es qué ya no quiero!— grite.
Ese hombre es muy obstinado.
—¡Ok, entiendo!— recoge el cóctel y se retira. —¡Si usted se desmaya en pleno acto no quiero que me eche la culpa!— dice molesto cerrando la puerta con fuerza.
No entiendo nada, ambos son tan misteriosos y raros.
El hambre no se me fue por el contrario, ha aumentado ya que tuve que ir al baño a vomitar. Menos mal que nadie vino a regañarme.
El anochecer llegó más rápido de lo que yo esperaba, eso era una gran alegría para mí. Porque sólo podré lidiar con aquel hombre un día más o es lo que creo que tendré que esperar porque tengo entendido que busco un abogado para arreglar el problema y dijo que tardaría aproximadamente tres días para recibir la respuesta que espero que sea satisfactorio y bueno por fortuna las horas han avanzado. No tenía un camisón para dormir así que no tendría más remedio que dormir en ropa interior. No es la primera vez que lo hago pero si me siento algo extraña cuando lo hago.
Dejé una pequeña abertura para que entrara aire fresco ya que los britales no se pueden abrir, o mejor dicho no alcanzo la perilla y apreté el botón de encendido de la luz.
Desabroché el cierre del terrible vestido y lo deje caer entre mis piernas, liberando la irritez de mi cuerpo. Era un gran alivio. Cuando de repente mi sexto sentido me decía que alguien me estaba observando de manera extraña. Gire la cabeza y camine hacia la puerta para cerciorarme si no me estaba volviendo paranoica. Lo cuál era cierto, no había nadie, pero eso no evitaba que tuviera algo de pavor, decidí cerrar la puerta e intente dormir, acomodando mi cuerpo de la posisión que yo siento relajante y poco a poco él sueño me vence hasta quedar totalmente en los brazos de Morfeo como dicen los griegos. Esperaba no tener pesadillas y esperaba no soñar a ese desconocido pero inundó completamente mi psique".
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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)
Fanfiction¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí... Unos pueden ser terroríficos para las personas. ¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?. Aquellos que se aplacan con placeres. Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...