¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 116:
Me alegra saber que Kagome ha vuelto, me alegra verla al lado de mi hijo y no hay mejor sensación de satisfacción que mirar a Sesshomaru sorprendido y que Kagome haya defendido su lugar ante la insistente de Sango, quería gritar y aplaudirle de la alegría interna que me causa saber que defiende su lugar como mujer de Sesshomaru.
Además hay un brillo especial en su mirada, algo que no me había percatado con anterioridad, una mirada tierna y triste al mismo tiempo. Debía descubrír que es lo que pasa.
—¡Suegra, tengo que hablar con usted seriamente!— se acomodo el mechón de su cabello al lado de la oreja y mantuvo una una postura rígida.
—¿Sobre qué?.
Tenía bastante intriga ante el comportamiento de Kagome.
Ella balbucea con algo de nerviosismo.
Coloque mi mamo sobre su hombro. —Conmigo puedes hablar con sinceridad.
Separó mi mano y la coloco sobre sus piernas acariciándome. Sus manos son cálidas y terzas.
—Ya no esté enojada con Sesshomaru.
«¿Desde cuándo sabe que sigo molesta con mi hijo?»
—Tú no te preocupes por ello.
El rostro de mi nuera se entristeció. Pero ese brillo sigue ahí inerte y cautivador.
Empiezo a sospechar que está embarazada. Yo tenía esa misma mirada en aquellos años de juventud, cuando... Cubrí mi rostro, estoy pensando cosas que no han ocurrido, debo borrar esa idea peligrosa de mi cabeza.
—Sesshomaru no tuvo la culpa...
No entendía que era lo que significa esas palabras.
Sus manos tiemblan como si tuviera frío y con la guardia baja me cuenta cosas que no son tan fáciles de creer.
