El orfanato de Rin

765 118 103
                                    

Capítulo 39:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 39:

Después de arreglarme fui con mi madre y dejé a la zorrita sola, cuando llegue sobre el comedor había servido una "sopa miso" y té caliente sabor hojas de cerezo.

—¡Madre!.

La saludé de un beso en la frente ella me abrazo.

—¡Vamos a desayunar!. Para posteriormente ir al orfanato para hablar sobre el baile de beneficencia.

Sin mucho afán decido responder a decir verdad no quería hablar de ello cerca de la zorrita porque son asuntos personales y entre menos sepa de mi persona está bien.
Mi madre continúa hablando y yo quiero que permanezca en silencio pero no puedo contradecirla.

¿Le dirás a tu mujer que te acompañe?.

Tiene cosas que hacer, así que lo dudo.

Mi madre es inteligente y sabe que ocurre algo o al menos lo intuye la manera en como me observa la delata.

—Es rico el sexo, pero la compañía mutua es mucho mejor.

Comprendía a lo que se refería.

—Deberías llevarla así se integra al trabajo de equipo y al mirar a los niños desea tener un hijo porque no la veo convencida.

Termine de consumir mi sopa y recargue el codo sobre la mesa, y la mano la lleve a mi rostro, ese tipo de conversación me aburre, si la zorrita no quiere hijos no es porque le falte madurez psicológica y física sino porque el padre sería yo y es algo que no tolera.

Mi madre deja de concentrar la mirada en mi y la desvía hacia la puerta y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre con ese vestido lila con tirantes y mangas transparentes que la hacen ver como una princesa. Trae el cabello recogido con unas trenzas bien hechas y un chongo elegante al final, con maquillaje no tan cargado.

Ella está titubeante al entrar tal vez aún siente culpa e incomodidad por esos besos que no debimos darnos.

Me levanto y la llevo del de la mano hacia donde estamos nosotros y la dejo sentarse a mi lado.

—¡Te ves hermosa!. ¿No es así hijo mío?.

—Por supuesto que sí, madre.

Aparentar en ocasiones es sencillo pero debo admitir que se ve muy bien y lo mejor puedo mirar esas piernas de acocote. Le doy un beso en la frente y acaricio su pierna, cada que pueda trataré de tocarla, aunque eso implica despertar a la fiera que traigo dentro. Ella no aparta mi mano y eso me anima. Después la observo y le ordenó que coma.

Ella lo hace con calma al parecer le agrada el talento culinario de mi madre, además que no ha hablado.

Se que Irasue soltará la sopa en cualquier momento y le pedirá que vaya con nosotros al orfanato y como no puedo impedirlo se lo propongo yo. Sigue sin agradarme la idea pero no me queda de otra.

—¿Te gustaría acompañarme?.

Ella me observa algo sorprendida y confundida, nunca se imagino que alguien como yo le proponga algo así.

¿A dónde?.

—Es una sorpresa...

Me sonríe.

Con gusto.

Al parecer tiene bastante interés en lo que hago para no poner ningún pretexto y dijera que no.

Mi madre aplaude de alegría parece que también le entusiasma la idea que la zorrita se integre en mi vida personal como laboral.

Comió deprisa, sin importar que el té estaba hirviendo y no se quemó la lengua al pasar cada sorbo y yo tuve que esperar a que se enfriará un poco para poder consumirlo es algo de admirarse el día que ella sea mi sumisa trataré de hacer "el juego de la cera". Me he percatado que es tolerable al calor. Debería dejar de pensarlo porque sé que el que entrara en calor será mi propia anatomía sería algo embarazoso que mi madre me mire en ese estado.

Lave los trastes, mientras mi madre y mi zorrita iban a lavarse los dientes y por sus bolsos y después yo también me lave la boca y fui por un folder y las llaves de la Grand Cherokee.

Después de veinte minutos todos estábamos listos. Entramos en la camioneta, ella decidió dejar que mi madre se colocará en el asiento de copiloto y ella atrás.

Por el retrovisor podía mirarla de vez en cuando nuestros ojos se contemplan, pero no por mucho yo debo estar atento en la carretera  y ella ha reclinado su codo en la puerta con la ventana semiabierta el aire revolotean sus cabellos cuando dejaba de mirarme, dirigía su mirada en la ciudad, el clima de hoy es agradable. Después de una hora y media hemos llegado.

Estacioné la Jeep fuera del instituto y me baje para abrir la puerta de mi madre y mi mujer.

—Yo puedo sola hijo, sé más cortés con tu mujer.

Le sonreí. Mi madre estos días ha sido irreconocible.
Cuando gire la cabeza ella ya había salido se la camioneta.

Cerró la portezuela. Me acerque a ella.

—¿Estás lista?.

—Sí.

—Antes de entrar quiero que mantengas la mente abierta.

Ella me mira asustada.

Tranquila no es nada enfermo y fuera de la ley. Mi madre no sabe de mis gustos.

Eso la tranquilizó.

En la vida hay quienes tienen lujos y quienes buscan tan sólo un poco de afecto. Yo puedo dar ambos.

La lleve del brazo. Parecía maravillada por el lugar, su carita de porcelana miraba con alegría todo el lugar y en ocasiones tenía la boca abierta.

Llegamos al patio y una vocesita conocida dijo mi nombre gritando a lo lejos.

—¡Señor Sesshomaru, señor Sesshomaru!.

Es Rin quién me llamaba con alegría y entusiasmo como siempre lo hace, no puedo evitar sonreír al ver a esa niña. Y corro hacia ella para abrazarla y darle un enorme beso en la mejilla izquierda ya que ella no puede correr, tiene una discapacidad motriz llamada "Polio".

 Y corro hacia ella para abrazarla y darle un enorme beso en la mejilla izquierda ya que ella no puede correr, tiene una discapacidad motriz llamada "Polio"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora