¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 129:
Hoy era el día... Rin sería Dada de alta. Y me siento preocupado, aún no le he comentado su situación, no sé cómo hacerlo.
No pude dormir en toda la noche, la angustia me mata.
Me levanté de la cama y me metí a bañar, son cerca de las seis de la mañana. Giro la cabeza y Kagome aún permanece dormida, tranquila, le doy un beso en la frente y con cuidado me levanto de la cama entro al baño para abrir la regadera, el agua tibia en estos momentos me tranquiliza.
El agua recorre mi cuerpo mientras sigo torturando mi mente pensando en Rin. ¿Cómo decirle que su vida ya no es la misma? ¿Por qué la vida tiene que ser cruel para algunos? En especial a Rin, si ya sufrió lo suficiente, más no creo que pueda resistir...
Lo más cercano a un padre he sido yo.
El agua se enfría y me hace reaccionar, no sé cuánto tiempo ha transcurrido, me envuelvo la toalla en el cuerpo y salgo.
Kagome había despertado.
—No sentí tu ausencia...
Hasta hecha un caos y sin arreglar es perfecta.
—No podía dormir, es mejor iniciar el día productivamente.
Aunque era fin de semana.
—¿Estas preocupado?
Me acerco a ella acaricio su mano el tacto de su piel caliente es un torbellino de sensaciones.
Le sonrió tímidamente.
—Sabrás qué decirle...
—No lo creo.
—Yo confío en ti— se acercó a mi pecho y me abrazo. Sus palabras fueron un impuso y un aliento. A su lado creo que puedo lograrlo.
—¿Y sino puedo decirlo?
—Yo estaré contigo cuando se lo digas..., Si tú me lo permites.
Era lo más tierno que mi señorita Kagome me ha ofrecido.
—Siempre quiero que estes a mi lado...
Nos besamos con fuerza. Después de unos buenos besos me he quedado sin aire. Me miraba con unos ojos fogosos. Sabía que en su interior existe un deseo que con anterioridad no era tan susceptible. Sus manos traviesas se van deslizando por mis caderas intentando desatar el nudo de la toalla al rededor de mi cuerpo.
