Hospitalización

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Capítulo 169

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Capítulo 169

No hay peor miedo que la posibilidad de  perder a las dos personas más importantes de mi vida. Kagome y mi hija...
Mire a mi madre alejarse para llamar al hospital y entonces mi fiel sirviente y casi un padre, apareció.

Él contempló la escena y abrió los ojos de par en par, se mantuvo callado observando, inmóvil y después clavo la mirada sobre mi, algo severa frunciendo los labios y yo ya no puedo más, doy vueltas por la habitación, esperando a que mi madre volviera para avisarme qué carajos sucede con la ambulancia.

Camino desesperante dentro del cuarto.

—Debe calmarse, amo.

—¡No puedo!— grito jalando mi cabello de forma desquiciada. Al grado que Jaken parecía asustado.  —Discúlpame lo que pasa que tengo miedo.

Me dió un apretón de hombros, mirándome fijamente. —Lo que debe hacer es vestirse.

Me observe y era cierto, no me había percatado que estaba en ropa interior.
—Gracias Jaken— No tenía tiempo para buscar ropa limpia así que opté por la que llevaba puesta en la despedida de Rin. Y me vestí lo más rápido posible.
Cómo veía que la puta ambulancia no llegaba, desesperante busque las llaves de mi camioneta y me baje como alma que lleva el diablo cargando a mi mujer inconsciente la metí con sumo cuidado en la Jeep y la acosté en la parte trasera, sin importar que se manche de sangre mi estúpido automóvil.

—¡Sesshomaru!— grito mi madre mientras seguía mis pasos.
Mientras que yo ignoraba a todo el mundo y sólo podía hablarle a mi mujer con la esperanza que abriera los ojos.
—¡Resiste por favor señorita Kagome!...
Sabía que no me respondería. Aun así deseaba que lo hiciera.
Estoy demasiado aturdido y muy nervioso debía arrancar de inmediato y saber por qué le está sucediendo esto a mi mujer si se supone que su embarazo no era de alto riesgo.

—¡Sesshomaru!  ¡Sesshomaru!— volvió a gritarme.

—¿Qué carajos sucede madre?

—¡Seguramente esto le pasó a tu mujer por andar de caliente!— reclamó seriamente, cruzando los brazos.

No pude evitar mirarla con furia. Deseaba gritarle descaradamente y decirle que no se metiera en mis asuntos.

—¡No digas pendejadas madre, porque mi mujer y yo no estábamos cogiendo!

—¡Debes calmarte!— intervino Botan.
—No es correcto que conduzcas de esa manera y en ese estado la camioneta, déjame llevarte.

—Tienes razón—. Accedí a su ofrecimiento, le entregué las llaves, no sin antes colocar mi huella dactilar en la manija y me dirigí a los asientos de atrás, escuché nuevamente a mi madre con aquella voz de alteración y me ponía al doble del nerviosismo.
Nunca antes había experimentado un miedo como este, me imagino lo peor, conozco los riesgos que implica el estado de salud que en estos momentos están pasando mi mujer y mi hija, siento un coraje y un resentimiento terrible hacia Michelle, me había mentido, el embarazo de mi mujer ha sido de riesgo y si algo les pasa no dudaré en demandarla por negligencia.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora