Con la guardia baja

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Capítulo 58:

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Capítulo 58:

Quisiera creerle... En verdad eso quisiera, pero no puedo. Sus actos me confunden y mis deseos me hacen sentir estúpida. Salí del cuarto del placer y me fui a mi habitación sin mirar atrás. Me encerré en mi habitación sin poder dormir.
Mi mente da mil vueltas analizando cómo le diré a mi suegra que no iré a ver lo que falta de preparativos sin que se sienta ofendida o decepcionada.
¿Cómo explicarle mis motivos sin que ella se enoje? Y contarle que mis prioridades son otras no tendré el valor de mirarla a la cara. La culpabilidad me mata igual que los nervios.

Un escalofrío inundó todo mi cuerpo cuando el primer rayo de sol entra por mi ventana.

Decido no perder el tiempo y me levanto, tampoco tiene caso que me arregle solo me coloco un suéter encima del camisón y voy a buscar a mi suegra a su habitación, estoy peor de nerviosa y hago torcidos con los dedos en símbolo de buena suerte ya que lo voy a necesitar. Camino despacio y mi respiración es algo acelerada y estaba a punto de darme media vuelta y mandar todo al carajo, pero algo me detenía y me decía sigue caminando.

En frente de su puerta doy el último respiro y entonces toco con ligereza con los nudillos.

Con la guardia baja espero a que me responda.

Pero nadie lo hace, vuelvo a tocar algo fuerte y entonces es cuando escucho su voz...

—Un momento salgo. Sesshomaru no estoy lista aún.

—No soy Sesshomaru.

—¿Kagome?.

Me abre la puerta, aún lleva enredada la bata de baño en el cuerpo y una toalla en la cabeza.
Sonrió con ligereza.
¿Puedo hablar con usted?.

Ella me observa confundida.

—¿Sobre qué?... ¿Cuántos meses de embarazo tienes?.

Muevo los brazos con la manos extendidas. —No, no, no. Suegra no es sobre esa situación que deseo hablar con usted.

—¿De qué es entoncés?.

Estoy a punto de hablar cuando me dice que mejor la espere en la sala y no me quedó más remedio que aceptarlo, me fui hacia esa dirección sin hacer ruido, no quiero verlo y a la vez es lo que más deseo.
Sin embargo me concentre en lo que debía, tome asiento en el mullido sillón rodeada de soledad y el ruidoso tic tac, del reloj de pared. El aburrimiento llega a mi demasiado rápido y estoy casi por quedarme dormida, cuando de reojo lo veo entrar, con elegancia y porte ya veo de dónde salió lo perfeccionista su hijo.

Me levanto rápido.

—¿Por qué no estás arreglada?. Y bien... ¿De qué querías hablar?. Y disculpa por la tardanza.

—No se preocupe las mujeres siempre nos tardamos en arreglarnos.

Ella me observa de un lado a otro y pone mala cara probablemente ha de pensar que hay excepciones.
Decido hablar de una vez, antes que la sensación de arrepentimiento venga a mi cabeza.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora