¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 56:
Tener que tragarse el orgullo es un acto de valentía y amor, no cualquiera se atreve a dar ese primer paso... Para que una relación funcione.
Es la primera vez que lo hago... Tener que tragarme mi orgullo por ella, porque la necesito cerca y en mi vida por la eternidad.
La llevo al cuarto rojo con precaución para que mi madre no se de cuenta, aunque es más probable que este durmiendo. Aún así le ordenó que guarde silencio está temerosa lo veo en sus ojos.
Cuando he llegado cierro con seguro y la coloco sobre la cama. Sobre su abdomen he puesto mi mano para impedir que se mueva, intento evitando lastimárla.
Ella forcejea para que deje libre pero sostengo su brazo y las llevo a la orilla de la cabecera para atarla con unas esposas en cada muñeca. Es imposible que pueda liberarse y lo sabe bien. Esta vez no pienso atar los tobillos de los pies. Me mira con desprecio.
—¡Déjame libre!.
No pude evitar reir e imagínar tantas cosas.
—Te ves inmensamente apetecible.
Desabotono mi camisa despacio y la dejo caer al suelo, continúo hablando, ella sólo dice maldiciones, que ojalá fueran gemidos.
—Al parecer piensas con la cabeza de abajo solamente.
Admito que soy caliente pero no siempre pienso en sexo, aunque últimamente me dan ganas de hacerlo 24/7 y todo es por ella.
—Pondría follarte ahora mismo si quisiera— me deleitó acariciando sus piernas hasta llegar más arriba y aprovecho para tocar esa parte sencible y exquisita despacio para que el roce entre sus labios y la tela de sus bragas y mis dedos den una función de estímulos, se que le gusta. —Pero no lo haré...
Ella abre los ojos de par en par, se que quiere que le dé un orgasmo y creeme que lo que más deseo es estar dentro de ella.
—Pero hoy vamos hablar.
Gira su cabeza hacia un lado para ignorame.
—No quiero escucharte, no me importa que quieras hablar.
—¡Tendrás que escucharme aunque no lo quieras!.
—Te ignorare de todos maneras...
—Dudo que puedas hacerlo.
—¡Habla ya!. Estoy cansada de estas postura.
Me incorporo en frente de la cama con los brazos cruzados quiero que me ponga atención, pero se niega hacerlo.
—¡Qué me mires carajo!— exijo alzando un poco la voz.
