Errores

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Capítulo 89:

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Capítulo 89:

Sino cometeríamos errores, tendríamos una vida perfecta. Todos quisiéramos una, o al menos yo la quisiera...


Llevo dos días en Tokyo y mi madre no ha dejado de preocuparse excesivamente exagerada de mi y mi "embarazo ficticio". Fue más creíble gracias a la astucia de mi querido tío Botan. Resulta que hablaba en serio, pues conoce a un amigo o quizás conocido que le hizo el favor. Mi padre está molesto pero al menos no me ha golpeado. Otra parte de mi ya se está cansando de este tipo de atenciones, me incómoda. Además necesito regresar a mi departamento y arreglar el desastre que ha de tener, lleno se polvo y posteriormente necesito hablar con Bakotsu y decirle muchas cosas.

Es medio día y ví entrar a mi madre con una charola de fruta.

¿Cómo están mis niños consentidos?.

—Bien, mamá— di un suspiro. —No tengo hambre.

—Necesitas comer por el bien del bebé.

No me quedaba más remedio que aceptarlo y comer más de fuerzas que de ganas.
Mi madre me hizo compañía hasta que vio que por fin había terminado el recipiente.

Gracias...

Lo que ahora quería era estar en soledad. Ni yo misma me entiendo, lo que ahora quiero es huir. Quizás no a Las Vegas pero si en mi espacio personal dónde no siento presión.

—¿Y cuándo conoceremos a tu esposo?— dice mi madre con entusiasmo.

No lo recordaba, hasta que mi madre me lo ha nombrado.
Sigue trabajando.

—¡Platícame de él!. Seguramente es más guapo que Bakotsu.

«¿Qué come que adivina?».
Pensar en él me pone de buen humor y en cierto modo me da algo de paz. —Lo es, madre...

Hablame de él.

Ni siquiera sabía que contarle, sé poco de la vida de Sesshomaru que explicarle sobre él me es difícil.
—¡No te quedes callada!— da unos ligeros golpecitos en el hombro.

—Sesshomaru es..., misterioso, guapo, con un carácter extraño.

—¿Extraño?— arqueó las cejas intrigada. —¡Explícate!.

Había olvidado que cuando lo conocía me trataba peor que la suela de sus zapatos Gucci. No podía decirle eso a mi madre lo odiaria.

¡No es como mi padre!. Eso te lo aseguro.

Eso la incómodo y la lleno de vulnerabilidad agachando la mirada. Mi madre no le gusta escuchar verdades dolorosas.
—Lo siento..., pero sólo tú lo aguantas.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora