Aviso y pregunta

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Capítulo 23:

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Capítulo 23:

Voy de nuevo a la cocina y ahí está mi zorrita con el camisón y sus piernas de acocote cruzadas. Consumiendo un jugo de naranja y betabel. Esa mujer me prende.

Ella me levanta la mirada.

La observo seriamente. —Ya hablé con el abogado, anulará el divorcio.

Ella no plasma ninguna emoción y eso me frustra, no dejo de mirar a mi zorrita y trato de analizar que es lo que tanto me atrae de ella que me está volviendo loco y metiéndome en tantos líos.

—¿Qué tanto me miras?— reclame sus labios sensualmente.

Me burló de ella. —¿Sigues usando ese camisón?— trato de excusar mis pensamientos. Sosteniendo un vaso de jugo y tomo asiento en frente de ella.

—¿Qué tiene de malo?.

—Ya es un poco tarde para estar vestida de esa manera.

—No le veo nada de malo.

La música seguía sonando, por fortuna ella ya no movía las caderas

Deberías usar otro tipo de vestimenta para dormír.

Dejó de tomar su jugo y me miró curiosa. —¿Cómo cuál?.

Prefiero mantenerme en silencio, pero ella se veía ansiosa por saber una respuesta.

—¿Quieres que ande en ropa interior?.

Vaya que es directa.

Seria buena idea.

—¿Y dejar que me mires deleitando tus pupilas?, ¡Eso jamás!.

Cruzo los brazos algo disgustado.
—Usa un babydoll.
Puedo ver cómo casi se atraganta con el arroz, toma otro poco de jugo y me refuta. —Eres un hombre caliente, tu pito reaccionaria de inmediato. Pero si quieres comprarme uno, lo acepto.

—No te creas tan hermosa.

Enseñame tu perversión y seré el objeto de tu placer Señor Sesshomaru...

—¡No juegues conmigo zorrita!.

Un torbellino de sensaciones inundó mi cuerpo, me estaba provocando y eso no era bueno para ambos.

—Con esa ropa no te ves apetitosa  ni llamativa.

«Se que miento». 

Estoy seguro que le ha dolido mi comentario, pero es la única manera de mantener quieto mi deseo.

Dejo el vaso sucio y el plato dentro del fregadero. —Cuando termines regreso a lavarlos. No me dirigió la mirada, salió de la cocina y camino tranquila contoneando las caderas.

Me sentía algo estúpido y lleno de remordimiento así que voy a perseguir sus pasos tras ella, la sostengo del brazo, ella gira la cabeza confundida. —¿Qué ocurre?.

Balbuceo un poco. —Yo...  Quería. Me es tan difícil aceptar mis errores así que decidí voltear el juego, recordé que mi jarrón estaba roto en pedazos y debía preguntar si fue su culpa.

Ella aparto el brazo.

—Sino tienes nada que decir, déjame ir, debo cambiarme.

Continúo su camino.

¿Tú rompiste mi jarrón egipcio no es así?. 

Se detuvo y giró sobre sus talones, se acercó a mi. 

—¿Por qué me echas las culpa a mi  algo que no tienes pruebas?— golpea mi pecho con el dedo índice. —Pudo haber sido una de tus sumisas, yo no soy la mala del cuento— dió media vuelta y se marchó.

Sabía que había sido ella, pero estaba demasiado indignada y yo demasiado apenado que no seguí con la conversación. Eso sí también me duele la perdida de esos millones invertidos en él ya que era auténtico. Pero el día que ella sea mía le daré su merecido con unas nalgas y unas folladas duras que no podrá sentarse en una semana.

Aún así me fui a mi habitación no volví hablar con ella por el resto de la mañana y me concentre en mi trabajo.

Sin embargo la zorrita me cala hasta los huesos. Me levanté de mi silla y avente todos los papeles, caminaba en círculos analizando la manera de acercarla hacía mi, con mis actos la alejo y así nunca será mía. 

Entonces recordé que quiere un babydoll, sonrió maquiavélico y decido llamar a mi fiel sirviente por el radio de servicio. Él rápidamente viene a mi.

—¿Me llamó señor?.

—Obvio, necesito que hagas un encargo por mi.

—¿Qué se le ofrece?.

—Necesito que vayas a la tienda de Victoria's Secret y compres mucha lencería de encaje, bordado, látex y más.

Estaba sorprendido y estático.

—Amo yo no sé la talla de su mujer.

En mi experiencia puedo decir que es mediana copa B, talla 38.

Pude ver como el rostro de Jaken se ponía rojo. —¿Quiere todo tipo de lencería o algo en específico?.

—De todo...

Estaba convencido que debía convencerla de esa manera.

—No escatimes gastos.

—Lo que usted ordene amo—  da una reverencia.

—¡Vé ahora mismo!— ordenó chasqueándo los dedos.

Jaken sale inmediatamente y se marcha conduciendo el SEAT especial para la servidumbre.

Ahora sólo me queda esperar, lo que no sé hacer así que decidí ir a la alberca, nadar un rato me ayudara a calmar mis ansias de ir a buscarla.

Además cuando regrese Jaken ni siquiera sé cómo se los voy a entregar sin que se haga la víctima, probablemente se los dejé en su cuarto con una pequeña nota que diga lo siento y así ella sabrá que hacer con ellos.

Estoy algo nervioso pero a la vez deseoso por saber su reacción.

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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora