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Capitulo 51:

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Capitulo 51:

Después del acto me quite el condón usado del pene y lo guarde en la bolsa oculta del saco y rápidamente me subí la ropa interior y el pantalón. Sango hizo lo mismo, corríamos el riesgo de ser descubiertos. Me acomodo la ropa y hacemos como si nada hubiera pasado.

Sango me abraza del cuello sonriendo.

—¿Cuándo lo volveremos a repetir?.

No sabia que decir y me besa los labios.

«¿Quién dijo que estaba dispuesto a repetir?», pensé por el grave error que acabo de cometer. Engañe a mi mujer y con ella lo disfruto más, soy un idiota.

—Yo te avisaré nena, cuando mi madre ya no esté en la mansión y podamos usar el cuarto rojo— le devolví el beso pensando en mi zorrita porque con ella es con la que quiero estar en ese cuarto.

Cheque sino había muros en la costa para poder salir sin ser captados por alguien que sea lo suficientemente metiche para meternos en problemas.

Yo fui el primero en salir y después ella, caminamos un rato juntos. Cuando a lo lejos ví a mi madre que se aproximaba.

Puedo notar que se ve disgustada.

—¿Dónde andas?— me preguntó al acercarse e ignorando a Sango completamente. —Te he estado buscando.

—Estuvimos en la enfermería— dijo Sango para salvarnos el pellejo ya que salió muy gustosa del acto.

Mi madre la observó recelosa.

—No estoy hablando contigo muchacha, sino con mi hijo. ¿Acaso eres abogada?.

Sango se quedó callada esta vez, sabía que mi madre es de un carácter fuerte, no puede lidiar con ello además tiene bastante autoridad en el instituto y fácilmente podría perder el empleo.
Es mejor callar en ocasiones.

—No le hables así madre.

Ella me fulminó con la mirada. Podría darme otra cachetada si quisiera en frente de mi ex sumisa no me dejaría por mucho que sea mi madre.

¡Vámonos que tu mujer tiene que ir al ginecólogo a ver el ultrasonido del bebé!.

Me hizo enfurecer ese comentario de mi madre, e incómodo para ambos, ahora la que me quería matar es Sango.

Me jaló del brazo y ni tiempo me dió para despedirme. Ya no llevaba el folder.

—Mañana vendré sola— dijo refunfuñando.

Salimos del instituto y ella se ve más molesta que antes.

—¿Por qué dijiste esa mentira a Sango?.

—Porque me cae mal, y siempre anda de encimosa contigo cuando tiene oportunidad y no lo voy a permitir, menos ahora que tienes una mujer que se ve que te ama como no tienes idea, sólo que eres algo idiota para notarlo.

—Exageras madre, Sango solo es una amiga.

—¡No quiero que salgas igual de cabron que tu padre!...

Vaya que hay muchos estilos de dolor y el de mi madre no lo ha superado.

No soy como mi padre...

Odio que me comparen con él.

—¡No actúes como él Sesshomaru Taisho!.

Cuando está enojada conduce más rápido sin dejar de mirar la carretera. Sus brazos son tensos y decidí ignorarla mirando el paisaje, discutir de nada servirá y para el colmo Sango cree todo lo que le dicen y ahora soy padre de un hijo que ni siquiera he procreado. ¡Qué ridículo!.

El enojo y estrés que tengo nuevamente tengo que liberarlo de alguna manera.

Hemos llegado, mi madre me ignora y sube las escaleras yo voy atrás y mejor porque tengo que deshacerme del condón usado.

Por fortuna la suerte está de mi lado y es Jaken quien abre la puerta y me siento aliviado al menos un poco. Me acerco a él y le hago señas con la mirada.

Jaken es inteligente porque lleva años entendiendo mi idioma en el mundo del BDSM y cuando necesito su ayuda, me hace el paro, es otra de las razones por lo cual no lo voy a despedir de la mansión jamás. Por él he estado a salvo una que otra vez que la ha regado. Sin embargo su fidelidad es valiosa.

Extiende la mano discretamente y cuando mi madre sigue en sus asuntos rápidamente saco el condón y se lo doy para que cierre el puño y se marché del lugar. Su nueva quincena subiré el sueldo.

Entro a la sala y ahí está ella.

Con una vestimenta que no me agrada porque me calienta. Sus piernas de acocote resaltan en ese Short. Ahora me dan ganas de estar con ella.

—¿Ya te sientes mejor de tu menstruación?— preguntó mi madre.

—¿Eh?— la miró confundida.

Sólo espero que no diga la verdad y tenga un problema más. Ella me miró con rencor. Quería hacerle señas que se quedará muda.

—Los escuché discutir y le pregunté a este sonso— me señaló con el dedo. —Dijo que manchaste las sábanas de algodón egipcio.

Acaricia su cabello y ella sonríe algo triste.

—Me baja mucho y soy un remolino en la cama.

Me dejó asombrado que haya mentido y seguir el juego. ¿Acaso busca algo con eso?.

—¿Aún tienes cólicos?.

—Pocos, pero ya me siento mejor.

—Aun así pienso hacerte un té de manzanilla.

—Gracias...

Se marchó mi madre y voy con ella para agradecerle de la única manera que sé. Dándole un beso y tocarle la mano para abrazarla.

Ella me observa paralizada y algo triste quizás esté decepcionada de mi y no la culpo, pero si a mis demonios.

Tocó su mano, pero ella la aparta y le susurro al oido. —Gracias señorita Kagome... La quiero besar en la mejilla, pero la aparto dándome la espalda.

—Te pagaré cada lienzo que me has otorgado para trabajar, gracias. Así me iré más pronto de este lugar.

No quiero que se vaya porque ella es mía.
La veo marcharse contoneando las caderas dejando una estela de perfume "Poison". Inhalé esa fragancia que tanto me gusta. No puedo seguirla, pero necesito ir a mi habitación a sacar mi estrés de la única manera que conozco, por suerte aún conservo esa prenda interior de ese día especial en el horfanato.

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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora