¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 152:
Después de lo ocurrido en la Wagoneer, mi querida suegra y mi tío nos han encontrado en la habitación que será del bebé, nos han cachado en esta ocasión dándonos un duro y fuerte beso.
La ligera tos ficticia que creo mi tío nos hizo separarnos. La sensación de incomodidad nuevamente surgió. Y más por la mirada fulminante de mi suegra.
—¡Vaya que no pierden el tiempo!
Ese si era un sarcasmo.
—¿Siguen ocupados?
—No, madre.
Sesshomaru me sujeto del brazo como si quisiera protegerme y no soltarme...
—¿Se le ofrece algo suegra?
—¿Irás a trabajar hoy?— su voz sonó más fría que un témpano de hielo. Sigue sentida por lo ocurrido.
—No, madre...
Sesshomaru no está convencido y lo entiendo, con las actitudes de mi suegra ni siquiera me dan ganas de asistir, pero el deber llama a mi puerta y debo obedecer por mucho que no me agrade.
—Debo ir... Es necesario, amor mío.
Le di un beso en la frente sin importar su presencia. —Me sabré cuidar de eso estoy segura.
Él suspiro al saber que no logro cambiarme de idea.
—Bien te espero en diez minutos dentro de la Patriot, así que no tardes mucho— se giró y siguió su camino con la espalda ergida y moviendo las caderas con glamour.
Le dí otro beso a Sesshomaru, pero esta vez en la boca y me fui despacio.
Entré a la recamara. Busque mi bolso, guarde lo necesario y me fui.
Llegué a la Jeep y mi suegra me está esperando con seriedad. Abro la portezuela y al momento de entrar, ella ensendio el motor.
—¡Ponte el cinturón!— esa manera tan autoritaria me recuerda a mi esposo, para no contradecirla la obedecí algo frustrada.
No hablamos y el viaje lo sentí tedioso e incluso cansado.
Sabía que hoy no sería un día bueno.
Bajamos de la camioneta y entramos al instituto. Por desgracia la primera que encontré entre los pasillos es a Sango con una mirada fulminante que es clavada en mi vientre. Sentí algo de escalofríos pero decido ignorarla. Total la embarazada soy yo y no ella, aunque no sepa quién sea el padre pues ella daría todo por tener mi lugar o eso es lo que imagino por la manera en como despide su veneno como arpía.
Me meto a mi querido lugar de trabajo a hacer lo que he hecho desde que entré. Por alguna razón extraña ya no me emociona tanto.
Cuando de repente oigo unos gritos tremendos y desgarradores inundados en llanto, me hacen sobresaltar.
