Susto

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Capítulo 70:

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Capítulo 70:

Los hijos son lo más preciado que la vida te puede otorgar, aquellas creaturitas hechas por amor que forman parte de tu existencia desde que nacen hasta que mueres, y que deseas lo mejor para su futuro.

Me hubiera gustado tener más hijos, no sólo a Sesshomaru, una familia larga, pero la vida me tenía preparado otros planes.

Las cosas se dan por si solas o no se dan. Y es cuando terminas buscando otras alternativas para saciar el deseo. Ayudando a niños que no llevan mi sangre, no me quejo, por ello trabajo para ayudar al prójimo, en especial si se trata de niños.

La gran fiesta había terminado, el horfanato obtuvo el dinero que buscaba recopilar con algo de dificultad que al principio crei que no lo obtendríamos pero gracias a un donante anónimo obtuvimos el triunfo.

Eso me llega al corazón qué brinca de gusto por todas las emociones que este tipo de eventos me provoca.

Busque a mi hijo y a mi nuera pero no los encontré en ningún lado, lo que significa que se han marchado. Debería estar molesta con Sesshomaru por dejarme sola pero no lo estoy ya es un adulto y sabe lo que hace.

Me acerco a uno de los anfitriones quién recibe parte del dinero recabado para otras instituciones y yo me quedo con el resto del dinero para esta institución y que mañana lo entregaré yo personalmente. Guarde los cheques en el bolso, ayude un poco a recoger parte del tiradero de la fiesta y la otra parte lo recogieron los meseros. Son cerca de las tres y media de la madrugada y mi cuerpo está agotado, se mueve pidiendo permiso a actividad y pasos de mis pies. Necesito dormir porque ya soy una mujer vieja para ciertos trotes.

Después de ayudar un poco me dicen que puedo marcharme lo que significa que tomo la palabra y voy en busca de mis guardaespaldas para que me lleven de vuelta a la mansión de los Taisho.

Me están esperando en una sala privada jugando ajedrez. Uno de ellos ha levantado la mirada.

—¡Señora, su hijo me dió la orden de llevarla a casa!.

—¿Dónde está él?. 

—Lo ví marcharse en la camioneta con una mujer muy elegante de vestido largo y un hombre.

Se que habla de mi nuera lo que significa que no debo preocuparme por una lagartona. Lo que se me hace extraño es que ellos tengan compañía de alguien más.

—Seguramente fue Jaken.

Él lo niega profundamente.—Estoy seguro que no era él.

Doy un enorme suspiro, espero que no sea el medio hermano de Sesshomaru, porque InuYasha es un hombre terco y difícil de tratar, la mayoría de las veces mete en problemas a mi hijo. Suerte que le tiene más paciencia que yo.

Doy un suspiro largo.

—Creo que es hora de marcharnos Luigi, ya estoy cansada y mañana tengo que regresar al horfanato por unos pendientes.

Inclinando su cuerpo él accedió mi petición, me cogió del hombro y nos fuimos en la limusina. En el estacionamiento ya no había tantos automóviles buscamos el área de limusinas. Luigi cogió la suya, me abrió la puerta de los asientos traseros esperamos a que el motor se calentará, permanecimos en silencio en todo el trayecto.

De noche la ciudad del pecado se ve más hermosa y más llamativa con todas esas luces y esos casinos son una clara invitación a pecar. Las Vegas siempre las he considerado bellas pero con bastantes defectos de los cuales no estoy acoplada a experimentar y aceptar, es por ello que rara la vez vengo a visitar a mi hijo. Él ama este lugar y no lo cambiaría por nada y yo prefiero algo más cómodo y más tranquilo como es Londres aunque el exceso de lluvias es constante casi todo el año y es un clima que no a muchos les gusta y mi hijo se queja de él con frecuencia o al menos cuando viene a visitar a la abuela.
—Señora hemos llegado...
La voz varonil del chófer ha dejado que salga de mis pensamientos hacia el clima.

—Perdón estoy algo cansada— me excuso. Miro a todos lados y la mansión está casi por completo a oscuras.

«¡Genial, Sesshomaru es un inconsciente!», pensé molesta que posiblemente ya esté durmiendo y ni de su pobre madre se ha acordado. «¡Da lo mismo!».

Subo las escaleras con pesadez, con la lámpara del teléfono celular me ilumino dentro de la mansión para evitar chocar con las cosas y evitar que alguna reliquia que tanto atesora mi hijo no se rompa o simplemente qué no me de un buen golpe o que los pueda despertar es lo que no quiero.

Oigo unos gemidos que salen de la habitación principal. No pude evitar sonrojarme y sentirme algo incómoda al reconocer esa voz que gesticulaba sonidos llenos de satisfacción y saber que mi hijo estaba teniendo relaciones sexuales con su mujer eso me pone algo alterada. Y siento que estoy de más en este sitio, menos mal que el gran evento por fin ha finalizado y quizás pasado mañana tome el primer vuelo de vuelta a Londres. Aunque sé que no debo ponerme en plan cuadrado porque yo fui quién orilló a Sesshomaru a darme un heredero. Él sólo está cumpliendo mis caprichos. Es simplemente algo complejo de entender ya que yo como él, alguna vez me case enamorada y ya ni siquiera sé lo que se siente tener contacto físico o emocional con un ser del sexo opuesto. No sé lo que significa un beso o una caricia por parte de otro hombre que no fuese el padre de Sesshomaru y dejé de vivir todo ese tipo de sensaciones hace doce años y una mujer a mi edad es difícil volver a creer en el romance. Ya no estoy para esos trotes pero si para cuidar a mis futuros nietos y me alegra escuchar que mi hijo hace la tarea de manera puntual y perfecta.

Entro a mi habitación rápidamente me cambio y me desmaquillo el rostro y dejo caer mi cuerpo peso pluma sobre el colchón, estoy sumamente cansada para ponerme una pijama. Rápidamente caigo rendida en los brazos de Morfeo.

La noche transcurrió rápidamente al igual que la mañana y solo faltan quince minutos para que sea medio día y el hambre junto con la cruda me hacen levantarme de la cama igual que las obligaciones de entregar el dinero recabado a la fundación.

Media somnolienta abro la puerta de la habitación donde con sincronía a la puerta de enfrente. La curiosidad me hace levantar la mirada y justamente se cruza con la de un extraño.

No pude evitar gritar aterrada.

—¡Auxiliiiiooooo!. ¡Hay un intruso en la mansión!.

—¡Auxiliiiiooooo!— volví a gritar, pero nadie venía a rescatarme y no quería hablar con ese extraño que se aproximaba hacia mi.

¡Aléjate o llamo a la policía!— el corazón me palpita demasiado rápido, siento que puedo desmayarme en cualquier momento.

—¡No te espantes soy familiar de Kagome!.

Pero yo me hago de oídos sordos.

El hombre se acerca a mi y no sé en cuál momento perdí la conciencia de la impresión. Sólo sé que unos brazos fuertes sostuvieron mi caída. Pues me he llevado el gran susto de mi vida.

 Pues me he llevado el gran susto de mi vida

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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora