¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 138:
En los pasillos me encontré a Sesshomaru hecho una furia. Se me hizo algo extraño pero a la vez lógico. Tuvo otra discusión con su mujer.
—¿Estás bien?— me acerque a tranquilizarlo. ¿Ahora por qué se enojaron?
—¡Quiere trabajar, madre!
—¿Y? Eso que tiene de malo
Sesshomaru apretó sus cienes, la vena que sobresaliente de su cuello podría explotarle.
—No quiero que lo haga...
Era una respuesta injusta.
—Sesshomaru, no seas tóxico, no te quieras parecer a tu padre.
Él me miró más furioso, y dio un suspiro, casi puedo creer que está contando mentalmente para no perder la razón.
—Ella está embarazada...
Claramente veo que mi hijo está preocupado. —¿No quieres perderla?
Él no me dijo nada.
—Déjala qué decida, además no sabes si el embarazo es de alto riesgo. ¿O sí? ¿Ya hablaron con el doctor?
—No, hasta que Kagome cumpla los tres meses.
—¿Cuando los cumple?
—No lo sé, tengo que irme madre, tengo asuntos que atender en la oficina, nos vemos en la noche.
—¿Vas a comer fuera?
—Asi es...
Se inclinó a darme un beso en la frente y se fué.
—Adiós, habla con la necia de mi mujer, a ver si a ti si te escucha.
Lo veo marcharse.
Me quedé con la incógnita si ayudo o no a mi hijo. Por una parte me encantaría ver a mi nuera en el orfanato para que se vaya familiarizando con el tema de los niños, y porque quisiera ver la cara de la puta ensimosa al darse cuenta que Kagome arranca con fuerza el lugar que le corresponde.
Sonrió de manera malvada al imaginarlo, pero desapareció al darme cuenta del peligro que puede ocasionarse si ella va a ese sitio. Y mi nieto de verdad corre peligro. No quiero que una tragedia aparezca y la fortuna Taisho no nos pertenezca por imprudencia de esa chiquilla.
Decido ir a hablar con ella aunque me la eché de enemiga, prioridades y ganancias son primero.
La busque por la mansión y no la encontraba por ningún sitio, hasta que le pregunté al mayordomo y este me dijo que probablemente estaría en su lugar de trabajo. Y me dijo por dónde ir.
Cuando entre la vi sacudiendo tubitos de pintura. Permanecí unos momentos pensando en las palabras adecuadas que le diré.
