¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 52:
Entramos mi suegra y yo, a la cocina y me senté sobre una silla recargando los codos sobre la mesa mientras ella busca en la alacena las pequeñas bolsitas de manzanilla instantánea.
—Lamento el comportamiento tan inhumano de mi hijo.
Esa respuesta me saca de mis pensamientos.
Ella continuaba buscando.
—¡Cielos este orden me desespera!. No me gusta.
Sonrió porque q mi el orden tampoco me agrada porque en mi propio desorden se dónde está cada cosa.
—No hay problema— me excusé. Sé cómo es él.
Doy un suspiro, mi suegra se sienta enfrente de mi, mientras el agua hierve...
—Sé que no soy quién para pedirte esto... Pero perdonálo.
Me sorprende esa suplica porque en su mirada puedo ver el cariño que tiene hacia su hijo y creo que es normal, mi madre actuaría igual pero no puedo perdonarlo después de como me ha tratado.
—Sé que tiene un carácter difícil pero él te ama...
Siento su mano fría apretando la mía, de verdad quiere que lo haga y no puedo hacerlo si muchas veces me dan ganas de revelar sus secretos, pero no soy una chismosa. "Hombres como él no tienen sentimientos, ni saben amar".
—Actúo muy infantil, y ya lo regañe, no tienes la culpa de estar reglando, pobrecita de tí.
—Debería ser hombre— dije con sarcasmo.
Mi suegra sonrió.
—Qué bueno que no lo eres, mi hijo sería gay.
Tiene buen sentido del humor, eso me agrada porque me recuerda a mi madre. El agua termino de hervir se ha levantado, para servirme el té. Saco la azucarera del cajón.
—¿Cuántas cucharadas de azúcar?.
—Tres, por favor.
Me lo entrega, sobre la mesa con cuidado y yo lo recibo sonriendo.—¡Gracias señora Irasue!— tocar la tasa me calienta uniformemente las manos, se siente tan rico. A pesar que podría quemarme. Di vueltas al líquido para que se disuelva.
