Sesshomaru aún tiene ganas

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Capítulo 79:

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Capítulo 79:

Tú estás loco!— recrimina furiosa.

—¡Tú fuiste quien empezó el juego, ahora lo terminaremos juntos. Ya ganaste un raund ahora me toca a mi— la sostengo cargándola en mis brazos para llevarla hacia el escritorio.
Estoy dispuesto a dejarla sin aliento.

—¡Suéltame!— exige pataleando como una niña pequeña. ¿Qué piensas hacer?.
Continuo mis pasos tranquilamente hasta llevarla al borde del escritorio, colocándome en frente de ella para que no pueda escapar de mis locuras.

Enfurecida con aquel toque de confusión en su rostro me prende fácilmente.

—¡Déjame ir! Ya te dije que hemos terminado.

—No hasta que yo lo diga— la amenazó mientas que aviento hacia el suelo todo los documentos que hay en el escritorio incluyendo la laptop Apple valiendome un pepino el precio.

—¿Te has vuelto loco?— dice sorprendida mirando el desastre que acabo de suceder, sorprendida y con algo de miedo.

—¡Acabas de destruir algunos millones en instantes!.

Las ventajas de ser rico es que puedes hacer lo que quieras sin remordimientos y fácilmente puedes recuperar lo que has perdido.

—¡Por tí es que lo hice!— la cargo para recostarla sobre el escritorio abriendo sus muslos.
No importa el lugar señorita Kagome, sólo importa el deseo profundo de complacernos.

Me inclinó a sus labios calientes para crear un beso salvaje y ardiente. Por lo general tiende a tocar mi rostro cuando nos besamos pero en esta ocasión mantenía sus manos dentro del abrigo y eso me confunde porque todos tenemos vicios y costumbres muy arraigadas en el sexo  necesitaba mirarla a los ojos y percatarme que es lo que me está tratando de esconder porque aunque lo niegue su cuerpo pide más, no debe dar por sentado sus deseos, porque también son los míos.

¿Qué escondes dentro de los bolsillos?.

—¡Na, na... Nada!— dice titubeante, aferrándose a aquellas bolsas como si escondiera un gran secreto o fuera una ladrona.

¡Saca las manos o lo haré yo!.

Soy un hombre de poca paciencia y empezamos a forcejear, y en un descuido algo se resbaló haciendo ruido al momento de toparse contra el suelo.

Ambos bajamos la mirada en unisono sorprendidos yo porque lo que escondía era un látigo también de principiantes y ella porque había descubierto otro de sus secretos.

Me agachó para recogerlo del suelo antes que ella lo hiciera porque aunque lo intentará podría caerse del escritorio debía tener cuidado.

—¿Pensabas azotarme señorita Kagome?— digo con picardía, no podía evitar prenderme como cerillo imaginándome ser azotado por una mujer que no tiene experiencia en el BDSM. ¿Cómo serían sus golpes?. Supongo que fantásticos, porque me ha hecho la mejor mamada de la historia, para una principiante que no ha hecho garganta profunda fue genial, no pude evitar sentir celos porque sé que esa boquita entrenó con otro miembro que no fue el mío sin embargo pienso entrenarla para que esos labios me lleven al mismísimo cielo de éxtasis. —¡Contestame señorita Kagome!. ¿Buscabas golpearme?.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora