La tristeza de Rin

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Capítulo 142:

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Capítulo 142:

Esa noticia me dejó algo distraída, no podía concentrarme, era bastante confusa mi situación porque estoy rodeada de dos ex sumisas de mi ogro sexy. Siento enojo y celos. Pero si es cierto lo que me dijo Eri entonces vale la pena porque soy la única que gobierna su mente, su corazón y su pene. Soy la dueña de sus sentimientos y la provocadora de sus gemidos. La única que lo deja con ganas de más.
Esto es demasiado cansado y aburrido pero le encontraré lo divertido.

El chiquillo que llevo dentro me dice que tiene habré.

-¡Joder no tiene mucho que consumi el sándwich! ¿Aún quieres más? No sabes cuánto me caes mal.

Ignore el hambre y seguí trabajando. Por dos horas más.

-¿Ya comiste?

Eri había entrado y ni siquiera me había dado cuenta, levanté la mirada con sorpresa y el corazón brincando.

-No, aún no...

-¡Deberías! Ya que aquí se sale hasta las siete de la noche. A menos que la jefa te quiera asignar otro horario.

Saber las horas de trabajo será bastante agotamiento, pero como están las cosas en la mansión, estoy mejor en este sitio. Aunque me gustaría ver a Rin.

-Sal un rato a qué te dé el sol, este lugar es un tempano de hielo.

Sonreí.

Eri se marchó y yo salí después de quince minutos.

Es la hora de descanso y los niños juegan en el patio alegremente. Se ven tan tiernos con sus momentos de alegría, con sonrisas, y gritos que no estoy acostumbrada. Con excepción de alguien... Mis ojos localizan velozmente a la pequeña Rin quien está en un rincón, con la mirada triste y guardia baja abrazando a su pequeño peluche. Instantáneamente fui a su dirección, necesitaba saber cómo se encuentra y decirle que estaré cerca de ella para protegerla y que cuenta conmigo para lo que necesite y que mantendré mi promesa hasta el final.

Camine deprisa a su dirección y pasos firmes la niña no me ha visto. Sigue concentrada en sus pensamientos y en su dolor.

«¿Cómo actuaré ante ella?».

No lo sabía pero debía intentarlo así que grité su nombre y ella levanto la mirada y una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro.

—Señorita Kagome.

—Hola mi niña linda— me incline a su altura y le di un beso en la frente. —¿Cómo estás?.

La pequeña sonrisa se desapareció por completo.

«¡Qué estúpida soy!» pensé recriminandome por preguntar algo que sé que no está bien.

La niña intento ocultarlo, lo mejor que pudo.

—Creo que me estás mintiendo...

Quise ser totalmente sincera.

La abrace. —Te prometí que te protegería y por eso estoy aquí...

—¿De verdad?

—Si...

—¡Gracias señorita Kagome!

—No tienes por qué hacerlo.

Me dedico un beso en la mejilla, jamás había sentido tanta calidez y ternura en una caricia. Me pregunté a mi misma si ¿Algún día podré besar de esa manera al chiquillo que llevo dentro?
No tenía respuesta, pero no tengo interés en descubrirla.

Aún así la tristeza de Rin está presente y quema su pequeño ser de manera cruel. No ha sabido sobrellevar el dolor que Sango le creo. Se ve más delgada y algo cansada, probablemente no duerme por las noches y tiene los ojos hinchados, algo me dice que ha llorado más de la cuenta.

—El señor Sesshomaru me prometió que me llevaría a terapia pero no lo ha hecho.

Eso sonaba a reclamo. Y es que algo es verdad "No hagas promesas que jamás cumplirás". Esas afectan por el simple hecho de creer que se cumplirán y el dolor crece a gran medida cuando te das cuenta que la promesa nunca llega a ser verdadera y certera.

No sabía que decirle...

—Ya no le importa una lisiada.

—¡No digas eso!.

Eran pensamientos muy negativos para una niña pequeña.

—Le importas, sólo ha trabajado mucho. Pero le comentaré de la promesa.

De repente unos ojos sombríos nos observan a lo lejos, o no sé si sea paranoia pero presiento la mirada macabra de Sango sobre mis espaldas.

—Dime algo Rin... ¿Sango te ha vuelto hacer daño?

—No.

Sin embargo no le creo, pero fingía hacerlo...

No sabe ocultar sus emociones.

—¿Te parece si te llevo a dar un paseo? No es bueno que estés todo el tiempo en un rincón mirando a los demás.

Sostuve el mango de la silla de ruedas y empecé a empujar.
No me puedo imaginar la desesperación que ha de sentir al estar sentado todo el tiempo.

—¿Te gustaría hablarme de algo?

—Mi vida no es interesante señorita Kagome, siempre he vivido encerrada y con ganas de ser adoptada, formar parte de una familia y tener hermanos.

Es tan triste ver qué los sueños no se cumplan, es difícil ver a los demás teniéndolo todo a manos llenas con la felicidad en frente y Rin esperando una pizca de esa poquita de alegría.

El corazón se me achicó. Rin está totalmente convencida que nunca llegará a ser feliz y tengo miedo a que le suceda una triste tragedia.

—Los tendrás algún día...

El receso termino y los alumnos huérfanos fueron llamados a sus clases y yo la ayude a llevarla al salón.

—No te vayas— me suplica, con una carita triste inocente.

—No me iré..., Estaré cerca en una bodeguita arreglando papeles.
Tú entra a clases y te buscaré más tarde.

—Gracias...

Le dí un beso en la frente y me fui.

Entre nuevamente a mi cuarto pequeño de trabajo preocupada, triste y con ganas de llorar y abrazar fuertemente a mi esposo.

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50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora