¿Los humanos esconden secretos? Por supuesto que sí...
Unos pueden ser terroríficos para las personas.
¿Pero qué sucede cuando esos secretos se convierten en un vicio?.
Aquellos que se aplacan con placeres.
Sesshomaru es uno de ellos posee muchos...
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Capítulo 137:
Después del buen rapidín salí de la habitación con suma cautela ya que Sesshomaru se quedó dormido. Cerré la puerta y al girar la cabeza hacia enfrente me lleve un gran susto.
—¡Tío Botan, me diste un gran susto!— el corazón bombea rápidamente. —¿Sucede algo?
Me observa seriamente, no pude evitar recordar mi niñez, cuando mi padre me daba un regaño y mi tío discutía con él.
—¿Puedo hablar contigo?
Por el tono en el que se dirige sé que se trata de algo serio y quizás complejo.
—¡Claro! Vamos a la sala.
—¡Aquí no es prudente! ¿Te parece si vamos a Starbucks y te invitó un café helado?
—Ya no tolero el café.
—¿Entonces un helado?
—Vale.
—Deja le aviso a Sesshomaru que saldré.
—Mejor déjalo descansar, no tardaremos mucho y ya le avisé a tu suegra que saldría contigo. ¡Así qué sígueme!
Continuamos en el pasillo, mi tío con la espalda erguida, la mirada levantada y las manos dentro de sus bolsillos. —¡Por cierto, abrochate correctamente el botón de la blusa!
Bajo la mirada en mi blusa y era cierto, las prisas por salir de la habitación no me di cuenta que no me vestí adecuadamente.
—Espero lo hayas hecho con cuidado.
Los colores se me subieron al rostro. Tenía que desviar la conversación para no sentirme una caliente y urgida. —¿De qué vamos hablar?
—En el auto te lo explico.
—Pero tú no tienes auto en esta ciudad.
—Tu suegra me prestó su Jeep.
Eso sí me dejó sorprendida.
—Después pienso comprarme uno pequeño o rentarlo.
—¿En serio mi suegra hizo eso?
—Si...
—Ese es un avance— sonreí emocionada.
—No empieces con tus falacias.
Me bajo la moral y lo que imaginé tenía que dejar de pensarlo porque mi tío realmente le incómoda el tema.
Salimos de la mansión y nos subimos a la camioneta. Su perfume característico está impregnado en todo el interior de la camioneta. Observé como mi tío inhaló profundamente el olor y cerro los ojos por un instante, es como si se drogará o tuviera una exitación extrema. No le dije nada.
Fingió que no había ocurrido.
Arranco la Jeep.
—No iremos muy lejos, no quiero verme abusivo con Irasue y no quiero depositarle gasolina.
