Primer día de trabajo

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Capítulo 141:

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Capítulo 141:

Mi primer día laborando en el orfanato es hoy, me siento algo nerviosa, preocupada y más, es una sensación nueva para mí y no es muy grata.

Sin embargo me levanté una hora antes de lo acostumbrado. Al fin de cuentas no dormí en la habitación con Sesshomaru, sino en la que solía estar antes de vivir mi matrimonio de manera compartida en un cuarto, sintiendo el calor de un cuerpo ajeno rodeando tu cintura.

Mi suegra vino y me dió una regañada peor que las que me llegó a dar mi madre alguna vez...

Me reclamo diciéndome que soy una inconsciente, me contuve para no responderle que ella no es nadie para venir y decirme sus cermones sin sentido. Sólo me contuve porque es la madre del hombre que me deja estúpida y con ganas de abrir las piernas cada cinco minutos.

Di un enorme suspiro cuando entre a darme un baño, no duré tanto y me puse un vestido negro con bolitas de colores, zapatillas blancas y me recogí el cabello.

Pero al mirarme al espejo me di cuenta que persiste el grandísimo chupetón que me hizo Sesshomaru.

—¡Maldición, ni con el mejor maquillaje del mundo se discimula—desesperada. —¿Qué haré?. Entonces recordé que tengo una bufanda por ahí arrumbada, tendré mucho calor pero es mejor a mostrar perversidades.

Me hice un sándwich de Nutella y fresa y algo de té que consumi rápidamente.
Y ya estaba lista para marcharme cuando una voz sería y seca me habla.

—¿Sólo vas a comer eso?

Me giré viendo a mi esposo.

—Sí.

—No es suficiente.

—Se me hace tarde...

—Mi hija lo necesita, debe nacer sana.

—Deja de llamarla hija, no sabes si lo es. No consumiré tanto no quiero convertirme en un globo terráqueo. Ya veré qué como en el orfanato cuando me de hambre.

Salí de la cocina, me lave rápidamente la boca y me pinte los labios y me fuí corriendo hacía la puerta. Estando fuera tomé un taxi.

Llegué quince minutos tarde y me sentía preocupada, tal vez me mandarían a la mierda sin embargo la misma mujer amiga de Sango es quién me abre.

—Me parece que a alguien le encanta barrer las pulgas— dijo en tono burlesco.

No la tomé en cuenta y me volví a sentar en el mismo sitio. Nuevamente sonó el timbre y es cuando la veo entrar.

Sango había llegado.

Ambas nos cae un balde de agua fría al vernos. —¿Qué haces aquí?

—No voy a darte explicaciones.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora