50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)

Un hogar verdadero

Capítulo 66:

Hay personas que se encuentran en tu camino por un tiempo, te llenan de experiencias, pero al final de una colina se van...
Hay otras que llegan de improviso y se quedan para siempre...

Una amistad, un romance e incluso la vida misma no son eternas porque nada dura para siempre...

Sin embargo creo que lo mío con Sesshomaru lo es.

Él se ha convertido en mi nuevo hogar.

No sabia de qué más hablar con mi tío.

—¿Y cómo lo conociste?...

Era una pregunta que no quería responder como decirle que fue porque estaba ebria y me case en las Vegas por accidente. Él me miró atentamente.

«Debería mentirle», pensé preocupada porque sé que no es lo correcto pero no sé si decir la verdad sea lo correcto.

—Por un accidente en las Vegas.

—¿Accidente?— preguntó con curiosidad, o con interés no lo sé. Lo único bueno es que él guardará el secreto si le digo la verdad.

—Si tío...

Debía pensar en una escena romántica que casi sea creíble para él y para mí. Pero desconozco de romances, películas de vez en cuando veo casi no soy de esas cosas.

—Te lo contaré...

Di un enorme suspiro y eché a volar parte de mi imaginación y parte realidad a mi historia romántica.

—Después de lo ocurrido en Tokyo decidí viajar e irme y dejar todo atrás, comenzar algo nuevo. Otro estilo de vida. Agarre mis cosas, tomé el boleto de viaje a Las Vegas que mi madre me obsequio y cuando llegue, me hospede en el hotel Moon Purple.

Mi tío se carcajea de la nada, algo que me desconcentra.

—¡Mira qué casualidad!. Llegaste a su hotel...

—Efectivamente...

—No creo que haya sido una casualidad, sino tu hilo rojo te llevo a tu verdadero destino.

—¿Crees en eso?.

—¡Por supuesto!. ¿Acaso tú no?.

El cigarro se había terminado, aventó la colilla y la piso y cruzo los brazos.

—A veces creer en algo, te lleva a descubrir grandes cosas...

Quizás mi tío tenía razón, con Sesshomaru he descubierto que a veces las personas pueden aparentar una cosa y ser otra. A veces pueden sorprenderte o decepcionarte o incluso llevarte a un lugar que ni siquiera tú misma conocías.
Por ejemplo cuando lo conocí crei que era un hijo de la chingada peor que Bakotsu, un sádico y un salvaje por ser dominante, y una persona sin sentimientos, pero sólo es su aparecía porque no demuestra mucho afecto o sus expresiones no son muy visibles, pero toda esa idea cambio cuando lo ví en el horfanato, rodeado de todos esos niños y preocupándose por ellos e incluso Rin es su protegida, me hace pensar que su corazón es de buenos sentimientos, no cualquiera hace este tipo de actos para ayudar al prójimo o al desamparado y sin duda esos actos me han sorprendido bastante. Y mi suegra es un amor conmigo... Y otra cosa que tal vez no sea tan importante pero que para mí lo es y mucho el simple hecho de atreverme a hacer cosas que con mi ex nunca me atreví. Por el simple hecho de realizar una fantasía sexual dentro de la Grand Cherokee era algo que sólo rondaba en mi cabeza y en mis ideas locas y ya se hizo realidad. Tal vez con él descubra un mundo nuevo, y estoy dispuesta a vivirlo porque con mi ogro sexy me siento segura y plena y con él no le tengo miedo a nada... Ni siquiera a los juegos sexuales dentro de una habitación.

—¿Y después qué pasó?...

—Una persona dolida comete muchas estupideces...

—¿A qué te refieres?.

Mi tío estaba confundido.

Decidí que era mejor decir la verdad aunque eso costará de un regaño o una sorpresa. Él merece saber la verdad ya que muchas veces fue más un padre que un tío para mí... Estuvo en cada cumpleaños, en cada reunión familiar, en mi graduación de la universidad y en los preparativos de mi boda. Era justo que él supiera de ello ya que nunca me faltaron sus palabras de aliento o sus abrazos cuando estaba triste o las palabras de aliento para que yo saliera adelante y creía que mi risa era la mejor a pesar de ser estruendosa.

Baje la mirada por el nerviosismo y el miedo de su respuesta después de mi gran revelación.

—Lo nuestro fue fugas, porque me case con él estando ebria...

—¿Hablas en serio Kagome?— su voz es severa.

Levanté la mirada y su rostro es serio pero lleno de sorpresa.

—No tengo por qué mentirte en algo tan serio y complicado. Me case en un puesto de bodas a afuera de un casino con un completo desconocido, creí que eran falsas o de juego pero... No lo son.

—¿Es legal?.

—Así es...

Mi tío se ha quedado mudo, necesita mucho que asimilar porque es una información que cae pesada por si sola. Sabía que era yo quien tenía que romper el hielo en esta situación.

—Se que te he decepcionado.

Mis lágrimas caen por mis mejillas. Porque sé que él esperaba algo mejor de mi... Y no lo hice huí de casa como una cobarde y no me quedé a enfrentar a mi ex y mi amiga para exigirles que me dijeran la verdad simplemente no pude hacerlo.

—¡Oh mi querida Kagome no me has defraudado en lo absoluto— me abrazo con ternura. Yo hubiera hecho lo mismo con la única excepción que yo si les diría a mi familia que debía marcharme así no los dejarías angustiados.

Eso me pone aún peor y echo más a llorar.

—¡Relájate!— soba mi dolor con acariciar mi hombro en forma de círculos. —No todos reaccionamos de la misma manera Kagome.

Esas palabras me hacen sentir menos miserable y culpable.

—Lo importante es que estás a salvo...

—Si...

Nos separamos un poco y después sonreímos yo llevaba los mocos de fuera y mi tío me dió un papel como cuando solía llorar cuando me caía de la bicicleta. Y yo lo acepte.

A lo lejos ví que venia de regreso mi esposo, con el rostro algo serio, eso era algo extraño ya que el sexo te pone de muy buen humor, más no lo contrario.

Mi tío dirigió la mirada hacia él y ambos esperamos a que se aproximara...

—¡Al parecer ya perdió la paciencia y ya viene por ti!...

—Eso parece.

Cuando Sesshomaru ya estaba a un lado de mi, me observó y se percató de mi llanto, sabía que él no se quedaría callado y obviamente le reclamaría a mi tío.

—¿Qué carajos esta ocurriendo?.

—Nada— dijo mi tío acercandóse a nosotros y entrelazó nuestras manos. —Ya sé la verdad joven Sesshomaru.

Él abre los ojos de par en par.
—¿Se lo dijiste?.

—Si...