Un abrazo fuerte

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Capítulo 126:

Después de un rico y acogedor baño me secaba el cabello con la secadora cuando oigo que la puerta de la habitación se ha abierto, salgo del baño y ahí estaba él.

Había vuelto más pronto de lo que esperaba, por alguna razón extraña estaba tan emocionada de verlo y sentirlo cerca, sentirlo mío. Desesperada y con mis manos algo torpes intento desabrochar los botones de su camisa.

Desenfrenadamente busco su boca y choco mi lengua con la suya en un baile de besos.

Estoy tratando de apartar la camisa de su cuerpo.

El soltó mi boca susurra a mi oído.
—Ni siquiera pienses continuar desnudándo mi cuerpo, señorita Kagome.

Aparto mis manos delicadamente.

Me sentía ruin.

—Yo también muero de ganas, pero no quiero dañar al bebé.

«¡Genial y yo que necesito saciar mis ganas!». Me sentía extraña...
—¡Al parecer, creo que ya no soy tan antojable como antes! Y eso que no se me ve el vientre abultado.

De la nada eché a llorar.

Pero Sesshomaru me abraza fuertemente levantando mi rostro por el mentón.

—No llores mi señorita Kagome— sonríe limpiando mis lágrimas con  el dedo pulgar. —¡Pasaría por el infierno mil veces sólo por tenerte!. Sólo me importas tú y tu bonito coño.

—¿De verdad?

—Jamás te mentiría con algo así.

Me aferre aún más a su regazo y lo abrace hasta que las extremidades de mis brazos me dolieran. No quiero perderlo. Nunca.

—Pero nueves meses es mucho tiempo sin sexo...

Me ruborice de mis propios deseos indecorososos. —Seguramente buscarás a alguien que te dé lo que yo no puedo.

—Hablaremos con el doctor, no te preocupes si lo que deseas es coger lo haremos algún día, pero por el momento debemos ver un especialista y nos diga si se puede o no. Es mi primer hijo.

Acaricio mi cabello era tan relajante. Sus ojos me miraban con tanta ternura.

—Creeme señorita Kagome que cuando termines el embarazo lo primero que haré es hacerte el amor en toda la jodida mansión.

Sólo de imaginarlo me prendo. Pero sé que en esta vida no todo se rige por sexo.

—¿Cómo te sientes hoy? Aparte de la calentura eminente que tienes recorriendo todo tu cuerpo.

—Creo que bien, tu mayordomo me alimento bien.

—Como debe ser...

Me cargo llevandome en su regaso y me acostó en la cama, creí que me haría en amor, pero no sólo me hizo compañía y se recostó a mi lado.

50 Demonios escondidos del señor Sesshomaru (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora